Éramos felices y no lo sabíamos. Al darnos cuenta, millones de venezolanos dijimos basta y decidimos no ser esclavos.
Esclavos seremos, y no es un eufemismo, si no paramos ya esta locura nazifascistacomunista antes del 30 de julio.
Julio 24 del año de 1783, nace en Caracas Simón Bolívar, un gigante que nos liberó del imperio español. Hoy, en julio del año de 2017, todos los venezolanos seremos como Bolívar: nos convertiremos en libertadores para emanciparnos del imperialismito cubano.
Cubano grande, demócrata y digno fue y es José Martí, quien se inmoló para ver a su Cuba libre. Fidel y Raúl Castro, con su tiranía, asesinaron de nuevo al insigne poeta. Estos dos dictadores no solo arruinaron a su pueblo truncando los sueños y la vida de cuatro generaciones de cubanos, sino que convirtieron al pueblo de Cuba en humillados sobrevivientes, en fantasmas sin esperanzas que deambulan a través de una ciudad, otrora señorial, hoy ruina arqueológica, gracias al socialismo comunista.
Socialismo comunista, sin duda alguna, significa perderlo todo. Si no paramos este adefesio constituyente todo lo que usted aún tiene dejará de ser suyo. Hablando sin eufemismo y hasta con grosería: si no detenemos esto ya, a partir del 1° de agosto nadie tendrá un coño. Nada estará bajo su dominio o será de su propiedad: su casa o apartamento, el que compró con esfuerzo sin robar a nadie, no le pertenecerá. Su derecho de tener un pasaporte será condicionado. Su libertad de expresión será limitada o quizás nula. El derecho de vivir donde le plazca, de leer, escuchar o ver noticias locales e internacionales también será restringido. Su negocio o su fábrica, por pequeña que sea, dejará de pertenecerle como ocurre en Cuba. La educación se utilizará para adoctrinar a favor de los intereses del gobierno. Sus hijos aprenderán a admirar y a respetar más al Che, a Fidel o a Chávez, que a Bolívar o a usted.
Usted, nosotros, ¡todos!, debemos participar activamente en esta gesta libertaria e impedir lo que ocurrirá si no luchamos unidos todos los venezolanos.
Los venezolanos tenemos una ventaja sobre los cubanos: conocimos la democracia. La llevamos en la sangre y en nuestros genes. Por eso hoy nuestros hijos y nietos luchan por la libertad. Son héroes que arriesgan su vida para salvar a Venezuela y vivir la democracia que no han conocido. Qué ironía, nosotros, sus padres y sus abuelos, tuvimos democracia, pero en su momento no supimos defenderla.
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