Los operadores bursátiles han regresado. Se les ha prometido de todo a quienes antes eran perseguidos y señalados de manipulación cambiaria, formar parte de una conspiración internacional contra el bolívar y hasta del delito de lavado. Quien la pegó del techo fue el corredor que asesora a Citgo.
Por
Juan Carlos Zapata.-
Ay de aquella respuesta de Jorge Giordani en marzo de 2009. En medio de la euforia que había provocado la arremetida contra las casas de bolsa y el mercado permuta, el ministro de Planificación, mentor de Hugo Chávez, hablaba de un plan 500 años. A los cinco siglos hay que quitarle los ceros. Duró poco más de un lustro. Los corredores, aquellos perseguidos por la furia de Giordani, Hugo Chávez y Elías Jaua, han vuelto. Los necesitan para darle soporte, vehículo e intermediación al tercer mercado del nuevo esquema cambiario anunciado por Nicolás Maduro. En aquellos tiempos del dólar permuta pasaron a ser los malditos del mercado y los chivos expiatorios de lo que parecía otra jugada del poder: Jaua contra Rafael Ramírez y los aliados de éste, como su cuñado Baldo Sansó. En el medio se señalaba al Grupo Econoinvest, paganos, de manera particular, del ensañamiento. Ni siquiera la empresa de Rafael Sarría se salvó. Sarría se quejaba de que a Global Corp se le habían metido adentro y Diosdado Cabello no había podido ayudarlo. Cayeron casas de bolsa y casas de corretaje. Una de ellas, Actinvest, cuya figura era Pedro José Blanco, quien salió al exilio como tantos otros, hoy aparece como asesor del presidente de Citgo, en esta nueva emisión de 2.500 millones de dólares. Son las vueltas de la historia.
Sí, las vueltas. Chávez murió. Giordani está en su casa. Jaua en el poder, pero golpeado por el escándalo de la niñera armada en Brasil y la colita del avión de PDVSA. ¿Y Merentes? Nelson Merentes acompañaba en aquellas ruedas de prensa en las que Giordani señalaba y acusaba a los corredores de todos los males (conspiradores internacionales contra el bolívar, manipuladores cambiarios, legitimación de capitales). Nelson Merentes sonreía con esa sonrisa que le es característica, casi enigmática. Dicen que no avalaba lo que Giordani apuntaba, pero cuando los directivos de Econoinvest lo llamaron para que metiera la mano por ellos, no hizo nada, volvió a sonreír. Como sonreía ayer para prometerle a los corredores que esta vez no habría persecución, que esta vez el escenario está servido para echar andar un mercado abierto, transparente.
Ayer, los corredores creían que estaban en el paraíso. El solo pisar de nuevo el piso 3 del edificio del Banco Central, era un cambio, un triunfo. Algunos no dejaron de evocar aquel mercado que movía 60 millones de dólares diarios, pensaron en los tres mil empleos que se perdieron, en los colegas que pagaron cárcel o se fueron al exilio, en la decenas de firmas que cerraron, en el miedo que los arropó a todos. Mejor dicho, en el terror, en la persecución y en aquella Ley de Ilícitos Cambiarios que provocó encendidos debates en la Asamblea Nacional en los que los diputados Andrés Eloy Méndez –el mismo de los precios justos hoy-; Ricardo Sanguino y Jesús Faría, acusaban, señalaban, despotricaban: flamígeros del discurso. Hoy, son de los que hablan de la necesaria corrección cambiaria. Son las vueltas de la historia. Y es por ello que algunos corredores ayer se pasaron de fastidiosos al hacer tantas preguntas, porque mejor dejar las cosas claras desde un principio no vaya a ocurrir que se repita el cuento de Giordani.
