Enrique Viloria Vera
No hay peor cuña que la del mismo palo.
En
su afán por poseer una identidad propia y diferenciarse de los demás, el ser
humano – por decisión propia o impuesta por la autoridad civil – ha adoptado
apellidos de diferente naturaleza y origen, propiciando además el surgimiento
de los estudios heráldicos.
A
estos efectos, el hombre porta apellidos que pueden ser patronímicos:
Fernández, Gómez, Álvarez; toponímicos de naturaleza rural: Ríos, Otero, Valle,
Pino, Collado, o bien de naturaleza urbana: Plaza, Puente, Iglesias, Calleja.
Por
supuesto, que los oficios también han servido igualmente para identificar al
hombre y a su familia: Escribano, Zapatero, Carretero, Alcalde, Herrero. La
obligada conversión de los judíos marranos al catolicismo obligó al converso a
tomar apellidos de colores: Dorado, Plata, Rosado, Blanco o Rojo; así como
otros provenientes de virtudes teologales: Amor, Morales, Caridad o de santos:
Santana, Santamaría, Sampedro.
Los
animales también han prestado su concurso para ser usados como apellidos:
Conejo, Vaca, Garzón, Cordero, León o Toro. Según el DRAE – que casi todo lo
sabe en lo concerniente a la lengua española -, Ortega es un ave del orden de las columbiformes, muy parecida a la ganga. Y los
ornitólogos, por su parte, precisan que la Ortega o Churra o Cortega o Corteza es un ave muy común en
España y corre más que vuela.
Pero resulta y ocurre que en la bolivariana patria tenemos
una Ortega que antes corría – obediente – para cumplir pronta y eficientemente
las órdenes e instrucciones recibidas de parte del Comandante Supremo y Eterno,
pero como reza el dicho popular: muerto
el perro, muerte la sarna; ahora nuestra Ortega quiere volar - libertaria y protestona- aunque sea bajito
para denunciar los desmanes, las insensateces, las locuras, los desvaríos, del
ignaro Designado.
Ya están previstos los perdigones que nuestra Gloriosa
Guardia Nacional Bolivariana disparará contra la antigua paloma roja – rojita,
tachada hoy por sus anteriores camaradas y compatriotas de traidora, renegada,
perjura, insidiosa, ingrata e intrigante, así como de loca, chiflada, desequilibrada,
trastornada, perturbada. Todo por su sobrevenido deseo de hacer cumplir la
Constitución y las leyes de la República, y sus denuncias sobre la brutal
represión que sufren los opositores venezolanos que se oponen a la convocatoria
de una Asamblea Constituyente sectaria y amañada. ¡Entendemos que para eso fue
designada!
Mucho cuidado Fiscala en su vuelo orteguiano, guillo con eso,
mosca, ojo avizor y pelao, recuerde que, si no dispara la Guardia o la Policía
Nacional Bolivariana, siempre están los otros sicarios del régimen prestos a
defender – a tiro limpio - lo indefendible, pregonando en pintas y grafitis
que:
¡A toda Fiscala le llega su colectivo bolivariano!
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