MARUJA TARRE | EL UNIVERSAL
viernes 8 de marzo de 2013 12:00 AM
No es fácil escribir el día de hoy, teniendo ante mí en la televisión lo que será la última cadena de Chávez. No quiero caer en el mal gusto de criticar a un hombre que acaba de morir, ni mucho menos alegrarme por su desaparición física. Respeto el dolor de su familia y de mucha gente que veo llorando desesperadamente. Pero tampoco estoy de acuerdo con los encendidos panegíricos: Chávez segundo libertador, Chávez nuestro padre, Chávez cercano a Cristo.
Fue un hombre carismático y cuando así lo deseaba, simpático. Dotado de instinto político y viveza criolla, tuvo la enorme suerte de disponer de una inusitada riqueza petrolera. En un país de hombres irresponsables y de madres solteras, fue adoptado como figura paterna por los más desamparados. Pero sus fallas, sus errores fueron tantos, que creo pasaremos muchos años tratando de entender hasta dónde nos ha llevado su visión decimonónica del país.
Ahora nos toca lo más difícil. Sus mediocres colaboradores, arropados en la emoción popular tienen una posibilidad muy grande de conservar el poder. Analistas internacionales han dicho que Maduro, al carecer de carisma, tendrá que ser pragmático. Pero hasta ahora, ha tratado de ser una copia extremista y soez del fallecido Presidente. A la oposición ahora le toca exigir elecciones en cumplimiento de la Constitución. Respetar el dolor de un segmento de la población, pero también señalar las inmensas fallas del Gobierno. Muy especialmente, es indispensable explicar la catástrofe económica que se nos avecina y los insólitos contratos que se han otorgado a los chinos. Chávez ya es leyenda, ahora toca enfrentar la realidad, o sea, el candidato Maduro y algunos militares
Fue un hombre carismático y cuando así lo deseaba, simpático. Dotado de instinto político y viveza criolla, tuvo la enorme suerte de disponer de una inusitada riqueza petrolera. En un país de hombres irresponsables y de madres solteras, fue adoptado como figura paterna por los más desamparados. Pero sus fallas, sus errores fueron tantos, que creo pasaremos muchos años tratando de entender hasta dónde nos ha llevado su visión decimonónica del país.
Ahora nos toca lo más difícil. Sus mediocres colaboradores, arropados en la emoción popular tienen una posibilidad muy grande de conservar el poder. Analistas internacionales han dicho que Maduro, al carecer de carisma, tendrá que ser pragmático. Pero hasta ahora, ha tratado de ser una copia extremista y soez del fallecido Presidente. A la oposición ahora le toca exigir elecciones en cumplimiento de la Constitución. Respetar el dolor de un segmento de la población, pero también señalar las inmensas fallas del Gobierno. Muy especialmente, es indispensable explicar la catástrofe económica que se nos avecina y los insólitos contratos que se han otorgado a los chinos. Chávez ya es leyenda, ahora toca enfrentar la realidad, o sea, el candidato Maduro y algunos militares
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