Por y para desgracia, la broma, la chanza, la gracia venezolana no son una virtud y llegó el momento de preocuparnos todos y ponernos serios. Por eso me uno al coro de voces de Moisés Naim, Luis Vicente León, Henrique Capriles y algunos otros para alertar a chavistas, maduristas, opositores, militares y civiles. Las sanciones no son un juego carrizo. Ya basta de consignas vacías y machetes blandidos, de risitas, de medias tintas y doble moral, de “eso no es conmigo” como si todo fuera un jueguito. No enterremos a la República.
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