En: http://www.lapatilla.com/site/2012/12/30/los-militares-se-convierten-en-el-arbitro-de-la-transicion-venezolana/
Aquí hay una revolución militar en marcha y debe ser permanente, no puede detenerse”. El sentido de la frase debía resultar inequívoco. La pronunció Nicolás Maduro, vicepresidente de Venezuela y señalado sucesor por Hugo Chávez en caso de que este, convaleciente todavía en Cuba de su cuarta operación desde que en junio de 2011 se le detectó un cáncer, no esté en capacidad de asumir su tercer mandato presidencial el próximo 10 de enero, así lo informó el periodista Ewald Scharfenberg de Elpais.com
Pero Maduro la leyó de un texto que atribuyó a Chávez y en el que exhorta en términos imperativos a mantener la doctrina militar bolivariana. Muchos analistas echaron de menos en el recado la redacción típica del presidente venezolano. También contribuyó al escepticismo sobre la autoría del mensaje el hecho de que se leyera durante una salutación a las guarniciones militares el 28 de diciembre, Día de los Inocentes, cuando por tradición en el país se gastan bromas para cazar a distraídos.
El Ejército tiene el control logístico de funciones vitales del Estado
Esta vez la fecha fue ocasión de indicios explícitos sobre la importancia que las Fuerzas Armadas van adquiriendo como árbitro en la lucha por el poder que se gesta en el interior del chavismo. Con una sutileza que pocos le atribuirían, en el mismo acto militar se hizo presente Diosdado Cabello, exteniente del Ejército y actual presidente de la Asamblea Nacional, rival de Maduro en la línea sucesoria, vestido con una casaca verde oliva de tinte castrense.
A la misma hora, el diario brasileño Folha de São Paulo, daba a conocer una entrevista con un antiguo ideólogo de la revolución bolivariana, el académico alemán Heinz Dieterich, quien desde México, donde reside, aseguró que “los cubanos no tienen influencia en la sucesión. Los militares leales a Chávez, este sí es el factor clave”.
En Venezuela se ha dado inicio a la transición. Ya no parece decisivo si el presidente Chávez logra recuperarse de su reciente operación. Aun en ese caso, se da por hecho que, tarde o temprano, quedará incapacitado por el cáncer para completar el periodo hasta 2019. Hoy, 31 de diciembre, Chávez acumulará 110 días de tratamiento en La Habana, uno de cada cinco días del último año y medio de su gestión. En previsión de un desenlace fatal, los periódicos tienen preparados sus obituarios. Es una hipótesis que el propio Chávez dejó entrever en su última aparición pública.
La sucesión ha comenzado. Ya no parece decisivo que Chávez se recupere
En cualquier escenario, el visto bueno militar parece imprescindible. No tanto por su poder de fuego, sino por el control logístico y administrativo que las Fuerzas Armadas mantienen sobre funciones vitales del Estado. En el Gabinete, los militares ocupan tres carteras. Once exoficiales o suboficiales, designados como candidatos del oficialismo por el propio Chávez, fueron elegidos hace dos semanas gobernadores de otras tantas provincias de las 23 que conforman Venezuela.
Pero, además, los militares se han integrado de manera orgánica en la conducción del aparato paraestatal de asistencia y control social. Se trata de un “cuerpo biopolítico”, tal como lo califica, echando mano a un término acuñado por Michel Foucault, la psicóloga política Colette Capriles, profesora de la Universidad Simón Bolívar. El chavismo, en su aprendizaje durante 14 años de Gobierno, fue capaz de dar forma a una institucionalidad que funciona: las misiones, las redes de distribución de alimentos. “Este régimen se plantea cambiar y ordenarle la vida a las personas”, señala Capriles, “y para ello ha construido un eficaz sistema de localización y movilización de los individuos a través de organizaciones a las que deben adscribirse, a veces sin su voluntad, que los van llevando desde la cuna a la tumba”.
Si el sector castrense quiere influir en la deriva política de Venezuela, no tendrá que hacerlo a cara descubierta, mediante un clásico pronunciamiento. Le basta con poner ese aparato a disposición de alguno de los candidatos a la sucesión, mientras se lo escamotea a otro. Es el trofeo que, junto a la mitología del comandante Chávez, se disputan Maduro y Cabello. Si a estas alturas Maduro lleva la ventaja por la voluntad expresa de Chávez, a la larga el resultado puede favorecer a Cabello. La mayoría de los oficiales del Ejército que hoy tienen mando de tropa forman parte de la promoción de 1987, la misma de Cabello.
En lo que con toda probabilidad podrían coincidir Cabello, Maduro y la oficialidad superior es en la conveniencia de llevar la transición por cauces constitucionales. Los dos primeros, para preservar el patrimonio político de Chávez. Los últimos, escarmentados por las sangrientas ocasiones en las que, desde 1989, las Fuerzas Armadas salieron a regañadientes a las calles para preservar el orden público.
La primera prueba de fuego para la determinación militar tiene fecha. El próximo 10 de enero debería juramentarse el nuevo presidente. A pesar del secretismo oficial sobre la salud del presidente electo, se espera que Chávez no se haga presente. En corrillos políticos se augura un acuerdo para declarar la falta temporal del presidente, lo que abriría un plazo de 90 días, prorrogable una sola vez, para que Chávez se incorpore al cargo o, ante su ausencia definitiva, se convoquen nuevas elecciones.
Perduran algunas dudas sobre el procedimiento —de hecho, ya se han presentado dos solicitudes de interpretación constitucional ante el Tribunal Supremo, purgado esta misma semana de sus últimos siete magistrados impredecibles o indóciles para el Gobierno—. Pero todo debe transcurrir en paz: si la incertidumbre da paso a desórdenes callejeros, los militares pueden verse obligados a intervenir.
Esa eventualidad, temida por todos, daría lugar a fracturas dentro de las filas castrenses, como ocurrió en abril de 2002, durante el breve golpe que sacó a Chávez del poder durante 47 horas. “Entre los militares actúan distintos grupos que no necesariamente están en contacto entre sí o tienen intereses convergentes”, advierte la experta Rocío San Miguel.
La otra gran incógnita tiene que ver con la Milicia Bolivariana. Con 120.000 miembros, armamento ligero y pobre organización, no es rival para ningún otro cuerpo profesional. Pero se constituyó por mandato del presidente Chávez y se ve a sí misma como una guardia pretoriana del proceso. Aliada a los extremismos chavistas, tendría condiciones que imponer en un conflicto. Pero son interrogantes en cuya respuesta nadie quiere enrolarse: el orden constitucional conviene a civiles y militares.
Sunday, December 30, 2012
Venezuela: Tiempo de Rebelión
En: http://www.analisislibre.org/venezuela-tiempo-de-rebelion/
Ricardo Escalante, Texas
Hugo Rafael Chávez Frías -así como los militares suelen llamarse, con dos nombres y dos apellidos-, siempre creyó que se perpetuaría en el poder y que igualaría a Juan Vicente Gómez o rompería su record. Hablaba de 50 años, y cuando se reunía con su admirado par de Bielorrusia, el odiado Alexander Lukashenko, le decía: “Dentro de veinte años firmaremos otro contrato de compra de armas y todavía seguiremos mandando mucho más”… Ahh pero su astucia no contemplaba el avance del silencioso y cruel enemigo.
Despreciaba la posibilidad de los riesgos inmanentes a cualquier mortal, razón suficiente para no vacilar ni un instante a la hora de liquidar cualquier asomo de liderazgo en la oposición y en su propio entorno. La arrogancia le impedía someter a discusión ese amasijo intragable que él creía que eran sus ideas. No admitía desafíos porque se sentía único, igual o superior a Bolívar. Todopoderoso.
La naturaleza autocrática de Hugo Chávez evitó la formación de un verdadero partido político con su figura como inspirador. De allí que el MBR-200, luego el MVR y más tarde el PSUV, fueran apenas organizaciones sin ideología, sin planes ni programas. Solo agrupaciones con el propósito común de las dádivas, los contratos y corrupción, sin liderazgos individuales y colectivos. Todos eran (hasta ahora) puestos a dedo en procesos electorales fingidos, lo que terminó por convertirse en la gran debilidad.
En ese ambiente descompuesto era lógico pensar que cualquier cosa pudiera ocurrir y, por lo mismo, el Vicepresidente primero del PSUV y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, fue tendiendo su propia red y esperando el momento oportuno para el manotazo. Intemperante, altanero, inculto, enriquecido a su paso por el gobierno, ha tratado de sacar provecho de su fallida experiencia golpista. Asustadizo y ambicioso a la vez.
Ahora, cuando el jefe se debate entre la vida y la muerte, es un secreto a voces que Cabello mueve con urgencia sus piezas para garantizar su reelección en la presidencia de la AN. Nicolás Maduro –aparente “príncipe heredero”- ya está al tanto de las jugadas “inocentes” del “aliado” y trata de evitar que ellas prosperen porque, si así fuera, su sueño presidencial entraría en barrena definitiva. Por eso el afán de su viaje a La Habana, porque necesita autorización del jefe para promover entre los diputados un nombre distinto al de Diosdado.
El 5 de enero, es decir ahora mismo, será la hora cero del teniente de visibles agallas. Su reelección será evidencia de poder y la primera advertencia seria para Nicolás Maduro, cuyas panglosianas condiciones intelectuales y políticas recibirían un golpe noble. Ya antes, a mediados de 2011, cuando Chávez en sus urgencias de salud viajó a Cuba, todo el mundo vio calles y avenidas empapeladas con afiches que decían “¡Diosdado Presidente!”; y hace varios años, mientras se desempeñaba como vicepresidente de la República, se hacía llamar “Presidente Ejecutivo”.
Diosdado se fue convirtiendo en un monstruo con vida propia. Poco a poco, a la chita callando, iba colocando fichas entre los militares y en las gobernaciones y alcaldías, a la espera del instante propicio. Hoy, por lo mismo, se juega a Rosalinda. Si pierde la presidencia de la Asamblea Nacional caerá en minusvalía, aunque en política nunca nada es definitivo. Esperemos
EEUU: Trabajador latino, personaje del año
En: http://www.analisislibre.org/eeuu-trabajador-latino-personaje-del-ano/
En pocas palabras. Javier J. Jaspe / Washington D.C.
Por supuesto, que la designación del trabajador latino como personaje del año 2012, no es producto de una encuesta de alguna famosa revista, sino una simple manifestación simbólica de nuestra columna en favor de uno de los factores más dinámicos en la recuperación de la economía de Estados Unidos en el año pronto a finalizar. Es dentro de este espíritu, que deseamos efectuar las consideraciones que siguen.
El factor de gran dinamismo que ejerce la fuerza de trabajo latina aparece de bulto, en primer término, por la importancia de la población de origen latino, según los resultados que revelara el censo de 2010. De acuerdo con estos resultados, los latinos en Estados Unidos alcanzaron la cifra de 50,5 millones, para pasar a ocupar el 16,5% de la población total de Estados Unidos (http://www.census.gov/prod/cen2010/briefs/c2010br-02.pdf). De esta población, cerca de 23 millones era en el 2011 la fuerza de trabajo latina, rerpresentando el 15% del total de la fuerza de trabajo en Estados Unidos. Para el año 2018 se estima que los latinos constituirán el 18% de esta fuerza de trabajo (http://www.dol.gov/_sec/media/reports/HispanicLaborForce/HispanicLaborForce.pdf).
Por su parte, los datos disponibles en 2011, de personas mayores de 16 años, nos indican que para marzo de ese año, aproximadamente unos 20 millones de latinos se encontraban empleados, con la participación porcentual que se indica en cada caso, principalmente en las siguientes industrias: Agricultura (23,2%), Construcción (24,4%), Manufactura de Bienes No Durables (18.9%), y Recreación y Hotelería (19.6%) (http://www.hispanic.com/hispanic-workforce-statistics). Si se atiende a las principales ocupaciones de los latinos, las estadísticas arrojarían según algunos analistas, que 19% de éstos trabajan en actividades gerenciales y profesionales; 26% en la prestación de servicios; 21% en ventas y oficinas; 16% en oficios relacionados con recursos naturales, construcción y mantenimiento; y 17% en labores de producción, transporte y mudanza.
En materia profesional, una muestra proporcionada por el censo de 2010 reveló que entre los latinos hay 284.000 bomberos de incendio, 202.000 maestros de escuela de primaria media, 74.000 jefes de oficina, 57.000 médicos y cirujanos, y 30.000 abogados. Así mismo, la fuerza de trabajo latina representaría en Estados Unidos, el 13% de los profesionales, el 19.4% de las personas empleadas en la agricultura, el 25% de trabajadores en la construcción y el 25% de quienes laboran en recreación y hotelería (The Latino Workforce’s Impact on American Business by Verónica Gómez, en: http://bluethinking.uplog.org/2011/12/06/the-latino-workforce%E2%80%99s-impact-on-american-business/).
Los datos anteriores, ya son más que suficientes para justificar nuestra escogencia simbólica del trabajador latino como personaje del año. Sinembargo, todavía cabría agregar, que una de los principales características de la fuerza de trabajo latina es que ésta se encuentra concentrada principalmente en actividades que no requieren educación universitaria o profesional. En este sentido, según el mismo reporte del Departamento de Trabajo de Estados Unidos citado arriba en segundo término, sólo uno de cada seis empleados latinos mayores de 25 años, cuenta con un título universitario, lo cual significa menos de la mitad de la proporción alcanzada por la población blanca de origen europeo. Esta distancia entre empleados latinos con título universitario y empleados blancos de origen europeo con título universitario, se habría incrementado de 17.6% en el año 2000 a 20.1% en el año 2011.
La señalada característica de la fuerza laboral latina muestra con claridad que ésta se encuentra llamada a prestar su concurso en la satisfacción de una demanda de servicios y bienes necesarios para la economía de Estados Unidos, que en su ausencia contribuiría a agravar la crisis que ha venido confrontando dicha economía en los últimos años y haría más difícil los esfuerzos que se vienen realizando para su superación. Así, a menudo vemos en nuestras comunidades como los latinos participan activamente en la prestación de servicios y en la atención de diversos oficios, desde los atañen a la plomería, jardinería, siembra y recolección de cosechas, y refacción de casas; pasando por los que consisten en la atención de restaurantes y hoteles, hasta los que envuelven trabajos calificados que se necesitan para la construcción de nuevas viviendas, edificios comerciales, calles o avenidas. Al menos en la zona donde vivo, no hay día que no me encuentre con latinos moviendo activamente con su trabajo algún área de la economía del país.
Lo anterior no significa que propiciemos una situación que mantenga el actual deficit de formación educacional que presenta la fuerza laboral latina frente a trabajadores de otra procedencia u origen. Al contrario, somos partidarios de atacar con decisión y perseverancia dos areas principales donde parece residir parte del problema. La primera tiene que ver con la circunstancia de que la mayoría de los trabajadores latinos (52% en el 2011) son inmigrantes. Estas personas generalmente ingresan al país con una deficiencia educacional producto de causas que atañen al país latinoamericano de donde provienen, principalmente relacionadas con el número insuficiente de escuelas, necesidad de atender a la subsistencia por los altos niveles de pobreza, y falta de incentivos para el estudio. En esta área hay un amplio terreno para formular y ejecutar políticas que tiendan a mejorar los niveles educativos de estos trabajadores latinos, mediante cursos por Internet o en escuelas nocturnas, especialmente en el dominio del idioma ingles y la obtención de educación secundaria y universitaria.
La segunda área está vinculada a los altos niveles de deserción observada entre los estudiantes de origen latino, ya que sólo el 58% de quienes ingresan a la educación secundaria logran culminar estos estudios, es decir, 20% menos que el de los estudiantes blancos de origen europeo. Esta situación viene a representar una real carga desventajosa para los jóvenes latinos en su acceso al mercado de trabajo, ya que aproximadamente las dos terceras partes de los puestos que surgen en dicho mercado requieren contar con una educación post-secundaria. Esta situación es mucho más grave, si se toma en cuenta que uno de los segmentos del mercado más dinámico está constituído por los puestos de trabajo que requieren alguna formación en materias como ciencias, matemáticas, tecnología e ingeniería, en las cuales los estudiantes latinos presentan una marcada deficiencia,.ya que tales puestos crecen a una tasa cuatro veces mayor que el promedio de credimiento general (http://www.npr.org/2012/09/20/161475627/whats-driving-dropout-rate-for-black-latino-men).
