DÁMASO JIMÉNEZ| EL UNIVERSAL
martes 28 de enero de 2014 12:00 AM
Al staff mayor del gobierno no le interesa hablarle claro al país sobre la crisis económica que mueve el piso y retumba la incertidumbre de los venezolanos, mientras la reumática oposición sigue haciéndose de la vista gorda y prefiere ladrar echado desde su cómodo rincón olvidado.
La verdad es que nada pueden hacer contra una hegemonía comunicacional de grandes proporciones como la del poderoso gobierno, que abarca el territorio nacional en segundos.
Primer plano: Maduro insiste un tanto furibundo, pero en pleno éxtasis de la memoria y cuenta en la AN, que el dólar a 6,30 acatará la orden revolucionaria de quedarse quieto donde está durante todo un año. Estamos ante la nueva fórmula para imponer criterios a las guabinosas leyes del mercado, sin embargo muy rápido el Presidente se dio cuenta que esa receta de guapetón no funciona y que no existe Dios para el misterioso azogue de las leyes económicas.
Segundo plano: El vicepresidente de la economía, Rafael Ramírez, insiste en utilizar tal hegemonía para sembrar matrices de opinión con medias verdades superfluas y simplonas para ocultar el mayor fracaso de la revolución bajo su gestión. En primer término deja claro que por simple matemática del absurdo queda depreciada en un 45 % la moneda sin que esto signifique una nueva devaluación, y para cerrar revela que los únicos responsables de esta catástrofe del malgasto de los recursos del Estado y malversación de los fondos públicos, y las reservas internacionales en estos últimos 10 años, son los "raspa cupos", una especie de hombre nuevo parido en socialismo con ideología sustentada en el "vivismo criollo", que intenta darle la vuelta a los desmanes del control cambiario raspando el cupo en dólares para traerlo de vuelta y venderlo en el mercado negro. Una bagatela.
No deja de ser cierto que esta actividad termina siendo una plaga, al igual que el bachaqueo, pero es solo una cortina de humo para ocultar el verdadero drama del despilfarro revolucionario y la situación de endeudamiento y colapso de la industria petrolera nacional.
El también presidente de Pdvsa, ministro de Energía, entre tantos otros cargos de primera índole para el funcionamiento de la nación, no dice que desde hace tiempo no hay dinero como invertir en mantenimiento, rehabilitación y mejoramiento de tecnología. Un informe presentado recientemente por el diputado Julio Montoya da cuenta que el proyecto Prisa, que debió invertir 900 mil millones de bolívares en la industria hace 5 años, nunca se llevó a cabo. Nadie sabe por qué.
El drama de nuestra principal industria no es solo su pasivo laboral que se hinchó desbocadamente estos últimos 10 años, ni el endeudamiento que es superior a los 50 mil millones de dólares, sino el peso que tiene la gallina de los huevos de oro en el mantenimiento monstruoso del Estado venezolano y las ayudas mil millonarias a los países del ALBA y Petrocaribe.
La reciente devaluación es la mayor prueba de la dramática situación de endeudamiento y colapso que existe en Pdvsa en todos los niveles, porque se esfumaron los recursos necesarios para el mantenimiento y reposición de sus costosos equipos y tecnología, lo que implica disminución de la producción, porque para nadie es un secreto que los yacimientos y pozos están dañados, mientras el precio del petróleo se ha mantenido por mucho tiempo a un precio superior a 100 dólares el barril.
Lo que oculta Rafael Ramírez es que la crisis del país es la crisis de Pdvsa.
Dice Boris Ackerman que cuando los gobiernos gastan más de lo que recaudan, terminan devaluando y arrebatando a los ciudadanos parte del valor de su trabajo y su dinero, y justamente lo que no dice Ramírez es quiénes fueron los responsables directos de esta estafa a la economía nacional.
