OTTO REICH | EL UNIVERSAL
martes 5 de marzo de 2013 12:00 AM
Sr. Maduro:
Fue una sorpresa para mí verlo a usted por Internet acusándome de ser uno de los "mafiosos" que están regando los "absurdos" rumores sobre la condición médica del expresidente Hugo Chávez. Sin ninguna reserva y por este medio, públicamente niego sus burdas acusaciones.
Digo "sorpresa" porque yo he contestado muchas preguntas que me ha hecho la prensa internacional y de EEUU sobre ese tema, y he dicho lo mismo: que en Caracas corren muchos rumores sobre el estado de vida de Chávez; que yo no tengo información privilegiada sobre el tema; que entre los rumores está que Chávez ha muerto, que está vivo, que se está recuperando, que está empeorando, y otras especulaciones, pero que mi opinión es que dudo que Chávez pueda gobernar de nuevo a Venezuela, porque si pudiese ya lo hubieran juramentado de nuevo.
La razón por la cual la gente se pregunta, Sr. Maduro, no es por lo que dice Otto Reich. Es porque su gobierno no ha cumplido con su deber de informar a su propio pueblo sobre la salud de la persona que hasta el 10 de enero fue su Presidente constitucional. Si lo hubiese hecho, no hubiera espacio para especulación o rumores que, estoy de acuerdo con usted, son dañinos para una sociedad civil.
¿Pero espera usted otra cosa que la creciente curiosidad de la comunidad internacional, para no hablar del pueblo venezolano, que no ha visto ni escuchado al ahora expresidente por casi tres meses?
Es obvio que ustedes están siguiendo las instrucciones de Fidel Castro, quien ha manipulado información sobre su propia salud toda su vida, y quien ha convertido el uso de la mentira en una política de Estado. Pero reflexione usted sobre sus propias acciones y palabras, Sr. Maduro. ¿Cree usted que alguien de verdad cree que soy yo el que esta manipulando información sobre Hugo Chávez?
Me da mucha lastima, pero no me sorprende, Sr. Maduro, que los seguidores del expresidente Chávez sean tan ciegamente leales a alguien como Castro, que ha destruido su propio país, y que ahora necesita la riqueza de Venezuela para sobrevivir unos meses más, hasta que él también tenga que responder a la más alta autoridad, por sus ejecuciones, torturas y crueldades de las últimos seis décadas, incluyendo las barbaridades que cometió antes de llegar al poder.
Venezuela merece un futuro mejor de lo que representa el fracaso de la Cuba de Castro, donde el resultado más ilustrativo de la revolución son los jóvenes y humildes padres cubanos que arriesgan sus vidas y las de sus infantes al montarse en balsas para tratar de cruzar las aguas llenas de tiburones del estrecho de Florida, y llegar a dar pie en lo que las patéticas extremas izquierdas y derechas latinoamericanas llaman "el Imperio Yanqui," el país que me dio refugio cuando Fidel Castro subyugó al que me vio nacer, y que para los cubanos todavía hoy representa la única esperanza de libertad, prosperidad y dignidad.
Finalmente, Sr. Maduro, usted demuestra muy mal juicio al falsamente acusar a un ciudadano de una sociedad transparente como la de EEUU, donde se respeta la ley y donde la prensa investiga la verdad, y donde nadie, ni un Presidente, está por encima de la ley, de ser "mafioso" porque si lo fuese, los enemigos que, orgullosamente, he logrado acumular en mi humilde carrera ya me hubiesen acusado de eso. Al acusarme se pone usted en muy frágil tela de juicio, sobre todo cuando tantos de sus colegas en el gobierno de Venezuela han sido declarados como "capos de la Droga" por el Departamento del Tesoro de EEUU, donde otros no pueden viajar el exterior por ser buscados por Interpol o por habérsele retirado visas de países de América y de Europa, o donde tantos ministros, generales y funcionarios han acumulado ilegalmente fortunas multi-millonarias en dinero que le pertenece al pueblo venezolano. ¿Quién está rodeado de "mafiosos", Sr. Maduro? Como se dice: "Dime con quién andas y te diré quien eres".
Usted dijo en la misma comparecencia en la cual me atacó que estaba "rezando" a la providencia por la salud de Chávez. Me alegra que hayan descubierto la religión. Rece también para que Dios le perdone, y recuerde el Octavo Mandamiento: No dirás falsos testimonios ni mentiras.