En pocas palabras, el trabajador latino, por el papel que viene desempeñando como factor de apoyo para superar la crisis que vive la economía de Estados Unidos en los últimos años, según lo revelan las estadísticas citadas en el curso de este artículo, merece el voto favorable simbólico de esta columna, para ser designado como personaje de 2012. La mayoría de la fuerza de trabajo latina se concentra actualmente en ocupaciones y oficios que no requieren formación universitaria, satisfaciendo así una demanda que en su ausencia comprometería los esfuerzos que se realizan para superar dicha crisis. Sinembargo, a todo evento resultaría necesario realizar esfuerzos para mejorar la educación de los trabajadores latinos, tanto del segmento de inmigrantes como de los jóvenes de segunda generación, con el fin de que se encuentren en una mejor condición de competir en el acceso a puestos de trabajo que cada vez serán más exigentes en requerimientos de formación educativa. Veremos….
Por qué la abstención del 16D?
En: Recibido por email
Luis Betancourt Oteyza
Luis Betancourt Oteyza
“Insistir en obtener resultados distintos
aplicando las mismas técnicas, es síntoma de locura”
Albert Einstein
Desde 1998 Venezuela ha celebrado casi 18 elecciones y la llamada oposición no ha ganado ninguna. Sobre todo desde el referendum de 2004, cuando el CNE tomó el control de los votos y la población vota pero no elige. No obstante, de las filas de la oposición se parte de presupuestos para justificar el concurrir a los procesos electorales, a pesar de saber que en ellos se practica descaradamente fraude, y fraude que nunca permitira respetar la intención y voluntad de los electores.
En primer lugar, se afirma que las víctimas del regimen chavista todavía, y siempre, somos minoría pero que elección tras elección vamos “creciendo” en el corazón de los desposeídos que aman al comandante y pronto seremos mayoría. Que hay que tener paciencia – Diría Bolívar: “14 años no bastan?”- y constancia; que todavía los pobres están con Chávez; que él los ha sabido entender o que los compra con misiones, neveras y lavadoras pero algún día se nos unirán, sobre todo si dejamos de atacar al chavismo y al Tirano, y no aupamos la polarización, nos portamos bien, vamos. En segundo lugar, que hemos tenido triunfos en algunos eventos electorales a pesar del CNE, parcial, ilegal, espurio y de origen inconstitucional, de un REP nunca, oígase bien, nunca, auditado, sobredimensionado y secreto ilegalmente, y que votamos con máquinas de lotería, donde el elector no tiene control de su voto, ni del escrutinio ni de los resultados. Se insiste en que, a pesar de lo anterior, derrotamos la reforma constitucional en 2007 y obtuvimos mayoría absoluta de votos en las elecciones para integrar la actual Asamblea; que esas son pruebas de que el pervertido sistema electoral en uso da posibilidades a la llamada oposición. Pero resulta que la aparente victoria contra la reforma en 2007, calificada como “de mierda” por el Tirano, acompañado de su alto mando, sin el ministro Baduel y por eso está preso, fue absolutamente burlada mediante leyes, orgánicas y ordinarias, dictadas por Chávez y su asamblea; entonces, cuál fue la victoria? Moral, dirán algunos audaces o cínicios. Adicionalmente, previendo el CNE la dificultad de controlar todos los estados por las facciones chavistas en pugna, cambiaron inconstitucionalmente las reglas del juego para la elecciónes legislativas del 2010 de manera que la oposición con mayoría de votos obtuvo una precaria minoría de diputados. Es esa otra victoria? Sin recordar siquiera el “triunfo” de Ledezma a la Alcaldía Capital, raspada de un sablazo al nombrar con total desparpajo una sumisa y cómplice “gobernadora”.
Ahora bien, si estamos de acuerdo en que el regimen de Chávez es ajeno al Estado de Derecho, que es alérgico a la ley y la constitución, que no existen poderes autónomos, es decir, que es una tiranía, entonces debemos entender de una vez que no terminará por efecto de unas elecciones; lo contrario es históricamente incongruente y políticamente estúpido. Entonces, por qué votamos mayoritariamente el 7-O? Porque a pesar de los tres vicios electorales que hacían, y hacen, imposible una derrota del chavismo, la MUD y, sobre todo, el candidato, nos dieron garantías de que iban a hacer respetar la voluntad mayoritaria volcada en las urnas y que se manifestó como Orinoco fuera de madre durante la campaña; porque el hiperquinético esfuerzo físico del candidato produjo el efecto de un azadón cuando rompe el dique que represa el agua para que ella haga fructificar la libertad y la justicia, arrollando todo obstáculo contra natura; sin embargo, ocurrió lo contrario: el candidato reconoció sin ambajes el “triunfo” de Chávez y hasta lo felicitó en cálida conversación telefónica cuando todavía se votaba en las mesas y su maquinaria de control electoral, escasa pero valiente, fue desmovilizada y dispersada con terror histérico. La MUD afirmó con entusiasmo que: “las elecciones no habían sido transparentes pero sí libres”, a pesar de las presiones y coacciones que se sabían antes de las votaciones y las que se descubrieron la tarde del evento por acción de las milicias y GNB. Luego, por las protestas surgidas, convino el candidato y su equipo en que sí habían ocurrido triquiñuelas, eso sí, anónimas, en absoluto atribuibles a Chávez, el angelito enfermo. Este enorme engaño de la MUD y el propio candidato, trocado de inmediato en aspirante a sucederse en su gobernación de Miranda, produjo la reacción del electorado, reacción por demás previsible; el elector dijo: Ya basta! Y lo ha dicho en serio, para que se tome en cuenta, para que se respete; se dejó de comparsas para asumir una señal de protesta que hay que oír. El pueblo esperaba una rebelión porque sabe que sólo una rebelión lo puede liberar, no los jueguitos de pasillo de políticastros de segunda. Que en 1957 no desconoció los resultados del plebiscito burlón de la anterior dictadura, desconoció el plebiscito, y en comunion cívico-militar, iniciada el 21 de noviembre de 1957 con la protesta de los estudiantes, seguida por el sacrificio militar del 1ro. de enero de 1958, y verse triunfante y consumada por el alzamiento de la juventud militar desde su Escuela, al mando del Coronel Pedro José Quevedo. Ese es el camino, y el pueblo lo sabe, y ojalá la dirigencia de la llamada oposición termine por entenderlo.
Fuimos a unas elecciones para despertar el rechazo, de los venezolanos ante su injusta situación, y lo logramos; para denunciar el fraude ya conocido y en ejecución, y no lo hicimos, por eso el pueblo se desanimó y no se rebeló. Por eso se abstuvo el 16-D. Debemos votar, sí, pero no debemos sólo votar.
Las elecciones son el recurso político por excelencia en una Democracia, en un régimen tiránico, como el que encabeza Chávez, son una burla y un comodín para atornillarlo.
Cuando oigo a voces de la MUD llamando a la calma silenciosa ante la agonía del Tirano y a prepararse para participar en las elecciones pautadas constitucionalmente después de su muerte, sin cambiar al CNE por uno imparcial, sin una revisión del REP y sin votar manualmente y no con máquinas tramposas, no puedo menos que sospechar que una “sucesión” se está concertando, y que la dominación cubana seguirá con otro títere.
Dios nos está ofreciendo a los venezolanos una nueva oportunidad para regresar, oígase bien, regresar, a la libertad, la justicia y la democracia, y debemos estar a la altura del reto que representa esa nueva e irrepetible circunstancia. Es posible; recordemos con Napoleón Bonaparte que: “Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes”. La juventud civil y militar tiene la palabra.
Londres, 28 de diciembre de 2012 Luis Betancourt Oteyza
Perspectivas sombrías para Venezuela
En: http://www.lapatilla.com/site/2012/12/30/carlos-alberto-montaner-perspectivas-sombrias-para-venezuela/
Carlos Alberto Montaner
Diosdado Cabello , presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, quiere posponer Hugo Chávez toma de posesión para un nuevo mandato como presidente. Al parecer, su propósito es darle tiempo para recuperarse. Algunas personas opinan que alrededor de Chávez Cabello quiere darle tiempo para morir. Para él, es más fácil de maniobrar sin Chávez que con el caudillo vivo y respirando.
Ese es el temor Habana escenario. Fidel Castro , quien sabe más que nadie sobre la salud de Hugo Chávez, en un párrafo corto plazo de la estructura de un obituario convencional liberado el 15 de diciembre se despidió de su aún vivo discípulo y envió un mensaje a la los seguidores de Chávez.
El antiguo comandante terminó su carta al designado heredero político de Chávez, el vicepresidente Nicolás Maduro, así: “Estoy seguro de que tú y él – e incluso tan doloroso como su ausencia podría ser – sería capaz de continuar con su tarea.”
Esta es la parte clave del comunicado. El resto es un relleno cortés e intrascendente.
Poco después de esa nota fue publicada, se anunció que el presidente venezolano había experimentado una insufociencia respiratoria que los médicos habían logrado aliviar. Anteriormente, durante la operación, que habían controlado una hemorragia peligrosa que lo llevó al borde de la muerte.
En cualquier caso, el pronóstico es que, a menos que ocurra un milagro, Chávez va a sufrir problemas frecuentes y crecientes derivados de la debilidad general de su cuerpo, como cualquier otro paciente de cáncer en fase terminal. Paradójicamente, la quimioterapia, que a veces ayuda a curar la enfermedad, a veces parece que lo acelere.
¿Es Fidel Castro a la derecha, y los seguidores de Chávez puede continuar la tarea del líder de la revolución bolivariana? ¿Y cuál es esa tarea?
En los últimos 14 años, este militar ha construido el Estado más corrupto de América Latina. Transparency International clasifica a Venezuela 166o entre 176 países que ha examinado.
Caracas, con 130 homicidios por cada 100.000 habitantes, es la segunda ciudad más peligrosa. (Chicago, por el contrario, apenas representa 19 muertes violentas.)
Tasa anual de inflación de Venezuela – 29 por ciento – es el más alto en América Latina y una de las peores del mundo.
De ser un país que acogió a los inmigrantes, Venezuela se ha convertido en una máquina insensible a la expulsión de la gente educada y emprendedora. El número de venezolanos que se han trasladado al extranjero se estima en 500.000, 200.000 de ellos en Estados Unidos. Se van con sus conocimientos y – cuando se puede – con su dinero hacia otros destinos más prometedores. Esa es una incalculable derramamiento de sangre.
A pesar de que Venezuela es el país peor gobernado en América Latina, un país que ha visto 107.000 empresas cierran durante los años de Chávez (de un total de 600.000), el 55 por ciento de los venezolanos votaron el 07 de octubre de ese modo pauperizing para organizar la convivencia .
¿Por qué? Debido a que el gobierno utiliza una parte sustancial de sus ingresos para lo que llama “gasto social”. Unos 30 “misiones” cuidar de la enseñanza, el subsidio al consumo, curando enfermos, los recursos y la distribución de una manera terriblemente ineficiente que es suficiente para comprar las mentes y generar una amplia red de clientes políticos y estómagos agradecidos.
De Maduro seguir ese modelo de gestión descabellada y corrupto, el lenguaje incendiario, lucha de clases, estridente anti-americanismo, el estatismo creciente, destrucción del tejido empresarial productivo, abundante e inasequible dependencia del gasto social, y la irresponsabilidad?
¿Es eso lo que alboroto revolucionario Fidel Castro quiere preservar, o se trata de los $ 10 mil millones al año en que Cuba recibe del gobierno de Venezuela por razones diferentes? (Esa cifra, que incluye 115.000 barriles de petróleo por día, se ha estimado por la Universidad de Miami Instituto de Estudios Cubanos.)
Francamente, será difícil para el heredero de Chávez, quien quiera que sea, para mantenerse en el rumbo marcado por el caudillo bolivariano. La deuda pública ha pasado del 35 por ciento del PIB en 1998 a 71 por ciento en 2012. Una caída en los precios del petróleo crearía una gran catástrofe.
Obviamente, estamos viendo señales de que la desaparición de Chávez se desató una grave crisis entre sus seguidores. No hay consenso en que el heredero debe ser o lo que es monstruoso legado de Chávez. La única cosa que tirios y troyanos sabemos es que el país se enfrenta a un viaje muy malo.
Carlos Alberto Montaner
Diosdado Cabello , presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, quiere posponer Hugo Chávez toma de posesión para un nuevo mandato como presidente. Al parecer, su propósito es darle tiempo para recuperarse. Algunas personas opinan que alrededor de Chávez Cabello quiere darle tiempo para morir. Para él, es más fácil de maniobrar sin Chávez que con el caudillo vivo y respirando.
Ese es el temor Habana escenario. Fidel Castro , quien sabe más que nadie sobre la salud de Hugo Chávez, en un párrafo corto plazo de la estructura de un obituario convencional liberado el 15 de diciembre se despidió de su aún vivo discípulo y envió un mensaje a la los seguidores de Chávez.
El antiguo comandante terminó su carta al designado heredero político de Chávez, el vicepresidente Nicolás Maduro, así: “Estoy seguro de que tú y él – e incluso tan doloroso como su ausencia podría ser – sería capaz de continuar con su tarea.”
Esta es la parte clave del comunicado. El resto es un relleno cortés e intrascendente.
Poco después de esa nota fue publicada, se anunció que el presidente venezolano había experimentado una insufociencia respiratoria que los médicos habían logrado aliviar. Anteriormente, durante la operación, que habían controlado una hemorragia peligrosa que lo llevó al borde de la muerte.
En cualquier caso, el pronóstico es que, a menos que ocurra un milagro, Chávez va a sufrir problemas frecuentes y crecientes derivados de la debilidad general de su cuerpo, como cualquier otro paciente de cáncer en fase terminal. Paradójicamente, la quimioterapia, que a veces ayuda a curar la enfermedad, a veces parece que lo acelere.
¿Es Fidel Castro a la derecha, y los seguidores de Chávez puede continuar la tarea del líder de la revolución bolivariana? ¿Y cuál es esa tarea?
En los últimos 14 años, este militar ha construido el Estado más corrupto de América Latina. Transparency International clasifica a Venezuela 166o entre 176 países que ha examinado.
Caracas, con 130 homicidios por cada 100.000 habitantes, es la segunda ciudad más peligrosa. (Chicago, por el contrario, apenas representa 19 muertes violentas.)
Tasa anual de inflación de Venezuela – 29 por ciento – es el más alto en América Latina y una de las peores del mundo.
De ser un país que acogió a los inmigrantes, Venezuela se ha convertido en una máquina insensible a la expulsión de la gente educada y emprendedora. El número de venezolanos que se han trasladado al extranjero se estima en 500.000, 200.000 de ellos en Estados Unidos. Se van con sus conocimientos y – cuando se puede – con su dinero hacia otros destinos más prometedores. Esa es una incalculable derramamiento de sangre.
A pesar de que Venezuela es el país peor gobernado en América Latina, un país que ha visto 107.000 empresas cierran durante los años de Chávez (de un total de 600.000), el 55 por ciento de los venezolanos votaron el 07 de octubre de ese modo pauperizing para organizar la convivencia .
¿Por qué? Debido a que el gobierno utiliza una parte sustancial de sus ingresos para lo que llama “gasto social”. Unos 30 “misiones” cuidar de la enseñanza, el subsidio al consumo, curando enfermos, los recursos y la distribución de una manera terriblemente ineficiente que es suficiente para comprar las mentes y generar una amplia red de clientes políticos y estómagos agradecidos.
De Maduro seguir ese modelo de gestión descabellada y corrupto, el lenguaje incendiario, lucha de clases, estridente anti-americanismo, el estatismo creciente, destrucción del tejido empresarial productivo, abundante e inasequible dependencia del gasto social, y la irresponsabilidad?
¿Es eso lo que alboroto revolucionario Fidel Castro quiere preservar, o se trata de los $ 10 mil millones al año en que Cuba recibe del gobierno de Venezuela por razones diferentes? (Esa cifra, que incluye 115.000 barriles de petróleo por día, se ha estimado por la Universidad de Miami Instituto de Estudios Cubanos.)
Francamente, será difícil para el heredero de Chávez, quien quiera que sea, para mantenerse en el rumbo marcado por el caudillo bolivariano. La deuda pública ha pasado del 35 por ciento del PIB en 1998 a 71 por ciento en 2012. Una caída en los precios del petróleo crearía una gran catástrofe.
