Wednesday, January 29, 2014

El gran dilema existencial

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140129/el-gran-dilema-existencial

LUIS JOSÉ SEMPRUM| EL UNIVERSAL
miércoles 29 de enero de 2014 12:00 AM
Como ocurre con muchos jóvenes venezolanos, cada cierto tiempo me toca enfrentar un gran dilema existencial: irme del país, y ponerme a salvo de todos los problemas que nos afectan, especialmente el de la inseguridad; o quedarme y luchar, hasta recuperar la democracia.

Ambas alternativas son difíciles. Mis amigos que han decidido irse, me cuentan lo duro que es abrirse camino en otro país, aun para profesionales universitarios. Y quedarse no menos duro, porque en las actuales circunstancias resulta imposible labrarse un futuro; casarse, tener hijos, adquirir carro y apartamento, y hasta pagar los mínimos gastos de manutención familiar.

Periódicamente me hago la misma pregunta, ¿me quedo o me voy? Y luego de mucho meditar, siempre escojo por la misma opción: quedarme, pero no en la Venezuela de hoy, que no ofrece oportunidades, sino en la Venezuela del mañana, la que tenemos que construir todos juntos.
No puedo garantizar el éxito de mi decisión. Si las cosas siguen como van, quizás la destrucción del país será irreversible. Pero percibo vientos de cambio; no por lo que ha hecho la oposición, que más bien nos ha traicionado, sino por el fracaso del Gobierno. Hasta los chavistas se dan cuenta de ese fracaso, como puede leerse en muchos artículos críticos que se publican en la página de Aporrea.

Aún recuerdo como si fuese ayer aquel fatídico 4 de febrero de 1992, pese a que en ese entonces tenía doce años. Mis recuerdos de ese día se asocian a la muerte, terror, sangre, caos. Desde esa fecha mi vida cambió; en adelante palabras como inseguridad, invasión, Cuba, comunismo, guerrilla, hampa, secuestro, inflación, desesperanza, frustración, se volvieron cotidianas.

Pero todo mal cumple con un determinado ciclo. Como un tsunami, arrasa con todo lo que encuentra en su camino, y luego las aguas regresan a la calma, dejando a su paso muerte, dolor y escombros. Y pareciera que el ciclo de la mal llamada revolución bolivariana está llegando a su fin.

Me quedo en Venezuela. Seguiré luchando a mi manera y buscando la excelencia en el trabajo que desempeño. Continuaré aportando ideas y seguiré expresando estos sentimientos que inundan mi corazón. Confío en que muy pronto pueda escribirles, para anunciarles que lo peor ya pasó, y que ahora nos tocará abocarnos a la reconstrucción del país. Que así sea

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