La decisión del Tribunal Supremo de Justicia de aceptar el antejuicio de mérito contra la fiscal general de la República Luisa Ortega Díaz es otro paso más en el camino hacia la dictadura pura y dura que dan Nicolás Maduro y el cogollo que lo rodea. Es también un mensaje claro para cualquier otro dirigente o funcionario chavista que pretenda oponerse al autoritarismo reinante.
Desde el momento que la Fiscal decidió actuar institucionalmente está en la mira de la jerarquía madurocabellista. Sus diferencias no son nuevas como algunos pueden creer. Comenzaron a partir del 6 de diciembre de 2015, cuando la mayoría de los venezolanos votaron por los candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática a la Asamblea Nacional.
Ahora nos enteramos que Ortega Díaz se opuso al nombramiento de los "magistrados" escogidos a la carrera y violando todas las leyes sobre el tema por el Parlamento que presidía el capitán Cabello. Pero también a lo largo de todo el año pasado la Fiscal había marcado distancia de los desmanes que venía cometiendo el gobierno de Maduro, lo que le costó no presidir en estos momentos el Consejo Moral Republicano.
Su decisión de denunciar la ruptura del hilo constitucional, por parte del Tribunal Supremo de Justicia, fue un buen golpe contra el autoritarismo maduro-cabellista y la chispa que prendió las protestas ciudadanos que van a cumplir tres meses en Venezuela.
Pero no se quedó allí y las últimas semanas ha seguido poniendo en evidencia ante el mundo la deriva autoritaria del Gobierno. Su rechazo a la manera como pretende imponerse una constituyente totalmente ilegal es algo que ha tenido mucho eco en el mundo chavista.
Fue un torpedo en toda la línea de flotación del cogollo gobernante.
A lo anterior se une su petición de la desincorporación de los magistrados elegidos de manera fraudulenta, los mismos que se han encargado de burlar la voluntad popular a partir de diciembre de 2015. Lo que todos sabíamos, el que ni siquiera cumplen con las exigencias legales para ocupar esos cargos, es puesto de bulto por Ortega Díaz.
La Fiscal ha venido denunciando la falta de instituciones en el país. La necesidad de que cada quien cumpla con lo que le manda la Constitución y la ley. Eso para el maduro-cabellismo es subversivo, como es también intolerable para Maduro y su combo cualquier voz disidente en la sociedad venezolana. Ortega Díaz conoce el monstruo por dentro, sabe de lo que son capaces y lo empieza a padecer. Es momento de apartar diferencias y dejar a un lado viejas facturas.
Hoy hay que respaldar la valiente posición que ha asumido la Fiscal.
Una alta fuente judicial nos dice que a la titular del Ministerio Público pretenden dictarle prohibición de salida del país y congelación de las cuentas bancarias, además de declararla suspendida de su cargo, para dejarla en veremos, como los diputados de Amazonas
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