Obviamente, estamos viendo señales de que la desaparición de Chávez se desató una grave crisis entre sus seguidores. No hay consenso en que el heredero debe ser o lo que es monstruoso legado de Chávez. La única cosa que tirios y troyanos sabemos es que el país se enfrenta a un viaje muy malo.
Y qué va a pasar el 10 de enero?
En: http://www.lapatilla.com/site/2012/12/30/jose-ignacio-hernandez-g-y-que-va-a-pasar-el-10-de-enero/
José Ignacio Hernández G.
Es el tema del cual todos hablan: qué pasará si el 10 de enero de 2013 el Presidente Hugo Chávez no puede juramentarse ante la Asamblea Nacional, para iniciar el nuevo período presidencial para el cual fue electo el 7 de Octubre de 2012. Los debates se dan en las panaderías, en los restaurantes, en el parque e incluso en el autolavado. Medios de comunicación, políticos, profesores, candidatos y otros tantos más han expresado su parecer. En Twitter se expresan elocuentes disertaciones de Derecho Constitucional, comendando incluso una sentencia de la Sala Constitucional que, curiosamente, no ha sido todavía dictada. Tan amplio ha sido el debate que todas las hipótesis han sido planteada y defendidas, de modo que cada posible solución tiene sus defensores y detractores.
Puede entonces ser osado escribir un artículo sobre qué pasará el 10 de enero. Llover sobre mojado, se diría. Sin embargo, creo útil volver sobre este tema, repasando las distintas hipótesis expuestas para intentar arrojar luces a un debate que, me adelanto, toca un tema que no es tratado en detalle en la Constitución. Para ello, sin embargo, trataré de emplear un lenguaje sencillo, apelando a la que, creo, es una de las herramientas más útiles en el Derecho: el sentido común, en respeto al texto de la Constitución.
Leyendo el artículo 231 de la Constitución
Lo primero que debemos hacer, y no es poca cosa, es ponernos de acuerdo sobre la duda. Como dijimos, la pregunta que todos se hacen es qué pasará el 10 de enero si el Presidente de la República no toma posesión ante la Asamblea Nacional.
Repasemos los hechos. Hugo Chávez fue electo (o mejor dicho, reelecto) para el cargo de Presidente de la República el pasado 7 de octubre de 2012, para el período 2013-2019, o sea, el período presidencial de seis años, según señala el artículo 230 de la Constitución.
Es en este punto donde entra el artículo 231 de la Constitución, tantas veces citado en los últimos días. No está de más recordar su contenido: el candidato elegido –dispone la norma- tomará posesión del cargo de Presidente el 10 de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia.
El artículo 231 dice muchas cosas, pero hay al menos un problema que no resuelve: qué pasa si el 10 de enero el candidato elegido no toma posesión ante la Asamblea Nacional. Este vacío constitucional (lo que los profesores llamamos “lagunas”), es lo que ha dado pie a la tertulia constitucional de la cual hoy me ocupo.
Releyendo el artículo 231 de la Constitución
Una de las objeciones que tengo a muchas de las explicaciones que he visto, es que parten de una interpretación literal del artículo 231 de la Constitución, lo cual no es necesariamente la mejor técnica de interpretación constitucional. Leer la Constitución es, en efecto, tarea difícil y delicada, pues las normas constitucionales suelen ser normas concentradas, que encierran un conjunto de principios y valores que deben ser tenidos en cuenta al momento de interpretar su sentido y alcance.
Me aclaro: no es que la interpretación literal de la Constitución debe ser descartada. Tampoco me inclino por la tesis que ve, en la Constitución, una norma flexible y elástica. La Constitución, toda ella, tiene carácter normativo, o sea, establece reglas de conductas que deben interpretarse en el conjunto de la Constitución, pero sin desvirtuar su sentido, en reinterpretaciones que terminan creando una suerte de Constitución paralela.
En resumen, el artículo 231 de la Constitución no puede ser leído en abstracto, sino atendiendo a la interpretación integral de la Constitución, teniendo en cuenta tres principios sobre los que luego me referiré: la preservación de la voluntad popular; la continuidad de los Poderes Públicos, y el carácter temporal del período presidencial.
El origen de las discordias
Decía antes que el origen de las dudas (¿o más bien discordias?) es que ´la pregunta que todos se hacen no encuentra respuesta en el artículo 231 de la Constitución. Primero, pues esa norma nada dice sobre la consecuencia de la falta de juramentación. Segundo –y esto es muy importante- pues el artículo 231 de la Constitución no fue escrito pensando un caso de reelección presidencial, como el presente.
En efecto, si volvemos atrás, podremos releer que el artículo 231 constitucional se refiere al “candidato elegido”, o sea, el candidato elegido en sufragio directo, universal y secreto. Algunas de las dudas formuladas se presentan pues Hugo Chávez no es sólo candidato elegido: es también Presidente en ejercicio. Ello ha dado pie, como veremos, a más de un equívoco.
Aclarando los conceptos: presidente electo, presidente en ejercicio, falta absoluta, falta temporal
Llegados a este punto, debemos hacer un necesario ejercicio de depuración conceptual, lo que nos llevará no sólo al artículo 231, sino a otras normas de la Constitución cuya interpretación es necesaria para tratar de entender qué va a pasar el 10 de enero.
El primer concepto es el de Presidente electo, que coincide con el concepto de “candidato elegido”, ya tratado. El Presidente electo es, como su nombre lo indica, el candidato que fue electo para tal cargo pero que todavía no ha tomado posesión del cargo. El artículo 233 de la Constitución alude a ese término cuando regula las faltas absolutas.
El Presidente en ejercicio es aquel que, habiendo sido electo, tomó posesión del cargo. Esto quiere decir que el Presidente electo pasa a ser Presidente en ejercicio cuando toma posesión del cargo de acuerdo con el artículo 231, tantas veces citado.
Ahora vayamos a las faltas. La Constitución regula dos tipos de falta: absolutas y temporales. Las faltas absolutas se numeran en el artículo 233: muerte, renuncia, destitución acordada por decisión del Tribunal Supremo, incapacidad física o mental permanente declarada por junta médica designada por el Tribunal y aprobada por Asamblea, abandono del cargo declarado por la Asamblea y revocatoria popular del mandato.
Como se ve, las causas de falta absoluta son precisas y taxativas. Esto quiere decir que las faltas absolutas son sólo las que enumera el artículo 233, y ninguna otra distinta. Esto es así pues la falta absoluta es una circunstancia excepcional que implica la terminación de un mandato popular.
Por ello la Constitución se encarga además de las consecuencias de esa falta, según el momento en el que se produce: (i) si la falta absoluta afecta al Presidente electo (o sea, del candidato elegido que no ha tomado posesión), asumirá la Presidencia el Presidente de la Asamblea Nacional hasta que se realice una nueva elección en el plazo de treinta días dispuesto en la Constitución; (ii) si la falta absoluta afecta al Presidente en ejercicio durante los cuatro primeros años de su período, asumirá la Presidencia el Vicepresidente, hasta la convocatoria a nueva elección, y (iii) si la falta absoluta afecta al Presidente en ejercicio a partir del quinto año del período, asumirá la Presidencia el Vicepresidente hasta culminar ese período (artículo 233).
Distinto es el caso de las faltas temporales. El artículo 234 de la Constitución no enumera cuáles son tales faltas, pues se limita a señalar que la falta temporal (i) será suplida por el Vicepresidente,(ii) hasta por noventa días prorrogables por decisión de la Asamblea Nacional por un lapso igual. Si la falta temporal se prolonga por más de ese lapso, la Asamblea Nacional decidirá por mayoría de sus integrantes si debe considerarse que hay falta absoluta.
Al no haber un listado de faltas temporales, no puede decirse que los supuestos de faltas temporales son taxativos. En mi opinión, las faltas temporales aluden a cualquier condición de hecho que impida –temporalmente, valga la redundancia- el ejercicio de la Presidencia. Una enfermedad, un viaje, cualquier motivo puede llevar al Presidente a separarse temporalmente del cargo, con lo cual no se requiere cumplir ninguna formalidad. La única formalidad aplica, como vimos, cuando la falta se extiende por más de noventa días.
A la vista, parece ser un sistema completo y complejo. Pero si volvemos a leer estas normas, podremos ver que no se trata de un sistema tan completo, pues hay al menos un punto que la Constitución no resolvió: qué pasa si hay ausencia temporal del Presidente electo. Tal es el origen de las amplias discusiones que han ocupado a muchos venezolanos en estos días.
Si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero….
Ya podemos abordar directamente el problema y dar así nuestra interpretación. Hay dos causas bajo las cuales el Presidente electo puede no juramentarse: o por mediar causal de ausencia absoluta o por mediar causal de ausencia temporal. Si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero, por una de las causales taxativas de ausencia absoluta, entonces, deberá procederse como dispone el artículo 233: asumirá el Presidente de la Asamblea hasta la convocatoria de elecciones.
Pero el Presidente electo puede ausentarse el 10 de enero por cualquier otra razón distinta a las causas de ausencia absoluta que el artículo 233 enumera taxativamente, lo que sería un supuesto de ausencia temporal: desde una enfermedad, hasta un simple percance operativo que le impide arribar el 10. Ciertamente, pueden ser varias de las causas que, sin ser una causal de ausencia absoluta, impidan al Presidente electo tomar posesión.
Ante este problema (la pregunta que todos se hacen), debemos examinar todas las hipótesis posibles, para descartar aquellas que resultan contrarias a la Constitución, lo que nos permitirá arribar a la única solución que, guste o no, es la que resulta conforme con la Constitución. Trataré de seguir, aquí, todas las tesis que he podido leer en la tertulia constitucional de los últimos días.
Primera hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero hay una ausencia absoluta
Esta tesis ha sido asomada: la falta de juramentación produciría una ausencia absoluta del Presidente electo. No estoy de acuerdo con esta interpretación, pues viola uno de los principios a los que antes hice referencia: la soberanía popular. El Presidente Hugo Chávez fue electo como Presidente el 7 de octubre y esa decisión debe ser respetada. La ausencia absoluta, al implicar el desconocimiento de la voluntad popular, debe responder a las causales taxativas de la Constitución. Y la Constitución no establece como causal de ausencia absoluta la falta de juramentación. Luego, esta hipótesis debe descartarse.
Segunda hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero se prorroga el mandato presidencial
Otra tesis es que si el Presidente no se juramenta el 10 de enero, el mandato presidencial se prorroga hasta el día en el cual pueda tomar juramento. Tampoco comparto esa tesis, pues atenta contra otro de los principios señalados: el carácter temporal e improrrogable del mandato presidencial. La Constitución señala que el 10 de enero comienza el período presidencial que durará seis años: ni un día más, ni un día menos. Y como el 10 de enero inicia a las 12:00 de la noche, entonces, el período presidencial culmina a las 11:59 de la noche del 9 de enero de 2013. Se trata de un lapso inexorable e inaplazable, como sucede con el célebre cuento de hadas en el cual el hechizo culminaba, igualmente, a las doce de la noche.
Ese período no puede prorrogarse. Si el 10 de enero el Presidente electo no se juramenta, deberá articularse otra solución: pero ya el período presidencial venció ese día y, con él, también, el ejercicio de la Vicepresidencia, que queda sujeto al mandato presidencial. Luego, no es posible mantener el status quo actual, para extender el ejercicio del cargo del Presidente, Vicepresidente y los Ministros.
Frente a esta solución podrá formularse una réplica, muy aguda, por cierto: que actualmente el Presidente en ejercicio es también Presidente electo y que por ello resulta más práctico mantener el status quo, prorrogando el inicio del nuevo mandato hasta tanto el Presidente electo pueda retornar al país. Esta solución pasa por alto que el período presidencial iniciado en 2006 finaliza, por mandato constitucional, el 9 de enero. Sea o no práctico, esa es la única solución que admite la Constitución, la cual –para bien o para mal- no estableció excepción alguna en caso de reelección presidencial.
Tercera hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero asume el Vicepresidente
Para muchos, si el 10 de enero no se juramenta el Presidente electo, asumirá la Presidencia el Vicepresidente actual. Esta solución difiere de la anterior, que se basa en mantener el status quo.Como se sabe, aun cuando el Presidente no está en el país, al seguir tratamiento médico en el exterior, el Vicepresidente no ha asumido la Presidencia de la República, lo que es una situación irregular, pues hay, de hecho, una ausencia temporal que debe ser suplida por el Vicepresidente. En cualquier caso, la segunda hipótesis plantea mantener el esquema actual, prorrogando el mandado del Presidente en ejercicio quien se encuentra en el exterior, mientras que la tercera hipótesis que aquí explicamos designa que debe asumir la Presidencia el Vicepresidente al mediar una causal de ausencia temporal.
Esta tesis tiene un punto débil: el 10 de enero no habrá Vicepresidente. Me explico. Como el 9 de enero culmina el período presidencial, el día 10 el Vicepresidente del período anterior dejará de ser tal, con lo cual, mal puede asumir la Presidencia para un próximo período. Ello equivaldría a “prorrogar” al mandato presidencial, lo que no es admitido por la Constitución.
Cuarta hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero se juramentará después antes el Tribunal Supremo
De acuerdo con esta tesis, la fecha del 10 de enero rige sólo para la juramentación ante la Asamblea. Pero si la juramentación es ante el Tribunal, entonces, podrá juramentarse cualquier otro día. Esta solución es, también, contraria a la Constitución.
Comencemos por lo primero. El artículo 231 establece que el Presidente electo tomará posesión del cargo el 10 de enero del primero año de su período mediante solemne juramentación. La referencia a la Asamblea Nacional y al Tribunal Supremo se refiere al dónde de la juramentación, no al cuándo. El cuándo es un día fijo: 10 de enero. El dónde puede variar: ante la Asamblea o, de no ser posible, ante Tribunal. Nótese que la imposibilidad alude al órgano del Poder Público ante el cual el juramento debe ser rendido, no a imposibilidades propias del candidato elegido.
Además, admitir que el Presidente puede juramentarse ante el Tribunal luego del 10 de enero, implicaría prorrogar el mandato presidencial, lo que insistimos, no es posible.
Quinta hipótesis: la juramentación se efectúa en el exterior
Si el Presidente no va a la Asamblea, la Asamblea va al Presidente. O va el Tribunal. De acuerdo con esta hipótesis, la juramentación podría efectuarse en el extranjero, dada la convalecencia del Presidente de la República en ejercicio y electo. Para ello se trasladaría la Asamblea Nacional (más bien una suerte de Comisión designada a tal fin) o incluso, los propios Magistrados del Tribunal. Esta tesis se apoya en una lectura literal del citado artículo 231, que no aclara que la juramentación debe efectuarse en Venezuela.
Si se acoge esa interpretación, lo mismo daría entonces que el Presidente se juramentase por teleconferencia, por Skype o cualquier otro método. Tal amplitud vacía de contenido a la Constitución, y convierte la juramentación en un acto totalmente maleable.
El artículo 231 no aclara que la juramentación debe hacerse en Venezuela, pues el señalar que el Presidente se juramenta ante la Asamblea o ante el Tribunal, implícitamente, está señalando que la juramentación debe efectuarse en Venezuela, pues la Asamblea y el Tribunal, como todos los Poderes Públicos, sólo pueden ejercer su competencia en el territorio nacional.
Frente a cualquier duda que pueda existir en este punto, es necesario además considerar que la juramentación del Presidente en el exterior sería un fraude a la Constitución, pues pretende obviar la existencia de condiciones de hecho que impiden el ejercicio de la Presidencia. En efecto, si el Presidente electo no puede venir a Venezuela para la juramentación, es por cuanto razones médicas impiden ese viaje. Con ello en realidad se está demostrando que existen razones médicas que temporalmente impiden no sólo la juramentación, sino el ejercicio de la Presidencia. La solución no puede ser, entonces, trasladar a los Poderes Públicos al exterior. La solución para por reconocer esa ausencia temporal y actuar en consecuencia.
Sexta hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero, hay una ausencia temporal que debe ser suplida por el Presidente de la Asamblea Nacional
Al resolver sus casos, Sherlock Holmes empleaba un método que recomiendo a mis alumnos: eliminen toda solución imposible, o en nuestro caso, toda solución contraria a Derecho. La solución que queda, conveniente o no, es la solución ajustada a Derecho.