Se supone que hoy comenzarán las pruebas de un esquema que, según Maduro, en el momento del anuncio, incluía a las bolsas públicas, por lo cual se entendió que la Bolsa de Caracas estaba en el guión. Pero no. El esquema que se aplicará será el del Sicad II y la vía será la bolsa pública o la llamada bolsa socialista que surgió de aquel maremagnum de la persecución. El esquema despierta recelos a pesar de las promesas de Merentes y del ministro Rodolfo Marco Torres y del Superintendente de Valores, Gustavo Hernández. Unos operadores ven todavía un mercado ciego. Otros prefieren darle el beneficio de la duda a las autoridades en cuanto a la voluntad de hacerlo transparente. Es que para ayudar en el tema de la transparencia, haría falta que a la hora de las operaciones se vieran las dos puntas, el que vende y el que compra. Esto, sin embargo, aún no está claro. De todas maneras, la plataforma ha sido mejorada, apuntan. Porque lo cierto es que la necesidad ha llevado al gobierno a tomar la medida y apostarle al tercer mercado. Se podrá operar con divisas en efectivo. Con títulos. “Será mejor que el permuta”, dijo un corredor.
-Vimos a un Rodolfo Marco Torres distinto. Más comprensivo. Y fue directo cuando señaló que los comerciantes podrán registrar su mercancía al dólar con el que la hayan importado.
Y eso era justo lo que los propietarios de centros comerciales venían proponiendo para activar las tiendas y, al mismo tiempo, librar al gobierno de un volumen de dólares preferenciales.
-No habrá precio marcador –dijeron las autoridades. Sin embargo, se sabe que el punto de partida será el de 180, aunque Merentes bromeó diciendo que él compraría más barato al que estuviera dispuesto a venderle todos los dólares que tuviera a mano.
-No se va a perseguir a nadie –señaló Merentes y los corredores se miraron unos a otros.
-Pero no nos va a temblar el pulso si comenzamos a notar hechos extraños –puntualizó el ministro Marco Torres.
-Vemos con optimismo la participación de ustedes –señaló el Superintendente de Valores.
Muchas frases bonitas. Tantas que no se lo creían. Inclusive, se les advirtió: el que quiera operar que opere, el que no, no. Hay libertad. Y por ahí siguió el discurso del mercado libre de oferta y demanda, y que el papel del BCV y del Ministerio de Finanzas será solo de supervisión. Chao pues. Nos vemos mañana. Es decir hoy. En las pruebas. Porque hay que comenzar lo antes posible.
Ay de aquella respuesta de Jorge Giordani en marzo de 2009. En medio de la euforia que había provocado la arremetida contra las casas de bolsa y el mercado permuta, el ministro de Planificación, mentor de Hugo Chávez, hablaba de un plan 500 años. A los cinco siglos hay que quitarle los ceros. Duró poco más de un lustro. Los corredores, aquellos perseguidos por la furia de Giordani, Hugo Chávez y Elías Jaua, han vuelto. Los necesitan para darle soporte, vehículo e intermediación al tercer mercado del nuevo esquema cambiario anunciado por Nicolás Maduro. En aquellos tiempos del dólar permuta pasaron a ser los malditos del mercado y los chivos expiatorios de lo que parecía otra jugada del poder: Jaua contra Rafael Ramírez y los aliados de éste, como su cuñado Baldo Sansó. En el medio se señalaba al Grupo Econoinvest, paganos, de manera particular, del ensañamiento. Ni siquiera la empresa de Rafael Sarría se salvó. Sarría se quejaba de que a Global Corp se le habían metido adentro y Diosdado Cabello no había podido ayudarlo. Cayeron casas de bolsa y casas de corretaje. Una de ellas, Actinvest, cuya figura era Pedro José Blanco, quien salió al exilio como tantos otros, hoy aparece como asesor del presidente de Citgo, en esta nueva emisión de 2.500 millones de dólares. Son las vueltas de la historia.
