Ese yoísmo de Jorge Rodríguez impuso la división de Caracas en dos zonas, la oeste de los comprados por la dirigencia capitalista del chavismo ladrón y la del este que etiquetaron como escuálida de supuestos oligarcas donde sobrevive un vasto sector de barrios humildes superpoblados. Esa línea separatista manchada con la tinta indeleble de sangre inocente marcó la segregación fascista, los guetos obligatorios que toda inquisición dicta como reglamento fuera de ley cívica inventado por Narcisos que como Stalin y Hitler exigen ser padres o hijos eternos de la patria y dioses únicos del panteón nacional. Fue ese médico psiquiatra, demente por incurable resentimiento suyo y familiar, quien amarró el negociado del fraudulento CNE y esa cinta hoy color luto nacional, negro nudo que el 90% venezolano cortará pronto, pues quiere y lucha por una ciudad abierta, un solo pueblo diverso en el país libre y plural.
El histórico egoísmo semental engendra los otros también patológicos pero individuales como el citado, a saber el del triángulo siniestro Vladimir Padrino López con su fasciomilitarismo, Nicolás Maduro con su cartilla primaria castrosovietista que impregna su entorno de parentelas y Tareck el Aissami con el lucrativo negocio narcoterrorista que impone a sus colegas y a su propia hermana como representante de Venezuela en el máximo tribunal internacional de La Haya.
Seguir leyendo,
EN:
No comments:
Post a Comment