JUAN MIGUEL MATHEUS
| EL UNIVERSAL
miércoles 2 de octubre de 2013 12:00 AM
Si Nicolás es colombiano no tiene derecho a gobernar a Venezuela.
Si Nicolás es colombiano lo afectaría una ilegitimidad sin precedentes, que se uniría a la ilegitimidad acumulada de los episodios de inconstitucionalidad que tuvieron lugar durante la época de las mentiras sobre la enfermedad de Hugo Chávez: (i) interinato presidencial arbitrario en el marco de un nuevo período constitucional, (ii) presentación como candidato presidencial sin separarse del cargo, (iii) sentencia del Tribunal Supremo de Justicia sobre la continuidad administrativa, a todo lo cual se sumaría y (iv) la mentira electoral del aún dudoso 14 de abril.
Si Nicolás es colombiano todos sus actos de gobierno serían nulos de toda nulidad, entre ellos el nombramiento del vicepresidente Arreaza y de los ministros del gabinete. También serían nulos, por ejemplo, la devaluación de la moneda, los convenios con China y, en general, los actos de representación internacional del Estado venezolano.
Si Nicolás es colombiano el Tribunal Supremo de Justicia tendría que declarar inmediatamente la nulidad (i) de la elección del 14 de abril, (ii) de la proclamación presidencial hecha en su momento por el Consejo Nacional Electoral y (iii) de la toma de posesión del 19 de abril de 2013, pues se verificaría de manera sobrevenida el incumplimiento de una de las causales de inelegibilidad para el cargo presidente consagrada en el artículo 227 de la Constitución, a saber: la condición de ser venezolano por nacimiento. En ese caso, el TSJ estaría en el deber de declarar una falta absoluta de poderes presidenciales.
Si Nicolás es colombiano, y no siendo Arreaza un vicepresidente legítimo, la presidencia interina de la República debería recaer en la persona que ejerce la presidencia de la Asamblea Nacional mientras se convocan nuevas elecciones dentro de los treinta días consecutivos siguientes, tal como lo establece el artículo 233 de la Constitución Nacional. A nadie le agrada la idea de un interinato presidencial de Diosdado Cabello, pero es lo que establece la Carta Magna.
Si Nicolás es colombiano sería uno de los más grandes mentirosos de la historia. Tendría que responder ante las leyes y ante la justicia por la siempre grave usurpación de autoridad. Y también tendrían que responder ante la justicia quienes han sido cómplices de las mentiras de Nicolás y por ley tenían la obligación de denunciar o enfrentar este atropello.
En definitiva, si Nicolás es colombiano deben activarse los mecanismos constitucionales para despojarlo del poder y remediar así la crisis de ilegitimidad presidencial que hay en Venezuela.
Secretario Nacional de Doctrina de Primero Justicia
Presidente de la Fundación Caracas Mía
Si Nicolás es colombiano lo afectaría una ilegitimidad sin precedentes, que se uniría a la ilegitimidad acumulada de los episodios de inconstitucionalidad que tuvieron lugar durante la época de las mentiras sobre la enfermedad de Hugo Chávez: (i) interinato presidencial arbitrario en el marco de un nuevo período constitucional, (ii) presentación como candidato presidencial sin separarse del cargo, (iii) sentencia del Tribunal Supremo de Justicia sobre la continuidad administrativa, a todo lo cual se sumaría y (iv) la mentira electoral del aún dudoso 14 de abril.
Si Nicolás es colombiano todos sus actos de gobierno serían nulos de toda nulidad, entre ellos el nombramiento del vicepresidente Arreaza y de los ministros del gabinete. También serían nulos, por ejemplo, la devaluación de la moneda, los convenios con China y, en general, los actos de representación internacional del Estado venezolano.
Si Nicolás es colombiano el Tribunal Supremo de Justicia tendría que declarar inmediatamente la nulidad (i) de la elección del 14 de abril, (ii) de la proclamación presidencial hecha en su momento por el Consejo Nacional Electoral y (iii) de la toma de posesión del 19 de abril de 2013, pues se verificaría de manera sobrevenida el incumplimiento de una de las causales de inelegibilidad para el cargo presidente consagrada en el artículo 227 de la Constitución, a saber: la condición de ser venezolano por nacimiento. En ese caso, el TSJ estaría en el deber de declarar una falta absoluta de poderes presidenciales.
Si Nicolás es colombiano, y no siendo Arreaza un vicepresidente legítimo, la presidencia interina de la República debería recaer en la persona que ejerce la presidencia de la Asamblea Nacional mientras se convocan nuevas elecciones dentro de los treinta días consecutivos siguientes, tal como lo establece el artículo 233 de la Constitución Nacional. A nadie le agrada la idea de un interinato presidencial de Diosdado Cabello, pero es lo que establece la Carta Magna.
Si Nicolás es colombiano sería uno de los más grandes mentirosos de la historia. Tendría que responder ante las leyes y ante la justicia por la siempre grave usurpación de autoridad. Y también tendrían que responder ante la justicia quienes han sido cómplices de las mentiras de Nicolás y por ley tenían la obligación de denunciar o enfrentar este atropello.
En definitiva, si Nicolás es colombiano deben activarse los mecanismos constitucionales para despojarlo del poder y remediar así la crisis de ilegitimidad presidencial que hay en Venezuela.
Secretario Nacional de Doctrina de Primero Justicia
Presidente de la Fundación Caracas Mía
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