Habría que publicar la lista de los "raspa cupos" que acabaron con la industria, aunque el presidente Maduro aún no ha honrado su promesa de publicar la lista de los nombres de las empresas que recibieron dólares Cadivi. ¿Será que alguien está protegiendo esta información?
La verdad es que nada pueden hacer contra una hegemonía comunicacional de grandes proporciones como la del poderoso gobierno, que abarca el territorio nacional en segundos.
Primer plano: Maduro insiste un tanto furibundo, pero en pleno éxtasis de la memoria y cuenta en la AN, que el dólar a 6,30 acatará la orden revolucionaria de quedarse quieto donde está durante todo un año. Estamos ante la nueva fórmula para imponer criterios a las guabinosas leyes del mercado, sin embargo muy rápido el Presidente se dio cuenta que esa receta de guapetón no funciona y que no existe Dios para el misterioso azogue de las leyes económicas.
Segundo plano: El vicepresidente de la economía, Rafael Ramírez, insiste en utilizar tal hegemonía para sembrar matrices de opinión con medias verdades superfluas y simplonas para ocultar el mayor fracaso de la revolución bajo su gestión. En primer término deja claro que por simple matemática del absurdo queda depreciada en un 45 % la moneda sin que esto signifique una nueva devaluación, y para cerrar revela que los únicos responsables de esta catástrofe del malgasto de los recursos del Estado y malversación de los fondos públicos, y las reservas internacionales en estos últimos 10 años, son los "raspa cupos", una especie de hombre nuevo parido en socialismo con ideología sustentada en el "vivismo criollo", que intenta darle la vuelta a los desmanes del control cambiario raspando el cupo en dólares para traerlo de vuelta y venderlo en el mercado negro. Una bagatela.
No deja de ser cierto que esta actividad termina siendo una plaga, al igual que el bachaqueo, pero es solo una cortina de humo para ocultar el verdadero drama del despilfarro revolucionario y la situación de endeudamiento y colapso de la industria petrolera nacional.
El también presidente de Pdvsa, ministro de Energía, entre tantos otros cargos de primera índole para el funcionamiento de la nación, no dice que desde hace tiempo no hay dinero como invertir en mantenimiento, rehabilitación y mejoramiento de tecnología. Un informe presentado recientemente por el diputado Julio Montoya da cuenta que el proyecto Prisa, que debió invertir 900 mil millones de bolívares en la industria hace 5 años, nunca se llevó a cabo. Nadie sabe por qué.
El drama de nuestra principal industria no es solo su pasivo laboral que se hinchó desbocadamente estos últimos 10 años, ni el endeudamiento que es superior a los 50 mil millones de dólares, sino el peso que tiene la gallina de los huevos de oro en el mantenimiento monstruoso del Estado venezolano y las ayudas mil millonarias a los países del ALBA y Petrocaribe.
La reciente devaluación es la mayor prueba de la dramática situación de endeudamiento y colapso que existe en Pdvsa en todos los niveles, porque se esfumaron los recursos necesarios para el mantenimiento y reposición de sus costosos equipos y tecnología, lo que implica disminución de la producción, porque para nadie es un secreto que los yacimientos y pozos están dañados, mientras el precio del petróleo se ha mantenido por mucho tiempo a un precio superior a 100 dólares el barril.
Lo que oculta Rafael Ramírez es que la crisis del país es la crisis de Pdvsa.
Dice Boris Ackerman que cuando los gobiernos gastan más de lo que recaudan, terminan devaluando y arrebatando a los ciudadanos parte del valor de su trabajo y su dinero, y justamente lo que no dice Ramírez es quiénes fueron los responsables directos de esta estafa a la economía nacional.
Habría que publicar la lista de los "raspa cupos" que acabaron con la industria, aunque el presidente Maduro aún no ha honrado su promesa de publicar la lista de los nombres de las empresas que recibieron dólares Cadivi. ¿Será que alguien está protegiendo esta información?
No comments:
Post a Comment