Hasta ahora sabemos que si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero, no hay falta absoluta (o sea, no pierde su condición de Presidente electo); no se prorroga el período presidencial; no puede asumir el Vicepresidente ni puede prorrogarse el período hasta una próxima juramentación ante el Tribunal. Tampoco pueden trasladarse al exterior la Asamblea o el Tribunal ¿Qué hacer entonces? ¿Queda la Presidencia vacante? ¿Entramos en el temido “vacío de poder”?
Aquí entra el tercer principio citado: la continuidad de las instituciones. El mandato presidencial es temporal. La Presidencia es permanente. No puede confundirse una figura con otra, para tratar de argumentar que el mandato es también continuo: la Presidencia como institución es permanente, mientras que el Presidente siempre es temporal, es decir, es un Presidente de turno, que tarde o temprano pasará.
Esto quiere decir que si el 10 de enero de 2013 el Presidente electo no se juramenta, alguien debe asumir temporalmente la Presidencia, pues esa institución es permanente. El único funcionario que podría asumir ese cargo sin violar la Constitución es el Presidente de la Asamblea Nacional.
De inmediato me replicaran: la Constitución no contempla que el Presidente de la Asamblea Nacional asuma la Presidencia en caso que, temporalmente, el Presidente electo no pueda tomar posesión el 10 de enero. Eso es cierto: ya dijimos que en este punto existe una laguna constitucional. Pero también es cierto que en caso de ausencia absoluta del Presidente electo, el Presidente de la Asamblea asumirá la Presidencia, solución que analógicamente debería aplicar al presente caso. Es, además, la única solución posible que no es contraria a la Constitución, según el análisis que he hecho.
Con ello, se respetan los tres principios ya mencionados. La voluntad popular se preserva, pues el Presidente electo no pierde esa condición. El carácter temporal del mandato presidencial se preserva, pues el 10 de enero tomará posesión un nuevo Presidente. Finalmente, la continuidad de la Presidencia (que no del mandato presidencial) se preserva, pues ciertamente el 10 de enero habrá un nuevo Presidente, si bien temporal.
Entonces, si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero asumirá el Presidente de la Asamblea Nacional
Si el 10 de enero de 2013 el Presidente Hugo Chávez, Presidente electo y hasta el día anterior, Presidente en ejercicio, no se juramenta ante la Asamblea Nacional por alguna causa distinta a las causales de ausencia absoluta, asumirá el Presidente de la Asamblea Nacional.
Esa condición debe ser temporal, por definición: quien fue electo como Presidente es Hugo Chávez, no quien ocupe la Presidencia de la Asamblea Nacional para el 10 de enero (conforme a la designación que deberá hacerse el 5 de enero de 2013, según los artículos 194 y 219 de la Constitución).
Por ello, estimamos aplicable analógicamente el régimen de ausencias temporales del Presidente electo: esa situación podrá mantenerse hasta por noventa días, prorrogables por un plazo igual por decisión de la Asamblea. Transcurrido ese plazo, la Asamblea decidirá si hay ausencia absoluta del Presidente electo, caso en el cual se convocará a nuevas elecciones.
Ese procedimiento no puede ser aplicado en fraude a la Constitución, para tratar de calificar como temporales faltas absolutas, o como absolutas faltas temporales. Por ello, al margen de la redacción literal de la Constitución, la falta temporal no puede mantenerse indefinidamente, pues en suma, ella es en sí misma una excepción a la soberanía popular, pues la Presidencia será ejercida por quien no fue electo para tal cargo.
El principio de la voluntad popular, que se ha defendido para argumentar que la falta de juramentación no puede dar lugar a una ausencia absoluta, debe también ser tenido en cuenta en este escenario. El pueblo eligió a Hugo Chávez para que ejerciera la Presidencia, no para que se mantenga alejado del ejercicio efectivo de esa Presidencia mientras alguien, que no fue electo, ocupa la Presidencia. Esto lo señalo para recalcar que la ausencia temporal del Presidente en ejercicio y electo que existe actualmente, y que podría existir para el 10 de enero, no puede extenderse ilimitadamente en fraude a la Constitución.
Respondiendo posibles críticas
Tan crispada ha sido la tertulia constitucional sobre el 10 de enero, que seguramente la solución que aquí asomo no será del agrado de todos, y podrá levantar más de una crítica un tanto airada. Hago mía la expresión de Manuel Caballero: no escribo para complacer, sino para entender mejor la realidad que me rodea.
Sea o no la solución que aporto conveniente políticamente, es –a mi juicio, que como tal es siempre relativo e imperfecto- la solución apegada a la Constitución. Los venezolanos debemos entender que la Constitución es una norma jurídica que forma parte de un sistema con principios y valores ciertos, no un texto que podemos manipular según la conveniencia de cada caso. Muchos de nuestros problemas como sociedad tienen su origen, precisamente, en esa interpretación elástica de la Constitución. No hace mucho, en el siglo pasado, el entonces Congreso de la República, por estimarlo políticamente conveniente, declaró la ausencia absoluta del Presidente cuando en realidad sólo mediaba una ausencia temporal, declarada en un juicio que se guió no por el Derecho, sino por lo que resultaba políticamente conveniente entonces. La conveniencia política ha signado muy hondamente, desde entonces, nuestros destinos, en el medio de la rebelión de los náufragos a la cual se ha referido M. Rivero. Ya es tiempo de cambiar esa concepción elástica de la Constitución, que cual veleta, se adopta a los vientos siempre cambiantes de la política. La política no debe modelar a la Constitución: la Constitución es quien modela a la política.
Por lo anterior, amigo lector, convendría estar pendiente el próximo 5 de enero, cuando la Asamblea designe al Presidente (o Presidenta) de la Asamblea Nacional. Podría estar designando también el próximo Presidente (o Presidenta) temporal de Venezuela.
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José Ignacio Hernández es abogado venezolano, Doctor en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y Profesor de la UCV
José Ignacio Hernández G.
Es el tema del cual todos hablan: qué pasará si el 10 de enero de 2013 el Presidente Hugo Chávez no puede juramentarse ante la Asamblea Nacional, para iniciar el nuevo período presidencial para el cual fue electo el 7 de Octubre de 2012. Los debates se dan en las panaderías, en los restaurantes, en el parque e incluso en el autolavado. Medios de comunicación, políticos, profesores, candidatos y otros tantos más han expresado su parecer. En Twitter se expresan elocuentes disertaciones de Derecho Constitucional, comendando incluso una sentencia de la Sala Constitucional que, curiosamente, no ha sido todavía dictada. Tan amplio ha sido el debate que todas las hipótesis han sido planteada y defendidas, de modo que cada posible solución tiene sus defensores y detractores.
Puede entonces ser osado escribir un artículo sobre qué pasará el 10 de enero. Llover sobre mojado, se diría. Sin embargo, creo útil volver sobre este tema, repasando las distintas hipótesis expuestas para intentar arrojar luces a un debate que, me adelanto, toca un tema que no es tratado en detalle en la Constitución. Para ello, sin embargo, trataré de emplear un lenguaje sencillo, apelando a la que, creo, es una de las herramientas más útiles en el Derecho: el sentido común, en respeto al texto de la Constitución.
Leyendo el artículo 231 de la Constitución
Lo primero que debemos hacer, y no es poca cosa, es ponernos de acuerdo sobre la duda. Como dijimos, la pregunta que todos se hacen es qué pasará el 10 de enero si el Presidente de la República no toma posesión ante la Asamblea Nacional.
Repasemos los hechos. Hugo Chávez fue electo (o mejor dicho, reelecto) para el cargo de Presidente de la República el pasado 7 de octubre de 2012, para el período 2013-2019, o sea, el período presidencial de seis años, según señala el artículo 230 de la Constitución.
Es en este punto donde entra el artículo 231 de la Constitución, tantas veces citado en los últimos días. No está de más recordar su contenido: el candidato elegido –dispone la norma- tomará posesión del cargo de Presidente el 10 de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia.
El artículo 231 dice muchas cosas, pero hay al menos un problema que no resuelve: qué pasa si el 10 de enero el candidato elegido no toma posesión ante la Asamblea Nacional. Este vacío constitucional (lo que los profesores llamamos “lagunas”), es lo que ha dado pie a la tertulia constitucional de la cual hoy me ocupo.
Releyendo el artículo 231 de la Constitución
Una de las objeciones que tengo a muchas de las explicaciones que he visto, es que parten de una interpretación literal del artículo 231 de la Constitución, lo cual no es necesariamente la mejor técnica de interpretación constitucional. Leer la Constitución es, en efecto, tarea difícil y delicada, pues las normas constitucionales suelen ser normas concentradas, que encierran un conjunto de principios y valores que deben ser tenidos en cuenta al momento de interpretar su sentido y alcance.
Me aclaro: no es que la interpretación literal de la Constitución debe ser descartada. Tampoco me inclino por la tesis que ve, en la Constitución, una norma flexible y elástica. La Constitución, toda ella, tiene carácter normativo, o sea, establece reglas de conductas que deben interpretarse en el conjunto de la Constitución, pero sin desvirtuar su sentido, en reinterpretaciones que terminan creando una suerte de Constitución paralela.
En resumen, el artículo 231 de la Constitución no puede ser leído en abstracto, sino atendiendo a la interpretación integral de la Constitución, teniendo en cuenta tres principios sobre los que luego me referiré: la preservación de la voluntad popular; la continuidad de los Poderes Públicos, y el carácter temporal del período presidencial.
El origen de las discordias
Decía antes que el origen de las dudas (¿o más bien discordias?) es que ´la pregunta que todos se hacen no encuentra respuesta en el artículo 231 de la Constitución. Primero, pues esa norma nada dice sobre la consecuencia de la falta de juramentación. Segundo –y esto es muy importante- pues el artículo 231 de la Constitución no fue escrito pensando un caso de reelección presidencial, como el presente.
En efecto, si volvemos atrás, podremos releer que el artículo 231 constitucional se refiere al “candidato elegido”, o sea, el candidato elegido en sufragio directo, universal y secreto. Algunas de las dudas formuladas se presentan pues Hugo Chávez no es sólo candidato elegido: es también Presidente en ejercicio. Ello ha dado pie, como veremos, a más de un equívoco.
Aclarando los conceptos: presidente electo, presidente en ejercicio, falta absoluta, falta temporal
Llegados a este punto, debemos hacer un necesario ejercicio de depuración conceptual, lo que nos llevará no sólo al artículo 231, sino a otras normas de la Constitución cuya interpretación es necesaria para tratar de entender qué va a pasar el 10 de enero.
El primer concepto es el de Presidente electo, que coincide con el concepto de “candidato elegido”, ya tratado. El Presidente electo es, como su nombre lo indica, el candidato que fue electo para tal cargo pero que todavía no ha tomado posesión del cargo. El artículo 233 de la Constitución alude a ese término cuando regula las faltas absolutas.
El Presidente en ejercicio es aquel que, habiendo sido electo, tomó posesión del cargo. Esto quiere decir que el Presidente electo pasa a ser Presidente en ejercicio cuando toma posesión del cargo de acuerdo con el artículo 231, tantas veces citado.
Ahora vayamos a las faltas. La Constitución regula dos tipos de falta: absolutas y temporales. Las faltas absolutas se numeran en el artículo 233: muerte, renuncia, destitución acordada por decisión del Tribunal Supremo, incapacidad física o mental permanente declarada por junta médica designada por el Tribunal y aprobada por Asamblea, abandono del cargo declarado por la Asamblea y revocatoria popular del mandato.
Como se ve, las causas de falta absoluta son precisas y taxativas. Esto quiere decir que las faltas absolutas son sólo las que enumera el artículo 233, y ninguna otra distinta. Esto es así pues la falta absoluta es una circunstancia excepcional que implica la terminación de un mandato popular.
Por ello la Constitución se encarga además de las consecuencias de esa falta, según el momento en el que se produce: (i) si la falta absoluta afecta al Presidente electo (o sea, del candidato elegido que no ha tomado posesión), asumirá la Presidencia el Presidente de la Asamblea Nacional hasta que se realice una nueva elección en el plazo de treinta días dispuesto en la Constitución; (ii) si la falta absoluta afecta al Presidente en ejercicio durante los cuatro primeros años de su período, asumirá la Presidencia el Vicepresidente, hasta la convocatoria a nueva elección, y (iii) si la falta absoluta afecta al Presidente en ejercicio a partir del quinto año del período, asumirá la Presidencia el Vicepresidente hasta culminar ese período (artículo 233).
Distinto es el caso de las faltas temporales. El artículo 234 de la Constitución no enumera cuáles son tales faltas, pues se limita a señalar que la falta temporal (i) será suplida por el Vicepresidente,(ii) hasta por noventa días prorrogables por decisión de la Asamblea Nacional por un lapso igual. Si la falta temporal se prolonga por más de ese lapso, la Asamblea Nacional decidirá por mayoría de sus integrantes si debe considerarse que hay falta absoluta.
Al no haber un listado de faltas temporales, no puede decirse que los supuestos de faltas temporales son taxativos. En mi opinión, las faltas temporales aluden a cualquier condición de hecho que impida –temporalmente, valga la redundancia- el ejercicio de la Presidencia. Una enfermedad, un viaje, cualquier motivo puede llevar al Presidente a separarse temporalmente del cargo, con lo cual no se requiere cumplir ninguna formalidad. La única formalidad aplica, como vimos, cuando la falta se extiende por más de noventa días.
A la vista, parece ser un sistema completo y complejo. Pero si volvemos a leer estas normas, podremos ver que no se trata de un sistema tan completo, pues hay al menos un punto que la Constitución no resolvió: qué pasa si hay ausencia temporal del Presidente electo. Tal es el origen de las amplias discusiones que han ocupado a muchos venezolanos en estos días.
Si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero….
Ya podemos abordar directamente el problema y dar así nuestra interpretación. Hay dos causas bajo las cuales el Presidente electo puede no juramentarse: o por mediar causal de ausencia absoluta o por mediar causal de ausencia temporal. Si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero, por una de las causales taxativas de ausencia absoluta, entonces, deberá procederse como dispone el artículo 233: asumirá el Presidente de la Asamblea hasta la convocatoria de elecciones.
Pero el Presidente electo puede ausentarse el 10 de enero por cualquier otra razón distinta a las causas de ausencia absoluta que el artículo 233 enumera taxativamente, lo que sería un supuesto de ausencia temporal: desde una enfermedad, hasta un simple percance operativo que le impide arribar el 10. Ciertamente, pueden ser varias de las causas que, sin ser una causal de ausencia absoluta, impidan al Presidente electo tomar posesión.
Ante este problema (la pregunta que todos se hacen), debemos examinar todas las hipótesis posibles, para descartar aquellas que resultan contrarias a la Constitución, lo que nos permitirá arribar a la única solución que, guste o no, es la que resulta conforme con la Constitución. Trataré de seguir, aquí, todas las tesis que he podido leer en la tertulia constitucional de los últimos días.
Primera hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero hay una ausencia absoluta
Esta tesis ha sido asomada: la falta de juramentación produciría una ausencia absoluta del Presidente electo. No estoy de acuerdo con esta interpretación, pues viola uno de los principios a los que antes hice referencia: la soberanía popular. El Presidente Hugo Chávez fue electo como Presidente el 7 de octubre y esa decisión debe ser respetada. La ausencia absoluta, al implicar el desconocimiento de la voluntad popular, debe responder a las causales taxativas de la Constitución. Y la Constitución no establece como causal de ausencia absoluta la falta de juramentación. Luego, esta hipótesis debe descartarse.
Segunda hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero se prorroga el mandato presidencial
Otra tesis es que si el Presidente no se juramenta el 10 de enero, el mandato presidencial se prorroga hasta el día en el cual pueda tomar juramento. Tampoco comparto esa tesis, pues atenta contra otro de los principios señalados: el carácter temporal e improrrogable del mandato presidencial. La Constitución señala que el 10 de enero comienza el período presidencial que durará seis años: ni un día más, ni un día menos. Y como el 10 de enero inicia a las 12:00 de la noche, entonces, el período presidencial culmina a las 11:59 de la noche del 9 de enero de 2013. Se trata de un lapso inexorable e inaplazable, como sucede con el célebre cuento de hadas en el cual el hechizo culminaba, igualmente, a las doce de la noche.