Sí, las vueltas. Chávez murió. Giordani está en su casa. Jaua en el poder, pero golpeado por el escándalo de la niñera armada en Brasil y la colita del avión de PDVSA. ¿Y Merentes? Nelson Merentes acompañaba en aquellas ruedas de prensa en las que Giordani señalaba y acusaba a los corredores de todos los males (conspiradores internacionales contra el bolívar, manipuladores cambiarios, legitimación de capitales). Nelson Merentes sonreía con esa sonrisa que le es característica, casi enigmática. Dicen que no avalaba lo que Giordani apuntaba, pero cuando los directivos de Econoinvest lo llamaron para que metiera la mano por ellos, no hizo nada, volvió a sonreír. Como sonreía ayer para prometerle a los corredores que esta vez no habría persecución, que esta vez el escenario está servido para echar andar un mercado abierto, transparente.
Ayer, los corredores creían que estaban en el paraíso. El solo pisar de nuevo el piso 3 del edificio del Banco Central, era un cambio, un triunfo. Algunos no dejaron de evocar aquel mercado que movía 60 millones de dólares diarios, pensaron en los tres mil empleos que se perdieron, en los colegas que pagaron cárcel o se fueron al exilio, en la decenas de firmas que cerraron, en el miedo que los arropó a todos. Mejor dicho, en el terror, en la persecución y en aquella Ley de Ilícitos Cambiarios que provocó encendidos debates en la Asamblea Nacional en los que los diputados Andrés Eloy Méndez –el mismo de los precios justos hoy-; Ricardo Sanguino y Jesús Faría, acusaban, señalaban, despotricaban: flamígeros del discurso. Hoy, son de los que hablan de la necesaria corrección cambiaria. Son las vueltas de la historia. Y es por ello que algunos corredores ayer se pasaron de fastidiosos al hacer tantas preguntas, porque mejor dejar las cosas claras desde un principio no vaya a ocurrir que se repita el cuento de Giordani.
Se supone que hoy comenzarán las pruebas de un esquema que, según Maduro, en el momento del anuncio, incluía a las bolsas públicas, por lo cual se entendió que la Bolsa de Caracas estaba en el guión. Pero no. El esquema que se aplicará será el del Sicad II y la vía será la bolsa pública o la llamada bolsa socialista que surgió de aquel maremagnum de la persecución. El esquema despierta recelos a pesar de las promesas de Merentes y del ministro Rodolfo Marco Torres y del Superintendente de Valores, Gustavo Hernández. Unos operadores ven todavía un mercado ciego. Otros prefieren darle el beneficio de la duda a las autoridades en cuanto a la voluntad de hacerlo transparente. Es que para ayudar en el tema de la transparencia, haría falta que a la hora de las operaciones se vieran las dos puntas, el que vende y el que compra. Esto, sin embargo, aún no está claro. De todas maneras, la plataforma ha sido mejorada, apuntan. Porque lo cierto es que la necesidad ha llevado al gobierno a tomar la medida y apostarle al tercer mercado. Se podrá operar con divisas en efectivo. Con títulos. “Será mejor que el permuta”, dijo un corredor.
-Vimos a un Rodolfo Marco Torres distinto. Más comprensivo. Y fue directo cuando señaló que los comerciantes podrán registrar su mercancía al dólar con el que la hayan importado.
Y eso era justo lo que los propietarios de centros comerciales venían proponiendo para activar las tiendas y, al mismo tiempo, librar al gobierno de un volumen de dólares preferenciales.
-No habrá precio marcador –dijeron las autoridades. Sin embargo, se sabe que el punto de partida será el de 180, aunque Merentes bromeó diciendo que él compraría más barato al que estuviera dispuesto a venderle todos los dólares que tuviera a mano.
-No se va a perseguir a nadie –señaló Merentes y los corredores se miraron unos a otros.
-Pero no nos va a temblar el pulso si comenzamos a notar hechos extraños –puntualizó el ministro Marco Torres.
-Vemos con optimismo la participación de ustedes –señaló el Superintendente de Valores.
Muchas frases bonitas. Tantas que no se lo creían. Inclusive, se les advirtió: el que quiera operar que opere, el que no, no. Hay libertad. Y por ahí siguió el discurso del mercado libre de oferta y demanda, y que el papel del BCV y del Ministerio de Finanzas será solo de supervisión. Chao pues. Nos vemos mañana. Es decir hoy. En las pruebas. Porque hay que comenzar lo antes posible.