José Guerra
8 Marzo, 2012
En su historia, que arranca en 1945 y con mayor fuerza con la sustitución de importaciones en 1960, como política deliberada del estado venezolano, no había vivido la industria manufacturera una crisis tan pronunciada como la que padece en el gobierno de Hugo Chávez. Puede afirmarse que se trata de un plan de liquidación del establecimiento productivo nacional que cabalga de la mano de un conjunto de medidas, algunas torpemente implementadas, cuya orientación es minimizar el rol de los capitanes de empresas en Venezuela.8 Marzo, 2012
Cuando el segundo gobierno de Caldera la industria decayó por acciones y políticas claramente equivocadas, esta vez se trata de una intencionalidad bien estructurada. El país se está quedando sin industrias y la producción manufacturera no crece a pesar de que el país ha obtenido unos ingresos literalmente siderales por concepto de precios petroleros.
Entre otras, tres han sido las acciones del gobierno que han contribuido al deterioro de la industria manufacturera de Venezuela. En primer lugar, la política giordanista de anclaje del tipo de cambio con lo cual se pretende disminuir la inflación, se ha traducido en serio obstáculo para la producción industrial en la medida en que ello abarata las importaciones con lo cual se desplaza la producción nacional con bienes externos. De esta manera, no se controla la inflación y se resiente la industria nacional que debe competir en condiciones desventajosas con los productos provenientes del exterior.
En segundo lugar, el control de precios al disminuir la rentabilidad de las empresas manufactureras se ha erigido en una barrera para la inversión porque sin una rentabilidad adecuada no hay nueva inversión. La extensión de los controles de precios hacia actividades cada vez más amplias de las cadenas de producción no hace otra cosa que restringir el crecimiento de la capacidad productiva. El control de precios ha propiciado un verdadero clima de persecución contra empresas manufactureras que se mantienen laborando en Venezuela.
Finalmente, un conjunto de normas que atentan contra los derechos de propiedad y que propician la ocupación de industrias, y el proselitismo político al interior de empresas del Estado ha minado la capacidad productiva.
De esta manera, se ha conformado un cuadro sumamente desfavorable que atenta contra la producción nacional y alienta las importaciones con la consecuencia inmediata de que el gasto que se realiza en Venezuela no crea empleos productivos internamente sino en las economías de donde provienen las importaciones que desalojan del mercado a los productos hechos en Venezuela.
En gráfico adjunto se muestra la caída de la producción de los bienes industriales que sirven para otros procesos manufactureros como son los casos del mineral de hierro, el acero y el aluminio. Al cerrar 2011, Venezuela producía 47% menos aluminio, 13% menos acero y 20% menos mineral de hierro que en 1997. Ello denota el colapso de la producción de estos insumos.
En el caso del acero, tras la estatización de Sidor en 2007, la producción se desplomó 36%. Estas caídas de la producción de insumos industriales básicos repercuten sobre otros encadenamientos productivos, encareciéndolos o creando restricciones para que aumente la producción, como es el caso de la producción de vehículos. Así, en 2011 el índice de producción física de vehículos de pasajeros resultó 30% menor que en 1997.
La industria textil es una de las víctimas más evidentes de la falta de política industrial y de la apreciación del tipo de cambio real. En 2011, Venezuela produjo 22% menos piezas textiles que en 1997. Esa deficiencia de la producción nacional la ha ocupado las importaciones que favorecida por un tipo de cambio barato estimula las importaciones y castiga la producción nacional.
Algo similar puede decirse de la industria del cuero y de las maquinarias y equipos las cuales registran niveles de producción declinantes.
Dos ramas de actividad han tenido un comportamiento favorable. En primer lugar, la de alimentos que en medio de un conjunto de restricciones ha incrementado sus niveles de producción.
Ello obedece principalmente al esfuerzo del sector privado que ha optado por sacrificar márgenes y mantener operaciones, no obstante la caída de la rentabilidad en vista del control de precios. En segundo lugar destaca la industria de productos químicos, la cual se ha favorecido de los insumos que elabora la industria petrolera.
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