GUSTAVO LINARES BENZO | EL UNIVERSAL
domingo 17 de marzo de 2013 12:00 AM
Desde la Constitución de 1901 corresponde al Congreso (hoy Asamblea Nacional) otorgar el honor del Panteón a venezolanos ilustres, entonces luego de transcurridos ocho años de su fallecimiento. En la Constitución de 1904, la de Cipriano Castro, ese plazo se alarga a veinticinco años, y así se ha mantenido hasta hoy.
Como parte de los honores que se le han rendido, se le rinden y se le rendirán al presidente Chávez, algunos de sus partidarios han sugerido su traslado inmediato a la tumba oficial de los héroes, para lo cual sería necesaria una enmienda constitucional que modificara ese plazo, en general o sólo para él.
Este lugar se tituló la semana pasada "Demasiado pronto", refiriéndose a la imposibilidad de un juicio cierto sobre la vida y obra de Chávez a tan pocas horas de su muerte. Con mucha más razón, sería imposible hacer ese juicio para rendirle el supremo honor póstumo que otorga la patria, a la vez que se hace un daño irreversible a una de nuestras pocas tradiciones nunca violadas. Porque dejar pasar una generación para llevar a alguien al Panteón busca precisamente hacer lo más racional y fría posible esa decisión, alejada de las pasiones a favor y en contra, que el tiempo va debilitando.
En el caso de Chávez es aún más necesario. En primer lugar, por tantas y tan importantes cosas que no se saben de su obra de gobierno, bien por la falta de transparencia que caracteriza al chavismo, bien que por legítimas razones de Estado no debían ni deben ser públicas por ahora. Por ejemplo, hay que conocer y estudiar los contratos de deuda pública y venta de petróleo a futuro celebrados con China, o haber calculado el costo de un médico cubano en comparación con el de uno venezolano, cosa que sólo el tiempo permitirán hacer con objetividad.
Como todo marxista sabe, la publicidad es un engaño tolerado. Pero eso es tan cierto para la publicidad de un carro, digamos, como para la publicidad política. Y Chávez gastó en ese rubro más que toda la publicidad comercial venezolana junta (V. gr., el presupuesto 2012 del Minci fue de 120 millones de dólares al cambio oficial, sin créditos adicionales, y eso que las cadenas salieron gratis). Hay que dejar pasar años sin esas cadenas para que llevarlo al Panteón sea más objetivo, o menos subjetivo, o más consensual; sobre todo, más republicano. Para Chávez o cualquier otro.
Como parte de los honores que se le han rendido, se le rinden y se le rendirán al presidente Chávez, algunos de sus partidarios han sugerido su traslado inmediato a la tumba oficial de los héroes, para lo cual sería necesaria una enmienda constitucional que modificara ese plazo, en general o sólo para él.
Este lugar se tituló la semana pasada "Demasiado pronto", refiriéndose a la imposibilidad de un juicio cierto sobre la vida y obra de Chávez a tan pocas horas de su muerte. Con mucha más razón, sería imposible hacer ese juicio para rendirle el supremo honor póstumo que otorga la patria, a la vez que se hace un daño irreversible a una de nuestras pocas tradiciones nunca violadas. Porque dejar pasar una generación para llevar a alguien al Panteón busca precisamente hacer lo más racional y fría posible esa decisión, alejada de las pasiones a favor y en contra, que el tiempo va debilitando.
En el caso de Chávez es aún más necesario. En primer lugar, por tantas y tan importantes cosas que no se saben de su obra de gobierno, bien por la falta de transparencia que caracteriza al chavismo, bien que por legítimas razones de Estado no debían ni deben ser públicas por ahora. Por ejemplo, hay que conocer y estudiar los contratos de deuda pública y venta de petróleo a futuro celebrados con China, o haber calculado el costo de un médico cubano en comparación con el de uno venezolano, cosa que sólo el tiempo permitirán hacer con objetividad.
Como todo marxista sabe, la publicidad es un engaño tolerado. Pero eso es tan cierto para la publicidad de un carro, digamos, como para la publicidad política. Y Chávez gastó en ese rubro más que toda la publicidad comercial venezolana junta (V. gr., el presupuesto 2012 del Minci fue de 120 millones de dólares al cambio oficial, sin créditos adicionales, y eso que las cadenas salieron gratis). Hay que dejar pasar años sin esas cadenas para que llevarlo al Panteón sea más objetivo, o menos subjetivo, o más consensual; sobre todo, más republicano. Para Chávez o cualquier otro.
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