Friday, January 31, 2014

Economistas ante la situación venezolana

En:
Crisis cambiaria, petróleo y deterioro socioeconómico

Desde 2009 un grupo creciente de economistas venezolanos, de trayectoria

académica y/o experiencia en el sector público, de distintas generaciones y regiones del

país, hemos dado a conocer nuestros puntos de vista coincidentes en documentos

colectivos, disponibles en www.pensarenvenezuela.org.ve. Los problemas económicos,

políticos y sociales tratados en anteriores oportunidades probaron ser persistentes,

agravándose ante las políticas seguidas por el gobierno nacional. Abordaremos en este

documento un breve análisis de la política económica y petrolera, que luego de varios

años, ha causado la serie de problemas críticos que ahora enfrenta Venezuela y que han

hecho imposible abastecer al país con mayor producción nacional, estabilizar los precios y

contar con un mercado cambiario funcional. Esta situación ha originado un grave

problema socioeconómico de desabastecimiento y de escasez generalizada de productos

alimentarios, medicamentos, equipos, maquinaria e insumos para las distintas actividades

productivas del país.

Los desequilibrios acumulados en materia fiscal, monetaria y cambiaria de la última

década se manifiestan en una tasa de inflación anual de las más altas del mundo, una

escasez desbordada, un déficit del sector público consolidado excesivamente alto, el

indebido e inconstitucional financiamiento monetario del BCV del déficit público y una

severa restricción en la entrega de divisas petroleras al BCV por parte de PDVSA. Estas

divisas petroleras, a su vez, se administran bajo un régimen de control de cambio

propenso a la corrupción, en medio de un amplio diferencial cambiario entre la tasa

oficial y la tasa no oficial, promovido por la misma política de gasto público deficitario con

financiamiento monetario. Se trata de un auténtico círculo vicioso de prácticas

gubernamentales incapaces de proveer estabilidad económica a Venezuela.

Cualquier futura estrategia de rectificación y recuperación económica en Venezuela

deberá concentrarse en atender con sensatez y sensibilidad social la causa de los

desequilibrios económicos y no en realizar campañas mediáticas para mostrar parte de las

consecuencias de las políticas erradas por varios años y señalar a presuntos culpables,

quienes, evidentemente, responden a los mismos perversos incentivos derivados de las

políticas gubernamentales.

 

1. Los serios problemas económicos del 2014 no son coyunturales, se han

acumulado y agravado

Hasta 2008 el gobierno de Hugo Chávez presentó como resultados favorables de su

gestión el crecimiento de la economía, la reducción del desempleo, de la pobreza y de la

desigualdad en la distribución del ingreso. Argumentó reiteradamente que dichos

resultados eran consecuencia del control directo que se ejercía sobre PDVSA desde 2003 y

sobre el BCV desde 2005, así como de la sucesiva creación de Misiones sociales desde

2003. Los problemas económicos que se mantuvieron sin resolver, como la inflación y la

sobrevaluación de la tasa de cambio oficial (que condujeron mayores importaciones, en

reemplazo de la producción nacional y a la pérdida de valor del bolívar ante el dólar en el

mercado no oficial), fueron atribuidos por el gobierno a desviaciones capitalistas,

campañas de opositores políticos y especuladores. En 2007 el presidente Chávez se

declaró socialista del siglo XXI, de corte guevarista y maoísta, e inició un proceso de

expropiaciones y de ampliación de los controles de cambio y precios vigentes desde 2003.

A partir de 2012, a los problemas de inflación y mayor dependencia de las

importaciones de toda clase de productos antes elaborados en el país, se sumaron una

ampliación de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el no oficial, además de escasez

persistente de alimentos, medicinas e insumos básicos para producir bienes de primera

necesidad y para el sector construcción. El gobierno de Nicolás Maduro, con el apoyo del

Directorio del BCV, afirmó que no hay “razones económicas” para la inflación de 56,2%

que sufrimos durante el 2013, ni para una escasez que alcanzó el 22.2% en diciembre de

dicho año. Situación que llevó a posponer la publicación detallada de estadísticas de

precios y escasez desde noviembre. El Gobierno tampoco admitió “razones económicas”

para el comportamiento del tipo de cambio no oficial o paralelo, cuyo impacto negativo

sobre los precios descartan, ni para la rápida caída del ritmo de crecimiento de la

economía. Sin embargo, y aunque el gobierno prefiera presentarse como víctima de una

presunta “guerra económica”, existen bien conocidas y documentadas razones

económicas para esta difícil situación socioeconómica de Venezuela.