Ese período no puede prorrogarse. Si el 10 de enero el Presidente electo no se juramenta, deberá articularse otra solución: pero ya el período presidencial venció ese día y, con él, también, el ejercicio de la Vicepresidencia, que queda sujeto al mandato presidencial. Luego, no es posible mantener el status quo actual, para extender el ejercicio del cargo del Presidente, Vicepresidente y los Ministros.
Frente a esta solución podrá formularse una réplica, muy aguda, por cierto: que actualmente el Presidente en ejercicio es también Presidente electo y que por ello resulta más práctico mantener el status quo, prorrogando el inicio del nuevo mandato hasta tanto el Presidente electo pueda retornar al país. Esta solución pasa por alto que el período presidencial iniciado en 2006 finaliza, por mandato constitucional, el 9 de enero. Sea o no práctico, esa es la única solución que admite la Constitución, la cual –para bien o para mal- no estableció excepción alguna en caso de reelección presidencial.
Tercera hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero asume el Vicepresidente
Para muchos, si el 10 de enero no se juramenta el Presidente electo, asumirá la Presidencia el Vicepresidente actual. Esta solución difiere de la anterior, que se basa en mantener el status quo.Como se sabe, aun cuando el Presidente no está en el país, al seguir tratamiento médico en el exterior, el Vicepresidente no ha asumido la Presidencia de la República, lo que es una situación irregular, pues hay, de hecho, una ausencia temporal que debe ser suplida por el Vicepresidente. En cualquier caso, la segunda hipótesis plantea mantener el esquema actual, prorrogando el mandado del Presidente en ejercicio quien se encuentra en el exterior, mientras que la tercera hipótesis que aquí explicamos designa que debe asumir la Presidencia el Vicepresidente al mediar una causal de ausencia temporal.
Esta tesis tiene un punto débil: el 10 de enero no habrá Vicepresidente. Me explico. Como el 9 de enero culmina el período presidencial, el día 10 el Vicepresidente del período anterior dejará de ser tal, con lo cual, mal puede asumir la Presidencia para un próximo período. Ello equivaldría a “prorrogar” al mandato presidencial, lo que no es admitido por la Constitución.
Cuarta hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero se juramentará después antes el Tribunal Supremo
De acuerdo con esta tesis, la fecha del 10 de enero rige sólo para la juramentación ante la Asamblea. Pero si la juramentación es ante el Tribunal, entonces, podrá juramentarse cualquier otro día. Esta solución es, también, contraria a la Constitución.
Comencemos por lo primero. El artículo 231 establece que el Presidente electo tomará posesión del cargo el 10 de enero del primero año de su período mediante solemne juramentación. La referencia a la Asamblea Nacional y al Tribunal Supremo se refiere al dónde de la juramentación, no al cuándo. El cuándo es un día fijo: 10 de enero. El dónde puede variar: ante la Asamblea o, de no ser posible, ante Tribunal. Nótese que la imposibilidad alude al órgano del Poder Público ante el cual el juramento debe ser rendido, no a imposibilidades propias del candidato elegido.
Además, admitir que el Presidente puede juramentarse ante el Tribunal luego del 10 de enero, implicaría prorrogar el mandato presidencial, lo que insistimos, no es posible.
Quinta hipótesis: la juramentación se efectúa en el exterior
Si el Presidente no va a la Asamblea, la Asamblea va al Presidente. O va el Tribunal. De acuerdo con esta hipótesis, la juramentación podría efectuarse en el extranjero, dada la convalecencia del Presidente de la República en ejercicio y electo. Para ello se trasladaría la Asamblea Nacional (más bien una suerte de Comisión designada a tal fin) o incluso, los propios Magistrados del Tribunal. Esta tesis se apoya en una lectura literal del citado artículo 231, que no aclara que la juramentación debe efectuarse en Venezuela.
Si se acoge esa interpretación, lo mismo daría entonces que el Presidente se juramentase por teleconferencia, por Skype o cualquier otro método. Tal amplitud vacía de contenido a la Constitución, y convierte la juramentación en un acto totalmente maleable.
El artículo 231 no aclara que la juramentación debe hacerse en Venezuela, pues el señalar que el Presidente se juramenta ante la Asamblea o ante el Tribunal, implícitamente, está señalando que la juramentación debe efectuarse en Venezuela, pues la Asamblea y el Tribunal, como todos los Poderes Públicos, sólo pueden ejercer su competencia en el territorio nacional.
Frente a cualquier duda que pueda existir en este punto, es necesario además considerar que la juramentación del Presidente en el exterior sería un fraude a la Constitución, pues pretende obviar la existencia de condiciones de hecho que impiden el ejercicio de la Presidencia. En efecto, si el Presidente electo no puede venir a Venezuela para la juramentación, es por cuanto razones médicas impiden ese viaje. Con ello en realidad se está demostrando que existen razones médicas que temporalmente impiden no sólo la juramentación, sino el ejercicio de la Presidencia. La solución no puede ser, entonces, trasladar a los Poderes Públicos al exterior. La solución para por reconocer esa ausencia temporal y actuar en consecuencia.
Sexta hipótesis: si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero, hay una ausencia temporal que debe ser suplida por el Presidente de la Asamblea Nacional
Al resolver sus casos, Sherlock Holmes empleaba un método que recomiendo a mis alumnos: eliminen toda solución imposible, o en nuestro caso, toda solución contraria a Derecho. La solución que queda, conveniente o no, es la solución ajustada a Derecho.
Hasta ahora sabemos que si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero, no hay falta absoluta (o sea, no pierde su condición de Presidente electo); no se prorroga el período presidencial; no puede asumir el Vicepresidente ni puede prorrogarse el período hasta una próxima juramentación ante el Tribunal. Tampoco pueden trasladarse al exterior la Asamblea o el Tribunal ¿Qué hacer entonces? ¿Queda la Presidencia vacante? ¿Entramos en el temido “vacío de poder”?
Aquí entra el tercer principio citado: la continuidad de las instituciones. El mandato presidencial es temporal. La Presidencia es permanente. No puede confundirse una figura con otra, para tratar de argumentar que el mandato es también continuo: la Presidencia como institución es permanente, mientras que el Presidente siempre es temporal, es decir, es un Presidente de turno, que tarde o temprano pasará.
Esto quiere decir que si el 10 de enero de 2013 el Presidente electo no se juramenta, alguien debe asumir temporalmente la Presidencia, pues esa institución es permanente. El único funcionario que podría asumir ese cargo sin violar la Constitución es el Presidente de la Asamblea Nacional.
De inmediato me replicaran: la Constitución no contempla que el Presidente de la Asamblea Nacional asuma la Presidencia en caso que, temporalmente, el Presidente electo no pueda tomar posesión el 10 de enero. Eso es cierto: ya dijimos que en este punto existe una laguna constitucional. Pero también es cierto que en caso de ausencia absoluta del Presidente electo, el Presidente de la Asamblea asumirá la Presidencia, solución que analógicamente debería aplicar al presente caso. Es, además, la única solución posible que no es contraria a la Constitución, según el análisis que he hecho.
Con ello, se respetan los tres principios ya mencionados. La voluntad popular se preserva, pues el Presidente electo no pierde esa condición. El carácter temporal del mandato presidencial se preserva, pues el 10 de enero tomará posesión un nuevo Presidente. Finalmente, la continuidad de la Presidencia (que no del mandato presidencial) se preserva, pues ciertamente el 10 de enero habrá un nuevo Presidente, si bien temporal.
Entonces, si el Presidente electo no se juramenta el 10 de enero asumirá el Presidente de la Asamblea Nacional
Si el 10 de enero de 2013 el Presidente Hugo Chávez, Presidente electo y hasta el día anterior, Presidente en ejercicio, no se juramenta ante la Asamblea Nacional por alguna causa distinta a las causales de ausencia absoluta, asumirá el Presidente de la Asamblea Nacional.
Esa condición debe ser temporal, por definición: quien fue electo como Presidente es Hugo Chávez, no quien ocupe la Presidencia de la Asamblea Nacional para el 10 de enero (conforme a la designación que deberá hacerse el 5 de enero de 2013, según los artículos 194 y 219 de la Constitución).
Por ello, estimamos aplicable analógicamente el régimen de ausencias temporales del Presidente electo: esa situación podrá mantenerse hasta por noventa días, prorrogables por un plazo igual por decisión de la Asamblea. Transcurrido ese plazo, la Asamblea decidirá si hay ausencia absoluta del Presidente electo, caso en el cual se convocará a nuevas elecciones.
Ese procedimiento no puede ser aplicado en fraude a la Constitución, para tratar de calificar como temporales faltas absolutas, o como absolutas faltas temporales. Por ello, al margen de la redacción literal de la Constitución, la falta temporal no puede mantenerse indefinidamente, pues en suma, ella es en sí misma una excepción a la soberanía popular, pues la Presidencia será ejercida por quien no fue electo para tal cargo.
El principio de la voluntad popular, que se ha defendido para argumentar que la falta de juramentación no puede dar lugar a una ausencia absoluta, debe también ser tenido en cuenta en este escenario. El pueblo eligió a Hugo Chávez para que ejerciera la Presidencia, no para que se mantenga alejado del ejercicio efectivo de esa Presidencia mientras alguien, que no fue electo, ocupa la Presidencia. Esto lo señalo para recalcar que la ausencia temporal del Presidente en ejercicio y electo que existe actualmente, y que podría existir para el 10 de enero, no puede extenderse ilimitadamente en fraude a la Constitución.
Respondiendo posibles críticas
Tan crispada ha sido la tertulia constitucional sobre el 10 de enero, que seguramente la solución que aquí asomo no será del agrado de todos, y podrá levantar más de una crítica un tanto airada. Hago mía la expresión de Manuel Caballero: no escribo para complacer, sino para entender mejor la realidad que me rodea.
Sea o no la solución que aporto conveniente políticamente, es –a mi juicio, que como tal es siempre relativo e imperfecto- la solución apegada a la Constitución. Los venezolanos debemos entender que la Constitución es una norma jurídica que forma parte de un sistema con principios y valores ciertos, no un texto que podemos manipular según la conveniencia de cada caso. Muchos de nuestros problemas como sociedad tienen su origen, precisamente, en esa interpretación elástica de la Constitución. No hace mucho, en el siglo pasado, el entonces Congreso de la República, por estimarlo políticamente conveniente, declaró la ausencia absoluta del Presidente cuando en realidad sólo mediaba una ausencia temporal, declarada en un juicio que se guió no por el Derecho, sino por lo que resultaba políticamente conveniente entonces. La conveniencia política ha signado muy hondamente, desde entonces, nuestros destinos, en el medio de la rebelión de los náufragos a la cual se ha referido M. Rivero. Ya es tiempo de cambiar esa concepción elástica de la Constitución, que cual veleta, se adopta a los vientos siempre cambiantes de la política. La política no debe modelar a la Constitución: la Constitución es quien modela a la política.
Por lo anterior, amigo lector, convendría estar pendiente el próximo 5 de enero, cuando la Asamblea designe al Presidente (o Presidenta) de la Asamblea Nacional. Podría estar designando también el próximo Presidente (o Presidenta) temporal de Venezuela.
****
José Ignacio Hernández es abogado venezolano, Doctor en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y Profesor de la UCV
No hay razón para correr
En: http://www.eluniversal.com/opinion/121230/no-hay-razon-para-correr
MIGUEL ÁNGEL SANTOS | EL UNIVERSAL
domingo 30 de diciembre de 2012 12:00 AM
Ahora que se termina el año, cuando algunos signos apuntan hacia otro evento electoral muy poco auspicioso, se me vino a la mente aquella mañana de domingo en Catia. Nos habían dicho que "lo de Henrique Capriles" empezaría a las doce, pero ya avezados con la dinámica del candidato, llegamos al bulevar alrededor de la una. Yo había estado un par de veces antes en Catia, en el barrio El Observatorio, por cortesía del padre Armando Jensen, pero aquello era otra cosa. Ahora sé que la magnitud de Catia es suficientemente vasta como para eso, para albergar espacios con rasgos y ritmos muy distintos, que existen "las afueras de Catia" y que El Observatorio es algo que los vecinos del lugar llaman "allá".
Estacionamos la moto cerca de la estación del Metro. Por allí no había rastros de oposición. Era, como decían los documentos oficiales antiguos cuando así correspondía, "un día de mercado". El bulevar estaba inmerso en esa actividad frenética, todos sus locales abiertos y la sección pedestre ocupada por vendedores de electrodomésticos. La propaganda oficial tenía copado cada árbol, cada poste de luz, y no pocas de las fachadas de los comercios. Parados en medio de aquella algarabía, aguzamos los oídos. Nada. Decidimos caminar dos o tres cuadras en cada dirección, hacer una suerte de cruz, convencidos de que así daríamos con la concentración. Por allí cada quien estaba en lo suyo, en el abastecerse de la manera más económica posible. Allí se gestaba la chispa que da origen al hecho económico en su expresión más simple, también la más genuina. Al fin, en uno de esos giros, fuimos sorprendidos por unos gritos "¡allá va!" y empezamos a correr.
Logramos alcanzar al grupo de avanzada. Una vez en el cauce, el entusiasmo de la concentración era innegable, difícil de conciliar con la apatía de las calles circundantes. La gente en los balcones se asomaba curiosa, no había en ellos euforia pero tampoco animadversión, mientras veían pasar al candidato como una exhalación. Corríamos detrás del 7-0, corríamos para poder dejar de correr. Durante el exigente recorrido, levanté la cabeza buscando aire varias veces y di así con las señales de tránsito, "Propatria" recto, "23 de Enero" a la derecha, "avenida Sucre", vaya usted a saber. Nombres que hasta entonces solo había leído en alguna crónica de José Ignacio Cabrujas. Catia nos había dejado entrar. No se podía concluir otra cosa y, pensándolo bien, no se podía tener aquello a menos.
Allí vive, acaso es allí en donde empieza, el otro país. Un país con rasgos diferentes, con otras urgencias, con una manera muy particular -que hasta hoy nos es no solo desconocida sino también esquiva- de concebir la cotidianeidad y el progreso. En alguna medida se logró interpretar algunas de sus preocupaciones, capitalizar su desengaño. Pero no fue suficiente. Sigue habiendo vastas zonas de Venezuela en donde la oposición no existe. Tanto en presidenciales como en regionales, la cantidad de votos opositores cae de manera exponencial en la medida en que el centro de votación se aleja de las grandes ciudades. Mientras sea así será difícil, ya no digamos ganar, sino mantener el poder con un mínimo de paz social. La coyuntura ahora nos favorece, siempre que estemos dispuestos a esperar. Se abre la posibilidad de que sea el Gobierno quien recoja lo que ha sembrado, de que sean ellos a quienes se les venga abajo la promesa de lo imposible. Mientras tanto, a la oposición le viene muy bien el interregnum para desarrollar ese entendimiento que hoy tanta falta nos hace, para elaborar esa narrativa que atraiga a ese otro país, una en donde se identifique plenamente y que capitalice la enorme decepción. Ya no hay razón para correr. Feliz Año 2013.
Estacionamos la moto cerca de la estación del Metro. Por allí no había rastros de oposición. Era, como decían los documentos oficiales antiguos cuando así correspondía, "un día de mercado". El bulevar estaba inmerso en esa actividad frenética, todos sus locales abiertos y la sección pedestre ocupada por vendedores de electrodomésticos. La propaganda oficial tenía copado cada árbol, cada poste de luz, y no pocas de las fachadas de los comercios. Parados en medio de aquella algarabía, aguzamos los oídos. Nada. Decidimos caminar dos o tres cuadras en cada dirección, hacer una suerte de cruz, convencidos de que así daríamos con la concentración. Por allí cada quien estaba en lo suyo, en el abastecerse de la manera más económica posible. Allí se gestaba la chispa que da origen al hecho económico en su expresión más simple, también la más genuina. Al fin, en uno de esos giros, fuimos sorprendidos por unos gritos "¡allá va!" y empezamos a correr.
Logramos alcanzar al grupo de avanzada. Una vez en el cauce, el entusiasmo de la concentración era innegable, difícil de conciliar con la apatía de las calles circundantes. La gente en los balcones se asomaba curiosa, no había en ellos euforia pero tampoco animadversión, mientras veían pasar al candidato como una exhalación. Corríamos detrás del 7-0, corríamos para poder dejar de correr. Durante el exigente recorrido, levanté la cabeza buscando aire varias veces y di así con las señales de tránsito, "Propatria" recto, "23 de Enero" a la derecha, "avenida Sucre", vaya usted a saber. Nombres que hasta entonces solo había leído en alguna crónica de José Ignacio Cabrujas. Catia nos había dejado entrar. No se podía concluir otra cosa y, pensándolo bien, no se podía tener aquello a menos.
