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Editorial de www.analítica.com
Para todos los venezolanos existe una sola Vinotinto, hay un solo equipo olímpico, un solo equipo de baloncesto. Nadie puede pretender adueñarse del triunfo de los atletas que se han ganado con su dedicación y esfuerzo el lugar que ocupan en el deporte mundial
La capacidad de la afición de compartir los triunfos de nuestros deportistas sin menoscabo a qué equipo local pertenecen ha sido lo normal en nuestro país. Por eso los logros de Carrasquelito, Luis Aparicio, David Concepción, Baudilio Díaz, Johann Santana, el Kid Rodríguez o Miguel Cabrera en las grandes ligas de beisbol nos entusiasmaban a todos así en la pelota local fuésemos fanáticos de los Leones, Magallanes, Tiburones o Águilas.
La misma satisfacción tuvimos con los triunfos del Morocho Hernández y del Morochito Rodríguez, o los de Ramoncito Arias y de tantos otros campeones de boxeo y jamás nos pasó por la mente preguntar a qué partido político pertenecían o simpatizaban.
Rafael Vidal fue un héroe de la natación para todos sin distinción de colores y hoy lo son Andreina Pinto o Albert Subirats.
Así podríamos mencionar a tantos otros esforzados atletas venezolanos que nos han dado en el pasado y nos siguen brindando hoy el placer y el orgullo de ser venezolanos.
Lo malo es que un gobierno pretenda identificar la labor de los deportistas con su ideología política. Es una manera de dividir artificialmente la pasión que todos sentimos por quiénes representan a Venezuela.
Para todos los venezolanos existe una sola Vinotinto, hay un solo equipo olímpico, un solo equipo de baloncesto. Nadie puede pretender adueñarse del triunfo de los atletas que se han ganado con su dedicación y esfuerzo el lugar que ocupan en el deporte mundial.
Tanto el deporte como la música han dejado en alto el nombre de nuestro país y no el de un gobierno en particular. No permitamos que manipulen nuestro orgullo nacional
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