FRANCISCO RIVERO VALERA | EL UNIVERSAL
viernes 9 de marzo de 2012 04:23 PM
A la robolución chavista le quedan solo 3 cartuchos:
-La manipulación de la enfermedad de su único líder.
-Repetir la misma cantaleta electoral de sus 13 años de gobierno.
-Y hacer un frente para detener la avalancha electoral de Capriles Radonski.
La manipulación de la enfermedad del único líder de la robolución chavista ya ha pasado a ser enigmática y aburrida. Enigmática por el misterio del diagnóstico. Es como un embarazo oculto que, al final, siempre se conocerán los resultados. Y aburrida como un perro dando vueltas y vueltas al tratar de morder su cola.
Esa manipulación es intencional y de triple objetivo:
-infundir compasión hacia el enfermo y, por lástima, lograr el apoyo de venezolanos románticos, que todavía existen. En una ocasión, esa manipulación sentimental aumentó temporalmente la popularidad del Presidente, pero, igual: se evaporó en el corto plazo.
-Mantener su imagen en primera plana de la noticia en base a su condición de salud, aprovechando el beneficio indirecto que la publicidad nacional e internacional otorga. Sería como el eterno drama, o el chisme, del día.
- Y, a duras penas, tratar de prolongar su liderazgo hasta las elecciones del 7 de octubre, ante la indudable realidad de no contar con ningún otro candidato robolucionario con capacidad para ganarle las elecciones a Capriles.
De todas maneras, por ahora pasemos la página de su enfermedad.
El segundo cartucho de la robolución es repetir la misma cantaleta electoral de sus 13 años de gobierno. O sea: ser rico es malo, los majunches entregarán el país; en el 2012 solucionarán el déficit de viviendas, o en el 2014, en el 2016 o en el 2021. Igual la crisis de electricidad y demás. Pero, a estas alturas de la vida, quién les va a creer ese cuento de una vida mejor con el socialismo del siglo XXI? Con su crisis de vivienda, de inseguridad, de impunidad, de electricidad, de inflación, de corrupción, de violación de derechos humanos y demás? Ni ellos mismos se lo creen.
Y el último cartucho es el frente robolucionario contra Capriles, todos contra Capriles, que ya está en marcha. Y de 3 maneras:
-Invitando a la confrontación estilo chavista: de insultos, vulgaridades, ofensas y demás lecciones culturales inspiradas por su único líder.
-Descalificación pública de Capriles con una campaña destinada a lesionar su imagen política.
-Y actos de violencia en la población, comenzando con tolerancia de invasiones a la propiedad privada y represión con armas de fuego en las actividades electorales.
Faltaría ver el alcance del último cartucho de la robolución chavista. No sería extraño observar acciones extremas, destinadas a lesionar la integridad física del candidato de la unidad nacional o a interrumpir el proceso electoral del 7 de octubre. Las razones sobran pero se pueden resumir en 3:
- Para el chavismo, las posibilidades de perder las elecciones el 7 de octubre se están volviendo irreversibles cada día.
-Existe una acelerada pérdida de confianza hacia los cacareados beneficios del socialismo del siglo XXI.
-Y el pueblo venezolano quiere un cambio de gobierno.
O sea: el proceso robolucionario anda moribundo. Y utiliza sus últimos recursos estratégicos para sobrevivir.
Depende ahora de la Mesa de la Unidad, y de todos los venezolanos democráticos, garantizar la realización de las elecciones del 7 de octubre y la integridad física de Capriles Radonski. Y lograr ese cambio democrático que Venezuela quiere.
Que así sea.
-La manipulación de la enfermedad de su único líder.
-Repetir la misma cantaleta electoral de sus 13 años de gobierno.
-Y hacer un frente para detener la avalancha electoral de Capriles Radonski.
La manipulación de la enfermedad del único líder de la robolución chavista ya ha pasado a ser enigmática y aburrida. Enigmática por el misterio del diagnóstico. Es como un embarazo oculto que, al final, siempre se conocerán los resultados. Y aburrida como un perro dando vueltas y vueltas al tratar de morder su cola.
Esa manipulación es intencional y de triple objetivo:
-infundir compasión hacia el enfermo y, por lástima, lograr el apoyo de venezolanos románticos, que todavía existen. En una ocasión, esa manipulación sentimental aumentó temporalmente la popularidad del Presidente, pero, igual: se evaporó en el corto plazo.
-Mantener su imagen en primera plana de la noticia en base a su condición de salud, aprovechando el beneficio indirecto que la publicidad nacional e internacional otorga. Sería como el eterno drama, o el chisme, del día.
- Y, a duras penas, tratar de prolongar su liderazgo hasta las elecciones del 7 de octubre, ante la indudable realidad de no contar con ningún otro candidato robolucionario con capacidad para ganarle las elecciones a Capriles.
De todas maneras, por ahora pasemos la página de su enfermedad.
El segundo cartucho de la robolución es repetir la misma cantaleta electoral de sus 13 años de gobierno. O sea: ser rico es malo, los majunches entregarán el país; en el 2012 solucionarán el déficit de viviendas, o en el 2014, en el 2016 o en el 2021. Igual la crisis de electricidad y demás. Pero, a estas alturas de la vida, quién les va a creer ese cuento de una vida mejor con el socialismo del siglo XXI? Con su crisis de vivienda, de inseguridad, de impunidad, de electricidad, de inflación, de corrupción, de violación de derechos humanos y demás? Ni ellos mismos se lo creen.
Y el último cartucho es el frente robolucionario contra Capriles, todos contra Capriles, que ya está en marcha. Y de 3 maneras:
-Invitando a la confrontación estilo chavista: de insultos, vulgaridades, ofensas y demás lecciones culturales inspiradas por su único líder.
-Descalificación pública de Capriles con una campaña destinada a lesionar su imagen política.
-Y actos de violencia en la población, comenzando con tolerancia de invasiones a la propiedad privada y represión con armas de fuego en las actividades electorales.
Faltaría ver el alcance del último cartucho de la robolución chavista. No sería extraño observar acciones extremas, destinadas a lesionar la integridad física del candidato de la unidad nacional o a interrumpir el proceso electoral del 7 de octubre. Las razones sobran pero se pueden resumir en 3:
- Para el chavismo, las posibilidades de perder las elecciones el 7 de octubre se están volviendo irreversibles cada día.
-Existe una acelerada pérdida de confianza hacia los cacareados beneficios del socialismo del siglo XXI.
-Y el pueblo venezolano quiere un cambio de gobierno.
O sea: el proceso robolucionario anda moribundo. Y utiliza sus últimos recursos estratégicos para sobrevivir.
Depende ahora de la Mesa de la Unidad, y de todos los venezolanos democráticos, garantizar la realización de las elecciones del 7 de octubre y la integridad física de Capriles Radonski. Y lograr ese cambio democrático que Venezuela quiere.
Que así sea.
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