Allí vive, acaso es allí en donde empieza, el otro país. Un país con rasgos diferentes, con otras urgencias, con una manera muy particular -que hasta hoy nos es no solo desconocida sino también esquiva- de concebir la cotidianeidad y el progreso. En alguna medida se logró interpretar algunas de sus preocupaciones, capitalizar su desengaño. Pero no fue suficiente. Sigue habiendo vastas zonas de Venezuela en donde la oposición no existe. Tanto en presidenciales como en regionales, la cantidad de votos opositores cae de manera exponencial en la medida en que el centro de votación se aleja de las grandes ciudades. Mientras sea así será difícil, ya no digamos ganar, sino mantener el poder con un mínimo de paz social. La coyuntura ahora nos favorece, siempre que estemos dispuestos a esperar. Se abre la posibilidad de que sea el Gobierno quien recoja lo que ha sembrado, de que sean ellos a quienes se les venga abajo la promesa de lo imposible. Mientras tanto, a la oposición le viene muy bien el interregnum para desarrollar ese entendimiento que hoy tanta falta nos hace, para elaborar esa narrativa que atraiga a ese otro país, una en donde se identifique plenamente y que capitalice la enorme decepción. Ya no hay razón para correr. Feliz Año 2013.
Golpe de Estado
En: http://www.eluniversal.com/opinion/121230/golpe-de-estado
FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL
domingo 30 de diciembre de 2012 12:00 AM
No tengo la menor duda. El oficialismo intentará conservar el poder por cualquier medio, incluyendo un golpe de Estado. Es posible que intenten violar flagrantemente la Constitución Nacional utilizando alguna de las tantas triquiñuelas jurídicas de las que nos tienen acostumbrado o en caso de no ser posible ese camino, sencillamente utilizarán la fuerza de manera descarnada. La justificación ética es la de siempre: preservar la revolución, como si esa palabra pudiera justificar todos los abusos de poder a que la camarilla gobernante ha sometido a Venezuela desde que alcanzaron el poder. He llegado a esta conclusión después de analizar detalladamente un conjunto de hechos que han venido ocurriendo en estos días con motivo a la grave enfermedad que enfrenta Hugo Chávez.
El primer hecho, es la ausencia del presidente de la República. Nadie conoce con precisión el estado de salud de Hugo Chávez ni quién ejerce sus delicadas funciones, ya que el vicepresidente no se ha juramentado para ejercer funciones de encargado del Poder Ejecutivo. Esta situación tan delicada surge por no haberse declarado la ausencia temporal del jefe del Estado como lo establece la Constitución Nacional y es lo que obliga a Nicolás Maduro a mentirle, una vez más, a los venezolanos al decir que había conversado con Hugo Chávez:, por más de veinte minutos, sobre distintos problemas de gobierno. Todo el mundo sabe que si esto hubiese sido verdad, sus palabras habrían sido transmitidas, sin límite de tiempo, por Venezolana de Televisión y por Telesur.
El problema se agrava al finalizar el período presidencial el 10 de enero de 2013 y tener la obligación el presidente electo de la República de juramentarse para el nuevo período presidencial. Estoy convencido que Hugo Chávez no podrá hacerlo. No voy a entrar en disquisiciones jurídicas. El artículo 231 y 233 no requieren de interpretación alguna. El presidente electo debe juramentarse ante la Asamblea Nacional. Si por alguna razón no pudiese reunirse, el presidente electo se juramenta ante el Tribunal Supremo de Justicia. En todos los casos, el acto de juramentación debe realizarse en esa fecha con la presencia del presidente electo. De no hacerlo se encarga del Poder Ejecutivo el presidente de la Asamblea Nacional y se convoca a elecciones a los treinta días.
De todas maneras, el problema es político. El oficialismo controla suficientemente todas las instituciones para lograr que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia interprete esos artículos a su conveniencia. Esa es la verdad. Allí no está el problema. Al chavismo le preocupa que lo arbitrario de la decisión pudiese originar una gran protesta nacional. Convencidos de esta realidad, comisionaron a Diosdado Cabello para que, mediante una declaración, tratara de atemorizar a los sectores pacíficos de la oposición. No existe otra explicación para poder justificar una declaración tan imprudente: "el 10 de enero es un día como cualquiera. Si el presidente Chávez no está aquí será el TSJ. Esto lo vamos a defender rodilla en tierra, fusil al hombro y bayoneta calada".
No satisfecho con esta amenaza, consideraron necesario que hablara el ministro de la Defensa. El almirante Diego Molero Bellavia, mantuvo que: "ante una eventual ausencia de nuestro comandante en jefe, escenario que seguro estamos no va a presentarse, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ya sabe que hacer: estar completamente preparada en el sentido de continuar ideológicamente el camino trazado desde hace 14 años por el líder de la Revolución Bolivariana". El almirante Molero olvida que "la Fuerza Armada está al servicio exclusivo de la nación venezolana y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna". Por suerte, puedo dar fe de ello, una gran mayoría de los cuadros militares cumplirán cabalmente sus obligaciones constitucionales.
Definitivamente, Hugo Chávez no está en condiciones, ni físicas ni mentales, para ejercer la presidencia de la República por un nuevo período. Esta verdad la conocen perfectamente sus posibles herederos políticos. Yo llegué a pensar que el chavismo sin Chávez tendría la inteligencia de negociar una solución constitucional que permitiera un proceso electoral con todas las garantías para la oposición. Esa es la única manera de lograr preservar su vigencia política. Lamentablemente, empiezo a pensar que estaba equivocado. El enfrentamiento entre la logia militar del 4 de febrero y el sector marxista los está obligando a radicalizar posiciones. Creo que hasta llegan a pensar, por lo menos los de origen militar, que no es descartable ni la solución de un golpe de Estado.
El primer hecho, es la ausencia del presidente de la República. Nadie conoce con precisión el estado de salud de Hugo Chávez ni quién ejerce sus delicadas funciones, ya que el vicepresidente no se ha juramentado para ejercer funciones de encargado del Poder Ejecutivo. Esta situación tan delicada surge por no haberse declarado la ausencia temporal del jefe del Estado como lo establece la Constitución Nacional y es lo que obliga a Nicolás Maduro a mentirle, una vez más, a los venezolanos al decir que había conversado con Hugo Chávez:, por más de veinte minutos, sobre distintos problemas de gobierno. Todo el mundo sabe que si esto hubiese sido verdad, sus palabras habrían sido transmitidas, sin límite de tiempo, por Venezolana de Televisión y por Telesur.
El problema se agrava al finalizar el período presidencial el 10 de enero de 2013 y tener la obligación el presidente electo de la República de juramentarse para el nuevo período presidencial. Estoy convencido que Hugo Chávez no podrá hacerlo. No voy a entrar en disquisiciones jurídicas. El artículo 231 y 233 no requieren de interpretación alguna. El presidente electo debe juramentarse ante la Asamblea Nacional. Si por alguna razón no pudiese reunirse, el presidente electo se juramenta ante el Tribunal Supremo de Justicia. En todos los casos, el acto de juramentación debe realizarse en esa fecha con la presencia del presidente electo. De no hacerlo se encarga del Poder Ejecutivo el presidente de la Asamblea Nacional y se convoca a elecciones a los treinta días.
De todas maneras, el problema es político. El oficialismo controla suficientemente todas las instituciones para lograr que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia interprete esos artículos a su conveniencia. Esa es la verdad. Allí no está el problema. Al chavismo le preocupa que lo arbitrario de la decisión pudiese originar una gran protesta nacional. Convencidos de esta realidad, comisionaron a Diosdado Cabello para que, mediante una declaración, tratara de atemorizar a los sectores pacíficos de la oposición. No existe otra explicación para poder justificar una declaración tan imprudente: "el 10 de enero es un día como cualquiera. Si el presidente Chávez no está aquí será el TSJ. Esto lo vamos a defender rodilla en tierra, fusil al hombro y bayoneta calada".
No satisfecho con esta amenaza, consideraron necesario que hablara el ministro de la Defensa. El almirante Diego Molero Bellavia, mantuvo que: "ante una eventual ausencia de nuestro comandante en jefe, escenario que seguro estamos no va a presentarse, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ya sabe que hacer: estar completamente preparada en el sentido de continuar ideológicamente el camino trazado desde hace 14 años por el líder de la Revolución Bolivariana". El almirante Molero olvida que "la Fuerza Armada está al servicio exclusivo de la nación venezolana y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna". Por suerte, puedo dar fe de ello, una gran mayoría de los cuadros militares cumplirán cabalmente sus obligaciones constitucionales.
Definitivamente, Hugo Chávez no está en condiciones, ni físicas ni mentales, para ejercer la presidencia de la República por un nuevo período. Esta verdad la conocen perfectamente sus posibles herederos políticos. Yo llegué a pensar que el chavismo sin Chávez tendría la inteligencia de negociar una solución constitucional que permitiera un proceso electoral con todas las garantías para la oposición. Esa es la única manera de lograr preservar su vigencia política. Lamentablemente, empiezo a pensar que estaba equivocado. El enfrentamiento entre la logia militar del 4 de febrero y el sector marxista los está obligando a radicalizar posiciones. Creo que hasta llegan a pensar, por lo menos los de origen militar, que no es descartable ni la solución de un golpe de Estado.
Saturday, December 29, 2012
Carta sobre la salud de Chávez
En: http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/121229/carta-de-personalidades-de-la-salud-sobre-el-presidente
EL UNIVERSAL
sábado 29 de diciembre de 2012 02:49 PM
A la opinión pública
El Presidente de la República informó al País, en su alocución del 8 de diciembre de 2012, que su estado de salud lo obligaba nuevamente a ser intervenido en la Habana, que la intervención era "absolutamente necesaria, imprescindible e implicaba riesgos", decidió prudentemente hacer públicas un conjunto de instrucciones explícitas, para sus seguidores, que han sido consideradas como un "testamento político". Advirtió, además, que estas disposiciones estarían enmarcadas en la Constitución Nacional. Particularmente, en caso de su ausencia temporal o en caso de su ausencia absoluta.
Una vez sometido a una delicada, compleja y prolongada intervención quirúrgica, realizada el 11 de diciembre, solo hemos tenido noticias oficiales mediante comunicados escuetos y a veces contradictorios, en razón de lo que se desconoce con precisión, en este momento, el estado real de salud del Presidente de la República y su pronóstico de vida. Voceros oficiales, no profesionales, han indicado que ocurrieron en el prolongado postoperatorio, complicaciones tales como "sangramiento" (sic) que obligó a una nueva intervención, e infección respiratoria que le hacen guardar reposo absoluto y solo ha permitido una lenta recuperación. Como en oportunidades anteriores, la decisión del Gobierno sobre la información del estado de salud del Presidente ha sido de secretismo por lo que no hay detalles sobre la progresión de su enfermedad.
La trascendencia de los acontecimientos relacionados con el fin del período presidencial que fenece el 10 de enero de 2013 y del comienzo del nuevo período presidencial a partir de esa fecha, por razones obvias, no puede desvincularse del estado de salud del Presidente y, ante el impedimento físico o mental, definitivo y total o su eventual renuncia o desaparición por fallecimiento, se activarían las disposiciones constitucionales relacionadas con la falta absoluta para ejercer el cargo. No así si fuera el caso de la falta temporal del Presidente electo para asumir el cargo, porque existe un vacío de regulación constitucional en tal circunstancia.
Hasta este momento, transcurridos 17 días de la intervención quirúrgica a la que fue sometido, el Sr. Presidente de la República no ha manifestado por si mismo (mediante grabación de sus palabras o videos) si es posible su regreso al país, luego de cumplir la atención médica recibida en Cuba y si asistirá a la toma de posesión como Presidente, siempre que sus condiciones de salud se lo permitan. Tampoco ha indicado explícitamente, si se encuentra o no en condiciones y capacidad de gobernar, como cabría esperarse si puede cumplir con su obligación como el servidor público de más alta jerarquía.
Cobra valor entonces, poder disponer de una información médica, profesional, autorizada, confiable e independiente, mediante un informe cuidadoso, detallado y certificado del estado de salud del Presidente, elaborado por una junta médica constituida por médicos venezolanos; tal información es indispensable en este momento, tanto para la vida de la Nación, como para preservar su gobernabilidad. El mencionado informe ayudaría a estimar con precisión si existen condiciones médicas que le permitan ejercer a cabalidad el cargo de Presidente de la República o si tales condiciones constituyen impedimentos parciales o totales, temporales o definitivos para el desempeño idóneo de la presidencia de la República. Le correspondería al Tribunal Superior de Justicia designar la junta médica con aprobación de la Asamblea Nacional.
Finalmente, creemos que la transparencia de la información sobre los delicados asuntos de Estado, en el marco de la Constitución Nacional, garantiza que los ciudadanos estemos oportuna y bien informados y contribuye decisivamente a prevenir las consecuencias indeseables derivadas de la incertidumbre, de las dudas y temores y a lograr la paz, la convivencia y el bienestar que deseamos todos los venezolanos para el desarrollo armónico de nuestro país.
Caracas 28 de diciembre de 2012.
Blas Bruni Celli
Carlos Moros Ghersi
Rafael Muci Mendoza
José Félix Oletta L.
Ángel Rafael Orihuela
Pablo Pulido M.
Carlos Walter V.
El Presidente de la República informó al País, en su alocución del 8 de diciembre de 2012, que su estado de salud lo obligaba nuevamente a ser intervenido en la Habana, que la intervención era "absolutamente necesaria, imprescindible e implicaba riesgos", decidió prudentemente hacer públicas un conjunto de instrucciones explícitas, para sus seguidores, que han sido consideradas como un "testamento político". Advirtió, además, que estas disposiciones estarían enmarcadas en la Constitución Nacional. Particularmente, en caso de su ausencia temporal o en caso de su ausencia absoluta.
Una vez sometido a una delicada, compleja y prolongada intervención quirúrgica, realizada el 11 de diciembre, solo hemos tenido noticias oficiales mediante comunicados escuetos y a veces contradictorios, en razón de lo que se desconoce con precisión, en este momento, el estado real de salud del Presidente de la República y su pronóstico de vida. Voceros oficiales, no profesionales, han indicado que ocurrieron en el prolongado postoperatorio, complicaciones tales como "sangramiento" (sic) que obligó a una nueva intervención, e infección respiratoria que le hacen guardar reposo absoluto y solo ha permitido una lenta recuperación. Como en oportunidades anteriores, la decisión del Gobierno sobre la información del estado de salud del Presidente ha sido de secretismo por lo que no hay detalles sobre la progresión de su enfermedad.
La trascendencia de los acontecimientos relacionados con el fin del período presidencial que fenece el 10 de enero de 2013 y del comienzo del nuevo período presidencial a partir de esa fecha, por razones obvias, no puede desvincularse del estado de salud del Presidente y, ante el impedimento físico o mental, definitivo y total o su eventual renuncia o desaparición por fallecimiento, se activarían las disposiciones constitucionales relacionadas con la falta absoluta para ejercer el cargo. No así si fuera el caso de la falta temporal del Presidente electo para asumir el cargo, porque existe un vacío de regulación constitucional en tal circunstancia.
Hasta este momento, transcurridos 17 días de la intervención quirúrgica a la que fue sometido, el Sr. Presidente de la República no ha manifestado por si mismo (mediante grabación de sus palabras o videos) si es posible su regreso al país, luego de cumplir la atención médica recibida en Cuba y si asistirá a la toma de posesión como Presidente, siempre que sus condiciones de salud se lo permitan. Tampoco ha indicado explícitamente, si se encuentra o no en condiciones y capacidad de gobernar, como cabría esperarse si puede cumplir con su obligación como el servidor público de más alta jerarquía.
Cobra valor entonces, poder disponer de una información médica, profesional, autorizada, confiable e independiente, mediante un informe cuidadoso, detallado y certificado del estado de salud del Presidente, elaborado por una junta médica constituida por médicos venezolanos; tal información es indispensable en este momento, tanto para la vida de la Nación, como para preservar su gobernabilidad. El mencionado informe ayudaría a estimar con precisión si existen condiciones médicas que le permitan ejercer a cabalidad el cargo de Presidente de la República o si tales condiciones constituyen impedimentos parciales o totales, temporales o definitivos para el desempeño idóneo de la presidencia de la República. Le correspondería al Tribunal Superior de Justicia designar la junta médica con aprobación de la Asamblea Nacional.
