Gustavo Coronel
Para
este sábado se está invitando en Caracas a una gran reunión pública en
la cual se mostrarán las pruebas de que el presidente actual es
ilegítimo por no haber nacido en el país. Cabello habla de un inminente “estallido
social” y se lo achaca a Capriles. Capriles dice que, al contrario, él
hace todo lo posible por evitarlo pero las presiones sociales se salen
de cauce. Recrudecen las huelgas en Guayana. En los cuarteles vuelan
manifiestos contra la cubanización del país. PDVSA colapsa. Las
universidades están en ebullición. Distinguidos venezolanos piden la
inmediata renuncia del actual “presidente”. Los mercados están más
vacíos que nunca. Las Asociaciones de Casinos de Las Vegas y Atlantic
City protestan contra la expulsión de Calixto Ortega.
El
régimen venezolano tiembla como un majarete. Sin dinero, sin ideas, ya
semi-abandonado por sus aliados de antaño: Cuba, Siria, Ecuador,
Argentina, Irán, cada país empeñado en resolver sus propios y urgentes
problemas. Apenas le quedan Ortega y Morales, un pedófilo y un cocalero,
realmente más parásitos que aliados. Todos los
días inventan cosas absurdas: expulsiones de diplomáticos, supuestos
intentos de magnicidio o reuniones de emergencia de Unasur, una
organización tan agonizante como quienes la dirigen.
Los
cambios internos en el régimen se suceden sin cesar, señal
característica de los regimenes al borde de la desaparición. Hoy se
habla de un nuevo gabinete. Generales narcos amenazan con las armas si
se les trata de apresar. Miles de armas y municiones “encontradas” por
la fosforito en la prisión de Sabaneta revelan el despelote carcelario.
Para tapar su desastre el régimen ha inventado algo llamado “La Guerra
Económica”: desabastecimiento, inflación, fuga de capitales, sub-empleo,
crimen, corrupción galopante, pero ya todos los venezolanos se dan
cuenta de que son solo sus grotescas políticas las que han causado todos
estos graves desajustes.
Hace
cuatro meses pronostiqué que el actual “presidente” duraría unos seis
meses en el poder. Creo que me va a sobrar tiempo. Ya tiembla como un
majarete. Lo que no puede aceptarse es que se monten allí los
narcogenerales o el boliburgués mayor.
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