Desde el 2010 el acentuado deterioro de sectores productivos públicos y privados, las

fallas del régimen de control de cambio y los manejos fiscales-monetarios distantes de la

sensatez y las pautas de la Constitución, se han hecho sentir sobre la población. En este

nuevo documento público, retomamos cuatro aspectos centrales de la problemática

económica descritas en previas presentaciones, no resueltos desde entonces y que ahora

ejercen una influencia muy adversa sobre la situación económica del país.

Primero, es evidente que ya no existe la simple relación directa entre un precio del

petróleo más alto y una mayor actividad económica venezolana, ni tampoco existe un

mínimo control gubernamental sobre la presión inflacionaria, ni han podido organizar un

mercado cambiario funcional y estable. Las distorsiones inducidas en la asignación de

recursos en las actividades económicas (entre ellas sobrefacturación y contrabando),

asociadas un control cambiario con amplia corrupción y la caída de reservas

internacionales del BCV, debido a compromisos externos de PDVSA cercanos a un 50% de

los ingresos brutos en divisas por exportación petrolera, comenzaron a deteriorar aún más

el panorama económico del país a partir de la segunda mitad del 2012. Estas desviaciones

de divisas petroleras fuera del BCV, se explican por grandes transferencias a fondos

gubernamentales con cuentas en el exterior, al pago de los compromisos financieros

adquiridos con China; y, entre otros factores, en la caída de ingresos de PDVSA por el

financiamiento preferencial en ventas petroleras a largo plazo otorgado a Petrocaribe,

Petrosur, Petroandina y Cuba.

Segundo, esta crisis no obedece exclusivamente a políticas económicas

desacertadas sino a una conducción gubernamental sin respeto a límites legales en el área

económica-financiera y a una concepción ideológica radical que justifica el fin

revolucionario por encima de cualquier otra consideración en una democracia moderna,

abierta al escrutinio público. Se trata de una crisis económica causada simultáneamente

con el deterioro de una institución pública clave, el Banco Central de Venezuela, el cual ha

tenido 4 presidentes designados en menos de un año. Otras instituciones fueron

deliberadamente convertidas en entes inoperantes, como fue el caso del Fondo de

Estabilización Macroeconómica, bajo el Gobierno de Hugo Chávez. De hecho, la

profundización y ampliación de controles cambiarios, de precios y de las ganancias, que

ahora se propone, desconoce toda la experiencia internacional en contra de dicha

respuesta gubernamental a una crisis cambiaria, de más controles distorsionantes, y

refleja más bien los prejuicios ideológicos provenientes de la llamada “lucha de clases”,

citada por voceros oficiales y promovida por el fracasado socialismo marxista.

Tercero, desde 2009 la pérdida de la eficacia productiva y del potencial de

producción en prácticamente todos los sectores de la economía, agravada por

restricciones al acceso oportuno de divisas, se ha convertido en un impedimento más para

el amplio y normal abastecimiento con producción nacional; también impide la generación

de empleos estables y mejores remuneraciones a los trabajadores que no sean

menguadas por la inflación. En Guayana, las empresas básicas han reducido

alarmantemente su producción y su capacidad potencial en los últimos años. Siguen

operando con fuertes pérdidas y baja calidad gerencial, lo que en conjunto impide la

nueva inversión y renovación tecnológica. Algunas empresas estatales subsisten con

transferencias de recursos desde el Gobierno Central, el Fondo Chino (préstamo a ser

pagado con petróleo) y el inflacionario financiamiento monetario del BCV. El sector

eléctrico también refleja la debilidad y vulnerabilidad de las empresas públicas antes

mencionadas y no puede haber desarrollo sostenido de actividades económicas sin alta

inversión y gerencia eficaz en el sector eléctrico.