Finalmente, creemos que la transparencia de la información sobre los delicados asuntos de Estado, en el marco de la Constitución Nacional, garantiza que los ciudadanos estemos oportuna y bien informados y contribuye decisivamente a prevenir las consecuencias indeseables derivadas de la incertidumbre, de las dudas y temores y a lograr la paz, la convivencia y el bienestar que deseamos todos los venezolanos para el desarrollo armónico de nuestro país.
Caracas 28 de diciembre de 2012.
Blas Bruni Celli
Carlos Moros Ghersi
Rafael Muci Mendoza
José Félix Oletta L.
Ángel Rafael Orihuela
Pablo Pulido M.
Carlos Walter V.
10 dudas sobre la ausencia del presidente
En: http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/143407/el-nacional-10-dudas-sobre-la-ausencia-del-presidente/
Caracas, 29 de diciembre. Noticias24) – El diario El Nacional publicó un trabajo en donde los juristas Manuel Rachadell y Gerardo Fernández responden algunas dudas importantes sobre la toma de posesión del primer mandatario.
Indicaron que si Hugo Chávez permanece incapacitado para el 10 de enero la Asamblea Nacional debe declarar falta temporal.
Lea a continuación el artículo completo:
Caracas, 29 de diciembre. Noticias24) – El diario El Nacional publicó un trabajo en donde los juristas Manuel Rachadell y Gerardo Fernández responden algunas dudas importantes sobre la toma de posesión del primer mandatario.
Indicaron que si Hugo Chávez permanece incapacitado para el 10 de enero la Asamblea Nacional debe declarar falta temporal.
Lea a continuación el artículo completo:
1.- ¿Qué pasa si el presidente Hugo Chávez no puede tomar posesión el 10 de enero?Por: Edgar López
Gerardo Fernández: ―El 10 de enero de 2013 termina el mandato constitucional y comienza uno nuevo. Si hay falta absoluta del Presidente, ocupa el cargo el presidente de la Asamblea Nacional y se deben convocar a elecciones en los 30 días siguientes.
Si no se ha producido falta absoluta, pero el Presidente no toma posesión por incapacidad física o mental, debería declararse la falta temporal y asumir el presidente del Parlamento.
Manuel Rachadell: —El período presidencial de seis años transcurre independientemente de la persona elegida. Si no toma posesión en la fecha especificada en la Constitución sin que se haya dado el supuesto de la falta absoluta y lo hace posteriormente, se acorta el lapso de su mandato, pero no el período presidencial.
El período presidencial de seis años transcurre independientemente de la persona elegida2.- ¿Puede modificarse el 10 de enero como fecha para la toma de posesión del Presidente?
M. R.: ―La juramentación y toma de posesión del presidente electo en la fecha indicada en la Constitución no es una simple formalidad. La existencia de normas similares en Constituciones anteriores fundamenta la necesidad de establecer y respetar una fecha determinada para la cesación de los poderes presidenciales. Nada autoriza a que se tome con frivolidad el cumplimiento del ordenamiento constitucional, si es que en verdad vivimos en un Estado de Derecho.
G. F.: ―Definitivamente no. De acuerdo con la Constitución ese día termina un mandato constitucional y comienza uno nuevo. No hay prórroga del período constitucional. De no presentarse el Presidente a la toma de posesión se aplicarían las disposiciones correspondientes a la falta absoluta o temporal.
3.- ¿La ausencia del presidente constituye en la actualidad una falta temporal o absoluta?
G. F.: ―Constitucionalmente hablando es el típico caso de falta temporal. La Constitución resuelve el tema de manera clara. El régimen se ha negado a cumplir con la carta magna desde que comenzó y se dio a conocer la enfermedad del jefe del Estado.
No querer aceptar la normativa constitucional, o interpretarla de manera acomodaticia e interesada, no es más que un fraude.
M. R.: ―Es una falta temporal. La posibilidad de que el presidente electo tome posesión en una fecha posterior a la indicada en la Constitución no implica necesariamente que se haya producido la falta absoluta.
La persona que debe cubrir la vacante temporal es el presidente de la Asamblea Nacional. Sólo puede convocarse a nuevas elecciones, previa declaración de la falta absoluta del presidente electo.
La posibilidad de que el presidente electo tome posesión en una fecha posterior a la indicada no implica que se haya producido la falta absoluta.4.- ¿Pueden diferirse indefinidamente la juramentación y toma de posesión del Presidente?
M. R.: ―La improrrogabilidad del mandato presidencial se deriva de la limitación del período a seis años y de la fijación de una fecha determinada para que se produzca el fin de uno y el comienzo del otro.
Además, las previsiones constitucionales fueron concebidas para que, una vez vencido un período presidencial, no se genere la hipótesis de ausencia de un titular, aunque sea interino, en el cargo de Presidente de la República.
G. F.: ―No es lo correcto. Constitucionalmente podría resolverse el asunto. La falta temporal debe ser limitada en el tiempo y que se aplicaría un máximo de 90 días. Si en ese plazo no se produce la toma de posesión, se debe declarar la falta absoluta por parte de la Asamblea Nacional y celebrar elecciones en los 30 días siguientes.
5- ¿Qué debe hacerse para suplir la falta del Presidente?
M. R.: ―El vicepresidente ejecutivo suple las faltas temporales del Presidente, pero ello supone que haya un Presidente. No es lo mismo presidente en ejercicio que presidente electo, aun siendo la misma persona.
Si al primero se le vence el período y el segundo no ha tomado posesión, la Presidencia de la República carece de titular y ese vacío debe ser llenado por el presidente de la Asamblea Nacional. Tal función no le corresponde al vicepresidente ejecutivo de la República del período anterior, porque éste derivaría su investidura del nombramiento que le había hecho un ex presidente de la República.
G.F.: ―Si el presidente no puede ejercer en este momento porque está incapacitado, lo cual es un hecho, se debe declarar la falta temporal y asumir el vicepresidente ejecutivo.
6.- ¿Deben realizarse el acto de juramentación y toma de posesión obligatoriamente en la sede de la Asamblea Nacional?
G. F.: ―Sí. La Constitución es clara en señalar que la toma de posesión se lleva a acabo ante la Asamblea Nacional que tiene su sede en el Palacio Federal Legislativo, en la capital de la República, Caracas.
Excepcionalmente, cuando la Asamblea Nacional no pueda reunirse, por ejemplo, por falta de quórum, el presidente electo se puede juramentar ante el Tribunal Supremo de Justicia. Dicha juramentación debe ser en la misma fecha (10 de enero), en la sede del Tribunal Supremo de Justicia, en la capital de la República, igualmente Caracas.
M. R.: ―No necesariamente. La Asamblea Nacional puede constituirse, sesionar y tomar decisiones en cualquier parte de Caracas y del territorio nacional. Por ejemplo, en 1989 Carlos Andrés Pérez tomó posesión en el Teatro Teresa Carreño, previo acuerdo del Congreso de la República.
La Asamblea Nacional puede constituirse, sesionar y tomar decisiones en cualquier parte de Caracas y del territorio nacional.7.- ¿Puede Chávez juramentarse en Cuba?
G. F.: ―Absolutamente no. Plantear la posibilidad de que el presidente electo se juramente en la Embajada de Venezuela en Cuba, por ejemplo, sería un exabrupto que tampoco serviría para ocultar la incapacidad física que actualmente afecta a Hugo Chávez para cumplir personal y cabalmente todas las atribuciones que confiere la Constitución al jefe del Estado.
M. R.: ―Definitivamente no, pues la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia son órganos del Poder Público que tienen su asiento en el territorio nacional. Las precisiones que en este sentido están establecidas en la carta magna fueron concebidas para garantizar el correcto ejercicio de la autoridad y la seguridad jurídica en el país.
8.- ¿Cuándo procede la juramentación del Presidente ante el TSJ?
M. R.: ―El motivo sobrevenido establecido en el artículo 231 de la Constitución se refiere a dificultades atribuibles a la Asamblea Nacional, no al presidente electo. Por ejemplo, en el caso de que un grupo sedicioso se niegue a reconocer los resultados electorales, tome la sede del Legislativo y resulte imposible realizar el acto en ese lugar.
G. F.: ―Excepcionalmente, cuando la Asamblea Nacional no pueda reunirse, por ejemplo, por falta de quórum, el presidente electo se puede juramentar ante el TSJ. Dicha juramentación debe ser en la misma fecha 10 de enero, en la sede del TSJ, en la capital de la República.
Lo que no se puede olvidar es que el problema es del Presidente, por su estado de salud, y no del órgano ante el cual se ha de juramentar.
9.- ¿Es válido el planteamiento de la presidenta del TSJ en cuanto a que la reelección presidencial equivale a la continuación de un mismo mandato?
M. R.: ―En Venezuela una persona puede ser elegida Presidente de la República muchas veces, pero cada período tiene una duración precisa de seis años. Es un error sostener que en el supuesto de la reelección se prorroga el período presidencial.
No existen períodos de 12 años ni de 18 años ni de 24 años. Tampoco puede aducirse que cuando una misma persona ejerce más de un período presidencial opera la continuidad en el cargo.
Así lo ha establecido la misma Sala Constitucional del TSJ, al señalar que “sólo es admisible la prórroga del lapso constitucional en caso de que no exista previsión para el reemplazo” de un funcionario.
G. F.: ―Absolutamente no. Es una interpretación acomodaticia e interesada de la carta magna.
No existen períodos de 12 años ni de 18 años ni de 24 años.10.- ¿Qué características debe tener la junta médica que podría declarar la falta absoluta por incapacidad física y mental del Presidente? ¿Es su dictamen definitivo?
G. F.: ―La junta médica debe estar calificada científicamente y gozar de la credibilidad nacional. De acuerdo con la Constitución tendría por objeto determinar científicamente la incapacidad física o mental permanente del Presidente y, en consecuencia, activar el mecanismo jurídico-político para declarar la falta absoluta.
El procedimiento se inicia de oficio o a instancia de parte ante el TSJ, en Sala Plena. La Sala Plena del TSJ constituye la junta médica calificada mediante decisión o sentencia. Ésta emite un dictamen y éste se remite a la Asamblea Nacional para que ésta tome la decisión política de declarar formalmente la falta absoluta.
M. R.: ―Debe ser imparcial y altamente calificada.
Líderes del congreso harán último esfuerzo para evitar abismo fiscal
En: http://www.lapatilla.com/site/2012/12/29/lideres-del-congreso-haran-ultimo-esfuerzo-por-evitar-abismo-fiscal-en-eeuu/
El presidente Barack Obama y los líderes del Congreso acordaron el viernes realizar un último esfuerzo para evitar que Estados Unidos caiga en el “abismo fiscal”, iniciando una intensa negociación sobre las tasas de impuestos de los estadounidenses a medida que se aproxima un plazo límite de Año Nuevo.
Con apenas pocos días para evitar una brusca alza de impuestos y profundos recortes al gasto del Gobierno que podrían provocar una recesión, dos veteranos del Senado intentarán forjar un acuerdo que ha evadido a la Casa Blanca y el Congreso durante meses.
Obama dijo que es “modestamente optimista” sobre las posibilidades de que se pueda lograr un acuerdo que evite que las tasas suban para la mayoría de los trabajadores estadounidenses. Pero ninguna parte parecía dispuesta a ceder mucho en la reunión del viernes de líderes del Congreso en la Casa Blanca.
En la reunión se acordó encomendar a Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata, y a Mitch McConnell, quien encabeza a la minoría republicana, que a más tardar el domingo intenten alcanzar un acuerdo que reciba luz verde en la Cámara alta y pueda ser aprobado antes de fin de año por la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos.
“La hora para una acción inmediata está aquí. Es ahora. Ahora estamos en el punto en el que en apenas cuatro días está previsto por ley que suban las tasas de impuestos de todos los estadounidenses. El sueldo de cada estadounidense será considerablemente menor. Y permitir eso sería un error”, dijo Obama a periodistas.
El martes 1 de enero entrarán en vigencia aumentos de impuestos y recortes al gasto del Gobierno por unos 600.000 millones de dólares si los políticos no logran un acuerdo. Economistas temen que esas medidas puedan lanzar a la economía de Estados Unidos a una recesión.
El pesimismo sobre el abismo fiscal hizo retroceder a las acciones estadounidenses por quinta sesión consecutiva. El promedio industrial Dow Jones cayó 158,20 puntos, o un 1,21 por ciento.
Los minoristas culpan a las preocupaciones por el “abismo fiscal” por las opacas ventas de la temporada de Navidad.
Bajo el plan negociado el viernes, cualquier acuerdo entre McConnell y Reid sería apoyado por el Senado y luego aprobado en la Cámara de Representantes liderada por los republicanos antes de fin de año.
Pero la Cámara de Representantes podría liquidar cualquier acuerdo.
Un grupo de conservadores en el partido de Boehner se opone firmemente a los esfuerzos de Obama por subir los impuestos a los más ricos como parte de un plan para reducir el déficit de presupuesto de Estados Unidos. Los republicanos de la Cámara de Representantes también quieren ver que Obama se comprometa a realizar mayores recortes al gasto.
Las negociaciones entre Obama y el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, fracasaron la semana pasada cuando varias decenas de republicanos que se oponen a las alzas de impuestos desafiaron a su líder y rechazaron un plan para subir las tasas a quienes ganan más de 1 millón de dólares.
Un asesor demócrata dijo que Boehner se apegó principalmente a los “puntos de discusión” durante la reunión del viernes en la Casa Blanca, con el mensaje de que la Cámara de Representantes había actuado y que ahora es momento de que el Senado tome medidas.
Negociaciones sobre “Grandes números”
Los dos líderes del Senado iniciarán negociaciones el sábado que se concentrarán principalmente en el umbral a partir del cual se aumentarán los impuestos a las familias de mayores ingresos en el país, dijo el asesor demócrata.
Analistas sostienen que ambas partes podrían acordar subir los impuestos para las familias que ganen más de 400.000 ó 500.000 dólares al año.
También discutirán si el impuesto a la herencia debería mantenerse en el bajo nivel actual o si debería permitirse que aumente, dijo un asesor demócrata.
El demócrata Reid advirtió sobre la dificultad de las negociaciones.
“No es fácil, lidiamos con grandes números, y algunas de esas cosas que hacemos son algo complicadas”, declaró.
McConnell describió la cumbre del viernes en la Casa Blanca, a la que también asistió la líder de minoría de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, como “una buena reunión”.
“Así que estaremos trabajando duro para intentar ver si podemos lograrlo en las próximas 24 horas. Así que estoy ilusionado y optimista”, sostuvo.
Si la pugna no se puede solucionar en el Senado, Obama dijo que quería que ambas cámaras del Congreso voten un plan elaborado por él que aumentaría los impuestos sólo a las familias que ganan más de 250.000 dólares al año.
El plan también extendería el seguro de desempleo para cerca de 2 millones de estadounidenses y crearía un marco para un acuerdo de una reducción mayor del déficit el próximo año.
Hay señales en el mercado de que el temor de los inversores se está arraigando. El índice de volatilidad CBOE, también conocido como VIX -el indicador preferido sobre la ansiedad en el mercado- ha permanecido en niveles relativamente bajos durante el proceso, pero el viernes subió sobre 22 puntos, su nivel más alto desde junio.
Algunos en el mercado se están resignando a que Washington exceda el plazo de Año Nuevo, siempre y cuando se pueda lograr un acuerdo sobre la reducción del déficit a comienzos de enero.
“Sin importar si el Gobierno resuelve los temas ahora, cualquier acuerdo puede ser retroactivo. Nosotros no estamos tan preocupados con el 1 de enero como el mercado parece estarlo”, dijo Richard Weiss, un administrador de divisas de alto rango de American Century Investments.
Otro componente del “abismo fiscal” -los 109.000 millones de dólares en recortes automáticos al gasto en programas nacionales y del Ejército- entrará en vigor el miércoles.
La agencia de calificaciones S&P dijo el viernes que las discusiones sobre el abismo fiscal no afectaban la nota soberana de Estados Unidos.
