RUBENS YANES | EL UNIVERSAL
miércoles 9 de enero de 2013 12:00 AM
La actual coyuntura política institucional deja en evidencia un vacío importante en nuestra Constitución: ¿qué hacer si el Presidente electo no se presenta a la toma de posesión?
Para cuando este artículo se publique, quizás el tema ya esté resuelto, pero las preguntas planteadas aquí igual servirán para ver si se ha llegado a una solución satisfactoria, o si sencillamente se ha vapuleado a la Constitución.
La Carta Magna -"la mejor del mundo"- no prevé esta situación, por lo que corresponderá al TSJ generar la normativa del caso y sentar los precedentes futuros, que bien podrían adosarse a la Constitución vía enmienda.
Para ello, deberá respetar los preceptos que establece la misma ley y que todos los abogados parecen aceptar, con distintos bemoles:
1. La voluntad popular es inmodificable y debería prevalecer ante los formalismos y limitaciones impuestos por la misma ley.
2. El período constitucional muere y nace el 10 de enero, en acto formal y necesario que debe realizarse ante la AN o el TSJ en su defecto.
Analizando estos dos principios, pareciera no haber mayor problema en flexibilizar el segundo punto, privilegiando el primero. Sea a través de una prórroga, que le permita juramentarse en fecha posterior ante el TSJ.
Sin embargo, se presentan algunos escollos que el TSJ debe resolver. Si le otorga la prorroga a Chávez, ¿quién gobierna durante la prórroga? ¿Quién nombrará el nuevo gabinete, firmará decretos?
Hay quienes aducen que debería ser el Vicepresidente, pero ¿cómo sería esto posible, si el Vicepresidente cesa en su cargo el 10 de enero, al igual que todos los funcionarios del gobierno anterior? Y abrazar esta tesis significaría extender el período anterior lo que generaría un grave precedente, sin precedentes.
Las pugnas entre chavistas y el temor de tomar el camino de las "ausencias absolutas", han despertado la imaginación de los intérpretes de la Carta Magna en ese sector. Cilia Flores, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello han ofrecido su tesis de la continuidad del período, disminuyendo la importancia del acto de juramentación, pero no han ofrecido una respuesta satisfactoria a este dilema temporal.
Chávez podría ser asumido presidente, pero mientras no está y no nombre gabinete, estamos ante el vacío.
Por otra parte, ¿cuán larga o cuán corta ha de ser la prórroga? ¿Cómo se decidirá su extensión? ¿Dará la AN un cheque en blanco de tiempo al presidente electo? Si Chávez asume el 10 de enero en ausencia, ¿se aplicarán las previsiones de ausencia temporal y absoluta?
Pareciera lo lógico, ya que también sería peligrosísimo extender indefinidamente el período a un Presidente al que ni siquiera se ha oído la voz en una llamada telefónica. Podría haber muerto, podría estar vegetal, podría estar secuestrado y no tendríamos forma "legal" de saberlo. Y los mensajes por intermedio de voceros oficiales no generan la confianza necesaria.
Ojalá el señor se recupere y vuelva, sea para retirarse o para asumir definitivamente su mandato. Más allá de considerar muy irresponsable su decisión de haber forzado su salud por una reelección que no podría ejercer, los venezolanos podemos exigir tener gobierno, algo que escasea en estos días.
Para cuando este artículo se publique, quizás el tema ya esté resuelto, pero las preguntas planteadas aquí igual servirán para ver si se ha llegado a una solución satisfactoria, o si sencillamente se ha vapuleado a la Constitución.
La Carta Magna -"la mejor del mundo"- no prevé esta situación, por lo que corresponderá al TSJ generar la normativa del caso y sentar los precedentes futuros, que bien podrían adosarse a la Constitución vía enmienda.
Para ello, deberá respetar los preceptos que establece la misma ley y que todos los abogados parecen aceptar, con distintos bemoles:
1. La voluntad popular es inmodificable y debería prevalecer ante los formalismos y limitaciones impuestos por la misma ley.
2. El período constitucional muere y nace el 10 de enero, en acto formal y necesario que debe realizarse ante la AN o el TSJ en su defecto.
Analizando estos dos principios, pareciera no haber mayor problema en flexibilizar el segundo punto, privilegiando el primero. Sea a través de una prórroga, que le permita juramentarse en fecha posterior ante el TSJ.
Sin embargo, se presentan algunos escollos que el TSJ debe resolver. Si le otorga la prorroga a Chávez, ¿quién gobierna durante la prórroga? ¿Quién nombrará el nuevo gabinete, firmará decretos?
Hay quienes aducen que debería ser el Vicepresidente, pero ¿cómo sería esto posible, si el Vicepresidente cesa en su cargo el 10 de enero, al igual que todos los funcionarios del gobierno anterior? Y abrazar esta tesis significaría extender el período anterior lo que generaría un grave precedente, sin precedentes.
Las pugnas entre chavistas y el temor de tomar el camino de las "ausencias absolutas", han despertado la imaginación de los intérpretes de la Carta Magna en ese sector. Cilia Flores, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello han ofrecido su tesis de la continuidad del período, disminuyendo la importancia del acto de juramentación, pero no han ofrecido una respuesta satisfactoria a este dilema temporal.
Chávez podría ser asumido presidente, pero mientras no está y no nombre gabinete, estamos ante el vacío.
Por otra parte, ¿cuán larga o cuán corta ha de ser la prórroga? ¿Cómo se decidirá su extensión? ¿Dará la AN un cheque en blanco de tiempo al presidente electo? Si Chávez asume el 10 de enero en ausencia, ¿se aplicarán las previsiones de ausencia temporal y absoluta?
Pareciera lo lógico, ya que también sería peligrosísimo extender indefinidamente el período a un Presidente al que ni siquiera se ha oído la voz en una llamada telefónica. Podría haber muerto, podría estar vegetal, podría estar secuestrado y no tendríamos forma "legal" de saberlo. Y los mensajes por intermedio de voceros oficiales no generan la confianza necesaria.
Ojalá el señor se recupere y vuelva, sea para retirarse o para asumir definitivamente su mandato. Más allá de considerar muy irresponsable su decisión de haber forzado su salud por una reelección que no podría ejercer, los venezolanos podemos exigir tener gobierno, algo que escasea en estos días.
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