Sunday, January 6, 2013

Cuáles son nuestras certezas?

En: http://www.eluniversal.com/opinion/130106/cuales-son-nuestras-certezas

MIGUEL ÁNGEL SANTOS |  EL UNIVERSAL
domingo 6 de enero de 2013  12:00 AM
El surrealismo que nos rodea durante las últimas semanas ha empujado a muchos a refugiarse en la ficción. La prueba más evidente son las veces que usted ha escuchado en ese periodo "es que esto me recuerda a la película aquella de... ", o "esto parece una novela de... ". Es exactamente eso, no hay manera de contrastar esa realidad tan esquiva, de reconstruir sus fragmentos, como no sea recurriendo a esos otros que pudimos haber sido, o que aún podríamos llegar a ser. Todos, de una u otra forma, nos hemos visto obligados a introducir en nuestras películas, en la rápida sucesión de imágenes que a fin de cuentas constituye nuestra realidad, algunas escenas que nos resultan completamente ajenas, con actores que nos eran totalmente desconocidos. El resultado "no se parece a nosotros", otra expresión que he escuchado mucho aquí y allá, en diferentes contextos. Aunque yo también venga ya de vuelta de mi propia excursión a la ficción, quería poner en perspectiva algunas cosas que nos rodean y que en mi opinión, pase lo que pase, ya no van a cambiar. Agrupar nuestras pocas certezas no es poca cosa, acaso sirvan de asidero a la hora de pensar en lo que está por venir.

Independientemente del desenlace de La Habana, es muy probable que Hugo Chávez no vuelva a ocupar la presidencia. Basta con haber pasado 14 años con él, con haber sido testigo del nacimiento y rápido desarrollo de su ego, del crecimiento progresivo de los tamaños de las gigantografías (las más grandes están por venir) para saber que una alocución como la que hizo el día que nos entregó su testamento político y designó al heredero sólo podía acaecer por causa de fuerza mayor. En ese contexto, sea cual sea el desenlace, es muy difícil que ocurra un cambio en el resultado electoral (en relación con los dos procesos recientes) si se convocan a elecciones en un periodo relativamente breve. La propia fuerza de Hugo Chávez, en el estado en que esté, o la iconografía del líder que se inmoló en la cruz del 7-O para defender tus derechos, tus misiones, tus beneficios, vendrían a sumarse a las otras ventajas que ya conocemos de sobra. Y pensándolo bien, no está del todo mal que así sea.

El ajuste económico al que obligan los desmanes de la campaña electoral presidencial es impostergable. ¿Por qué? Porque no hacer nada, ya sería hacer bastante. El déficit colosal, sin devaluación, lo que hace es crecer debido a la pérdida de valor real de la contribución petrolera. Recortar el gasto provocaría una fuerte recesión y haría caer el consumo, imprimir dinero para evitarlo podría provocar una aceleración muy significativa de la inflación. Al ritmo de diciembre (3%), cerraríamos 2013 en 43%. Alguna combinación tendrán que escoger entre imprimir dinero, recortar gasto y devaluar, porque bajo la incertidumbre actual los mercados internacionales de deuda serán todavía más exigentes con Venezuela.

Venezuela cambió para siempre. Han cambiado muchas cosas, pero la más esencial es la concepción de lo que la mayoría de los ciudadanos espera del Estado. Ese contrato que toda sociedad debe hacer, en donde el Estado provee ciertos bienes y servicios y a partir de ahí el ciudadano utiliza esa dotación para abrirse camino, cambió de manera radical. Las dificultades económicas del 2013 sin duda causarán una decepción, un resquebrajamiento en esa concepción, no sé si suficiente como para derribar la promesa de lo imposible. Si yo fuese oposición, me sentiría mucho más cómodo ahí, en la oposición, que haciéndole frente a esa enorme decepción y asumiéndola como propia. Me sentiría más cómodo trabajando para capitalizar el desengaño y construyendo ese porcentaje asequible que hoy nos separa de la mayoría.

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