Eso eliminó la amenaza inmediata de una rebaja de calificación de parte de la agencia, que redujo la nota AAA de Estados Unidos en agosto del 2011 en una medida sin precedentes luego de una lucha partidista similar sobre el presupuesto.
Por Roberta Rampton y Richard Cowan
Reuters
El presidente Barack Obama y los líderes del Congreso acordaron el viernes realizar un último esfuerzo para evitar que Estados Unidos caiga en el “abismo fiscal”, iniciando una intensa negociación sobre las tasas de impuestos de los estadounidenses a medida que se aproxima un plazo límite de Año Nuevo.
Con apenas pocos días para evitar una brusca alza de impuestos y profundos recortes al gasto del Gobierno que podrían provocar una recesión, dos veteranos del Senado intentarán forjar un acuerdo que ha evadido a la Casa Blanca y el Congreso durante meses.
Obama dijo que es “modestamente optimista” sobre las posibilidades de que se pueda lograr un acuerdo que evite que las tasas suban para la mayoría de los trabajadores estadounidenses. Pero ninguna parte parecía dispuesta a ceder mucho en la reunión del viernes de líderes del Congreso en la Casa Blanca.
En la reunión se acordó encomendar a Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata, y a Mitch McConnell, quien encabeza a la minoría republicana, que a más tardar el domingo intenten alcanzar un acuerdo que reciba luz verde en la Cámara alta y pueda ser aprobado antes de fin de año por la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos.
“La hora para una acción inmediata está aquí. Es ahora. Ahora estamos en el punto en el que en apenas cuatro días está previsto por ley que suban las tasas de impuestos de todos los estadounidenses. El sueldo de cada estadounidense será considerablemente menor. Y permitir eso sería un error”, dijo Obama a periodistas.
El martes 1 de enero entrarán en vigencia aumentos de impuestos y recortes al gasto del Gobierno por unos 600.000 millones de dólares si los políticos no logran un acuerdo. Economistas temen que esas medidas puedan lanzar a la economía de Estados Unidos a una recesión.
El pesimismo sobre el abismo fiscal hizo retroceder a las acciones estadounidenses por quinta sesión consecutiva. El promedio industrial Dow Jones cayó 158,20 puntos, o un 1,21 por ciento.
Los minoristas culpan a las preocupaciones por el “abismo fiscal” por las opacas ventas de la temporada de Navidad.
Bajo el plan negociado el viernes, cualquier acuerdo entre McConnell y Reid sería apoyado por el Senado y luego aprobado en la Cámara de Representantes liderada por los republicanos antes de fin de año.
Pero la Cámara de Representantes podría liquidar cualquier acuerdo.
Un grupo de conservadores en el partido de Boehner se opone firmemente a los esfuerzos de Obama por subir los impuestos a los más ricos como parte de un plan para reducir el déficit de presupuesto de Estados Unidos. Los republicanos de la Cámara de Representantes también quieren ver que Obama se comprometa a realizar mayores recortes al gasto.
Las negociaciones entre Obama y el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, fracasaron la semana pasada cuando varias decenas de republicanos que se oponen a las alzas de impuestos desafiaron a su líder y rechazaron un plan para subir las tasas a quienes ganan más de 1 millón de dólares.
Un asesor demócrata dijo que Boehner se apegó principalmente a los “puntos de discusión” durante la reunión del viernes en la Casa Blanca, con el mensaje de que la Cámara de Representantes había actuado y que ahora es momento de que el Senado tome medidas.
Negociaciones sobre “Grandes números”
Los dos líderes del Senado iniciarán negociaciones el sábado que se concentrarán principalmente en el umbral a partir del cual se aumentarán los impuestos a las familias de mayores ingresos en el país, dijo el asesor demócrata.
Analistas sostienen que ambas partes podrían acordar subir los impuestos para las familias que ganen más de 400.000 ó 500.000 dólares al año.
También discutirán si el impuesto a la herencia debería mantenerse en el bajo nivel actual o si debería permitirse que aumente, dijo un asesor demócrata.
El demócrata Reid advirtió sobre la dificultad de las negociaciones.
“No es fácil, lidiamos con grandes números, y algunas de esas cosas que hacemos son algo complicadas”, declaró.
McConnell describió la cumbre del viernes en la Casa Blanca, a la que también asistió la líder de minoría de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, como “una buena reunión”.
“Así que estaremos trabajando duro para intentar ver si podemos lograrlo en las próximas 24 horas. Así que estoy ilusionado y optimista”, sostuvo.
Si la pugna no se puede solucionar en el Senado, Obama dijo que quería que ambas cámaras del Congreso voten un plan elaborado por él que aumentaría los impuestos sólo a las familias que ganan más de 250.000 dólares al año.
El plan también extendería el seguro de desempleo para cerca de 2 millones de estadounidenses y crearía un marco para un acuerdo de una reducción mayor del déficit el próximo año.
Hay señales en el mercado de que el temor de los inversores se está arraigando. El índice de volatilidad CBOE, también conocido como VIX -el indicador preferido sobre la ansiedad en el mercado- ha permanecido en niveles relativamente bajos durante el proceso, pero el viernes subió sobre 22 puntos, su nivel más alto desde junio.
Algunos en el mercado se están resignando a que Washington exceda el plazo de Año Nuevo, siempre y cuando se pueda lograr un acuerdo sobre la reducción del déficit a comienzos de enero.
“Sin importar si el Gobierno resuelve los temas ahora, cualquier acuerdo puede ser retroactivo. Nosotros no estamos tan preocupados con el 1 de enero como el mercado parece estarlo”, dijo Richard Weiss, un administrador de divisas de alto rango de American Century Investments.
Otro componente del “abismo fiscal” -los 109.000 millones de dólares en recortes automáticos al gasto en programas nacionales y del Ejército- entrará en vigor el miércoles.
La agencia de calificaciones S&P dijo el viernes que las discusiones sobre el abismo fiscal no afectaban la nota soberana de Estados Unidos.
Eso eliminó la amenaza inmediata de una rebaja de calificación de parte de la agencia, que redujo la nota AAA de Estados Unidos en agosto del 2011 en una medida sin precedentes luego de una lucha partidista similar sobre el presupuesto.
Por Roberta Rampton y Richard Cowan
Reuters
Bajo esta calma chicha se incuba un torbellino
En: http://www.lapatilla.com/site/2012/12/29/thaelman-urgelles-bajo-esta-calma-chicha-se-incuba-un-torbellino/
Thaelman Urgelles
Pasado el paréntesis de la Nochebuena, y con una mitad de la población desplazada a otras regiones o al exterior, la atención nacional no logra sin embargo despegarse de las expectativas políticas. La lucha sucesoral adquiere sus máximos vigores, en escenarios muy propicios para la parábola y el mampuesto. Cabello y Maduro han escogido las juramentaciones de los 20 gobenadores de su partido como barajitas para contar sus cañones. No sabemos si ello es textualmete así, pero cada quien supone que gobernador en cuya juramentación esté Maduro es porque apoya a este aspirante; y lo mismo ocurre con la presencia de Cabello. Quizás la excepción sea la de hoy en Nueva Esparta, un gobernador al que cabría especular en el bando Diosdeico pero que fue acompañado por Nicolás, al propósito de un mesaje escrito enviado por Chávez a sus fuerzas militares.
Lo cierto es que los movimientos de uno y otro y el propicio escenario de las juramentaciones regionales le están dando al PSUV una considerable ventaja de iniciativa en estas fechas usualmente neutras, políticamente hablando. Y esta vez no se puede culpar a la MUD y a los dirigentes opositores de su bajo perfil, pues sencillamente el espacio y los temas le pertenecen al adversario. Como dijo Chávez en diciembre de 2002, cuando una multitudinaria sociedad civil ocupaba diariamente las calles de Caracas: “ellos están bateando, después nos tocará a nosotros”. No sé si a la oposición le tocará batear en el futuro próximo, pero la realidad es que en estos días es poco lo que ella puede brillar, a no ser por la defensa pública de la Constitución y por los preparativos para defenderla en la fecha clave del 10 de enero.
Es de esperar que, por lo menos, los dirigentes opositores estén inviertiendo estos días en cerrar lo mejor posible sus inevitables fisuras internas, unificando una posición para los eventos del 5 de enero (elección de la directiva del Parlamento) y 10 de enero (juramentación del presidente reelecto) y resolviendo con el menor trauma el tema del candidato que habrá de enfrentar al heredero del presidente en las inminentes elecciones del próximo año. Si al menos esto estuviese ocurriendo en el campo de la MUD, pienso que la ciudadanía democrática se daría por satisfecha.
Thaelman Urgelles
Pasado el paréntesis de la Nochebuena, y con una mitad de la población desplazada a otras regiones o al exterior, la atención nacional no logra sin embargo despegarse de las expectativas políticas. La lucha sucesoral adquiere sus máximos vigores, en escenarios muy propicios para la parábola y el mampuesto. Cabello y Maduro han escogido las juramentaciones de los 20 gobenadores de su partido como barajitas para contar sus cañones. No sabemos si ello es textualmete así, pero cada quien supone que gobernador en cuya juramentación esté Maduro es porque apoya a este aspirante; y lo mismo ocurre con la presencia de Cabello. Quizás la excepción sea la de hoy en Nueva Esparta, un gobernador al que cabría especular en el bando Diosdeico pero que fue acompañado por Nicolás, al propósito de un mesaje escrito enviado por Chávez a sus fuerzas militares.
Lo cierto es que los movimientos de uno y otro y el propicio escenario de las juramentaciones regionales le están dando al PSUV una considerable ventaja de iniciativa en estas fechas usualmente neutras, políticamente hablando. Y esta vez no se puede culpar a la MUD y a los dirigentes opositores de su bajo perfil, pues sencillamente el espacio y los temas le pertenecen al adversario. Como dijo Chávez en diciembre de 2002, cuando una multitudinaria sociedad civil ocupaba diariamente las calles de Caracas: “ellos están bateando, después nos tocará a nosotros”. No sé si a la oposición le tocará batear en el futuro próximo, pero la realidad es que en estos días es poco lo que ella puede brillar, a no ser por la defensa pública de la Constitución y por los preparativos para defenderla en la fecha clave del 10 de enero.
Es de esperar que, por lo menos, los dirigentes opositores estén inviertiendo estos días en cerrar lo mejor posible sus inevitables fisuras internas, unificando una posición para los eventos del 5 de enero (elección de la directiva del Parlamento) y 10 de enero (juramentación del presidente reelecto) y resolviendo con el menor trauma el tema del candidato que habrá de enfrentar al heredero del presidente en las inminentes elecciones del próximo año. Si al menos esto estuviese ocurriendo en el campo de la MUD, pienso que la ciudadanía democrática se daría por satisfecha.
Ahora a aguantar el 2013
En: http://www.eluniversal.com/opinion/121229/ahora-a-aguantar-el-2013
ADOLFO P. SALGUEIRO | EL UNIVERSAL
sábado 29 de diciembre de 2012 12:00 AM
Tiempo para balance de lo ocurrido en el año que termina y proyecciones de cara al futuro. Dudamos seriamente que algún otro periodo de nuestra historia patria posterior al de la Guerra Federal haya sido más inconveniente en sus realizaciones ni más incierto en sus perspectivas.
El año que culmina ha sido testigo de los peores excesos institucionales, económicos y políticos en la medida en que -a juicio de quienes no compartimos el rumbo del país- las dificultades causadas por insistir en esquemas que han probado ser malos, se persiste en lograr resultados diferentes sin cambiar las variables.
En lo institucional resulta trágico constatar la desaparición del paradigma de la independencia y separación de los poderes públicos sometidos todos al Ejecutivo y este a su vez a la voluntad del caudillo además de que tal barbaridad se presente como un logro en lugar de confesarse como un error. De allí resultan situaciones que en el plano de la razonabilidad son aberrantes pese a que casi siempre resulten revestidas de un falso manto de legalidad democrática.
Casos como el de la juez Afiuni, los comisarios y demás efectivos de la Policía Metropolitana, el de los ejecutivos de Econoinvest, el abuso grosero del ventajismo electoral, la disposición sin contraloría alguna no solo del Tesoro Público sino de la capacidad de endeudamiento interna y externa, la destrucción de Pdvsa, la penetración ideológica y política de la Fuerza Armada, las dádivas a la chulocracia internacional, la renuncia a esquemas de integración (CAN) aprobados y funcionando, la entrada irregular en Mercosur, el apoyo a causas execradas por el mundo civilizado (Libia, Siria, Hamas, Hezbolah, FARC y pare de contar) todo ello nos coloca del lado incorrecto de la historia y definitivamente en el bando minoritario y perdedor aun cuando alguno que otro jugador haya sido o aún pueda ser reclutado.
Si a lo malo presente adicionamos las sombrías perspectivas que nos esperan a causa de la enfermedad del presidente, las cruciales decisiones que se difieren y las totalmente inconsultas que se tomarán, todo ello dentro de un marco de gobernabilidad inevitablemente comprometida por las luchas por el poder y el reacomodo de los actores que sin duda emergerán cuando el caudillo abandone las riendas; todo ello constituye el escenario de un año 2013 más que difícil para Venezuela.
¿Y los de la "alternativa democrática"? Primero tendremos que convencer que en efecto somos una alternativa y luego que también somos democráticos. Ello no ocurrió en las dos ocasiones electorales en que -aun dentro de la adversidad- hubo una oportunidad. Los traidores y los zamuros planificando lanzarse sobre los despojos tan pronto se dé la ocasión serán los que indiquen si se han "reinventado" o si esperan lograr resultados diferentes aplicando las mismas recetas. Esta crítica es igualmente válida para las "nuevas generaciones" de dirigentes que prometieron hacer una "nueva política" y ya a varios se les ve la tendencia a hacer vieja política con nuevas caras.
En este marco podremos desear un feliz y prospero 2013?
El año que culmina ha sido testigo de los peores excesos institucionales, económicos y políticos en la medida en que -a juicio de quienes no compartimos el rumbo del país- las dificultades causadas por insistir en esquemas que han probado ser malos, se persiste en lograr resultados diferentes sin cambiar las variables.
En lo institucional resulta trágico constatar la desaparición del paradigma de la independencia y separación de los poderes públicos sometidos todos al Ejecutivo y este a su vez a la voluntad del caudillo además de que tal barbaridad se presente como un logro en lugar de confesarse como un error. De allí resultan situaciones que en el plano de la razonabilidad son aberrantes pese a que casi siempre resulten revestidas de un falso manto de legalidad democrática.
Casos como el de la juez Afiuni, los comisarios y demás efectivos de la Policía Metropolitana, el de los ejecutivos de Econoinvest, el abuso grosero del ventajismo electoral, la disposición sin contraloría alguna no solo del Tesoro Público sino de la capacidad de endeudamiento interna y externa, la destrucción de Pdvsa, la penetración ideológica y política de la Fuerza Armada, las dádivas a la chulocracia internacional, la renuncia a esquemas de integración (CAN) aprobados y funcionando, la entrada irregular en Mercosur, el apoyo a causas execradas por el mundo civilizado (Libia, Siria, Hamas, Hezbolah, FARC y pare de contar) todo ello nos coloca del lado incorrecto de la historia y definitivamente en el bando minoritario y perdedor aun cuando alguno que otro jugador haya sido o aún pueda ser reclutado.
Si a lo malo presente adicionamos las sombrías perspectivas que nos esperan a causa de la enfermedad del presidente, las cruciales decisiones que se difieren y las totalmente inconsultas que se tomarán, todo ello dentro de un marco de gobernabilidad inevitablemente comprometida por las luchas por el poder y el reacomodo de los actores que sin duda emergerán cuando el caudillo abandone las riendas; todo ello constituye el escenario de un año 2013 más que difícil para Venezuela.
¿Y los de la "alternativa democrática"? Primero tendremos que convencer que en efecto somos una alternativa y luego que también somos democráticos. Ello no ocurrió en las dos ocasiones electorales en que -aun dentro de la adversidad- hubo una oportunidad. Los traidores y los zamuros planificando lanzarse sobre los despojos tan pronto se dé la ocasión serán los que indiquen si se han "reinventado" o si esperan lograr resultados diferentes aplicando las mismas recetas. Esta crítica es igualmente válida para las "nuevas generaciones" de dirigentes que prometieron hacer una "nueva política" y ya a varios se les ve la tendencia a hacer vieja política con nuevas caras.
En este marco podremos desear un feliz y prospero 2013?
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