"Mariano Picón Salas, con la perspicacia ensayística que le caracterizó como historiador, describió a la Venezuela del siglo XIX como un cuero seco, haciéndose eco de Antonio Guzmán Blanco: lo pisas por un lado y se levanta por otro. En pocas semanas, una vez que se instale la Asamblea Nacional Constituyente, ese cuero llamado Venezuela, se habrá secado nuevamente y habremos logrado recrear nuestro propio símil histórico como un perro que se muerde la cola.
El país se desliza con prisa a lo que será sin duda la peor crisis de gobernabilidad que hayamos experimentado en nuestra historia contemporánea. Esta tragedia es la secuencia lógica de un colapso que se inició en la esfera económica —con la insistencia de mantener un esquema de controles de cambio y de precios que multiplicó los desequilibrios macroeconómicos que heredamos de un período de bonanza petrolera manejado sin controles fiscales—, seguido por un colapso social que es el reflejo de una feroz aceleración inflacionaria que pulverizó en poco tiempo los salarios reales de todos los venezolanos y que culmina ahora con un colapso institucional en el que el país carece de árbitros y mecanismos electorales para dirimir sus conflictos políticos democráticamente...."
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