Otto Reich fue embajador de Estados Unidos en Venezuela
Fue una sorpresa para mí verlo a usted por Internet acusándome de ser uno de los "mafiosos" que están regando los "absurdos" rumores sobre la condición médica del expresidente Hugo Chávez. Sin ninguna reserva y por este medio, públicamente niego sus burdas acusaciones.
Digo "sorpresa" porque yo he contestado muchas preguntas que me ha hecho la prensa internacional y de EEUU sobre ese tema, y he dicho lo mismo: que en Caracas corren muchos rumores sobre el estado de vida de Chávez; que yo no tengo información privilegiada sobre el tema; que entre los rumores está que Chávez ha muerto, que está vivo, que se está recuperando, que está empeorando, y otras especulaciones, pero que mi opinión es que dudo que Chávez pueda gobernar de nuevo a Venezuela, porque si pudiese ya lo hubieran juramentado de nuevo.
La razón por la cual la gente se pregunta, Sr. Maduro, no es por lo que dice Otto Reich. Es porque su gobierno no ha cumplido con su deber de informar a su propio pueblo sobre la salud de la persona que hasta el 10 de enero fue su Presidente constitucional. Si lo hubiese hecho, no hubiera espacio para especulación o rumores que, estoy de acuerdo con usted, son dañinos para una sociedad civil.
¿Pero espera usted otra cosa que la creciente curiosidad de la comunidad internacional, para no hablar del pueblo venezolano, que no ha visto ni escuchado al ahora expresidente por casi tres meses?
Es obvio que ustedes están siguiendo las instrucciones de Fidel Castro, quien ha manipulado información sobre su propia salud toda su vida, y quien ha convertido el uso de la mentira en una política de Estado. Pero reflexione usted sobre sus propias acciones y palabras, Sr. Maduro. ¿Cree usted que alguien de verdad cree que soy yo el que esta manipulando información sobre Hugo Chávez?
Me da mucha lastima, pero no me sorprende, Sr. Maduro, que los seguidores del expresidente Chávez sean tan ciegamente leales a alguien como Castro, que ha destruido su propio país, y que ahora necesita la riqueza de Venezuela para sobrevivir unos meses más, hasta que él también tenga que responder a la más alta autoridad, por sus ejecuciones, torturas y crueldades de las últimos seis décadas, incluyendo las barbaridades que cometió antes de llegar al poder.
Venezuela merece un futuro mejor de lo que representa el fracaso de la Cuba de Castro, donde el resultado más ilustrativo de la revolución son los jóvenes y humildes padres cubanos que arriesgan sus vidas y las de sus infantes al montarse en balsas para tratar de cruzar las aguas llenas de tiburones del estrecho de Florida, y llegar a dar pie en lo que las patéticas extremas izquierdas y derechas latinoamericanas llaman "el Imperio Yanqui," el país que me dio refugio cuando Fidel Castro subyugó al que me vio nacer, y que para los cubanos todavía hoy representa la única esperanza de libertad, prosperidad y dignidad.
Finalmente, Sr. Maduro, usted demuestra muy mal juicio al falsamente acusar a un ciudadano de una sociedad transparente como la de EEUU, donde se respeta la ley y donde la prensa investiga la verdad, y donde nadie, ni un Presidente, está por encima de la ley, de ser "mafioso" porque si lo fuese, los enemigos que, orgullosamente, he logrado acumular en mi humilde carrera ya me hubiesen acusado de eso. Al acusarme se pone usted en muy frágil tela de juicio, sobre todo cuando tantos de sus colegas en el gobierno de Venezuela han sido declarados como "capos de la Droga" por el Departamento del Tesoro de EEUU, donde otros no pueden viajar el exterior por ser buscados por Interpol o por habérsele retirado visas de países de América y de Europa, o donde tantos ministros, generales y funcionarios han acumulado ilegalmente fortunas multi-millonarias en dinero que le pertenece al pueblo venezolano. ¿Quién está rodeado de "mafiosos", Sr. Maduro? Como se dice: "Dime con quién andas y te diré quien eres".
Usted dijo en la misma comparecencia en la cual me atacó que estaba "rezando" a la providencia por la salud de Chávez. Me alegra que hayan descubierto la religión. Rece también para que Dios le perdone, y recuerde el Octavo Mandamiento: No dirás falsos testimonios ni mentiras.
Otto Reich fue embajador de Estados Unidos en Venezuela
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