Cuarto, el sector agrícola, base de la producción nacional de alimentos, sigue

seriamente golpeado por la política de expropiaciones, confiscaciones e importaciones

masivas de alimentos por parte del Estado (un 30% pasa vía contrabando a países vecinos

según declaración reciente de un alto funcionario gubernamental); por los controles de

precios, rezagados respecto a la presión inflacionaria sobre los costos y por la

nacionalización de Agroisleña, empresa clave de servicios al sector agrícola privado;

además, el potencial productivo del sector agrícola también se ha reducido drásticamente.

En este sector la absoluta mayoría de las nuevas unidades estatales de producción

socialistas han fracasado.

Estos puntos anteriores fueron descritos, desde 2009, como obstáculos en previos

documentos difundidos por economistas venezolanos y lamentablemente siguen teniendo

vigencia. La política gubernamental no sólo no ha resuelto estas dificultades, sino que ha

permitido que se agraven con el tiempo.

2. Los problemas en la industria petrolera y su impacto sobre la crisis cambiaria

Entre 2012 y 2013 las exportaciones petroleras representaron 96,3% del total de

exportaciones del país, la más alta tasa de dependencia jamás registrada desde que en

1950 se comenzaron a llevar las cuentas nacionales. El precio del petróleo promedio anual

ha mantenido una trayectoria alcista desde 2002 hasta 2012, con la excepción de 2009 y

2010. En 2013 el precio de la canasta de exportación venezolana fue de US$99,49. Aún así,

el Plan Siembra Petrolera anunciado en 2006 con una meta de producción de 5.800.000

de barriles diarios (b/d) para 2012 no avanzó en sus objetivos. La petrolera estatal produjo

en 2013, según cifras provistas por empresas internacionales que siguen el comercio

petrolero, unos 2.645.000 b/d de crudo, más unos 100.000 b/d de condensados. Es

decir, menos de la mitad de la meta del Plan Siembra Petrolera. Este monto de producción

de 2013 cayó 1,7% respecto a 2012. Distintos entes internacionales han alertado sobre la

sistemática diferencia entre las cifras observadas en el comercio internacional y las

provistas por el gobierno venezolano, que ha mantenido un alto perfil de noticias

manejadas con sentido político y propagandístico.

Las exportaciones petroleras del 2013 fueron según las fuentes señaladas, de

1.928.000 b/d, lo cual revela un significativa caída de 6,4% respecto a las exportaciones

del 2012. Las exportaciones totales, al precio promedio de la canasta venezolana de 2013

de $99,49 el barril, lleva a estimar el total de ingresos por exportación en US$70.013

millones, cifra substancialmente por debajo de la estimación de 2013 de US$84.000

millones, que se deriva de las cifras disponible de balanza de pagos del BCV (limitado a

usar los datos provistos por el Ministerio de Energía y Petróleo). El Directorio del BCV

además de decidir postergar la publicación de las cifras en detalles de precios de

noviembre y diciembre, también suspendió o postergó la presentación del Informe de Fin

de Año sobre la economía en 2013, por lo que contamos con insuficiente información

oficial para dilucidar estas grandes y preocupantes diferencias en el valor y volumen de las

exportaciones petroleras.

Por otra parte, el deterioro de las grandes refinerías venezolanas por falta de

mantenimiento y experticia, corroborado por la frecuencia de los accidentes que paralizan

parcialmente algunas instalaciones; y el aumento del consumo nacional, incluyendo un

elevado contrabando de extracción a países vecinos, tuvo como consecuencia que las

importaciones de derivados se elevaran a 165.000 b/d en 2013, un aumento de 8,2%

respecto a 2012; adicionalmente, las importaciones de crudo para ser usado como

diluyente de petróleo extra-pesado se estiman en 15.000 b/d en el 2013; estas

importaciones tuvieron un costo total estimado en US$8.400 millones. Estas crecientes

cifras de importaciones de productos y crudo en nuestra actividad económica dominante,

reducen el ingreso neto por exportaciones petroleras y dichas importaciones representan

ahora dos veces y media el monto de nuestras menguadas exportaciones no petroleras,

reducidas a un estimado de US$3.300mills en 2013. Además de crecientes importaciones

de nafta y otros componentes para producir gasolina, hay grandes importaciones de gasoil

y diesel para plantas eléctricas, diseñadas para utilizar gas, que tampoco se produce en

cantidades suficientes para abastecer el mercado nacional (ahora producen un 20% de la

generación eléctrica).

El balance financiero de PDVSA del 2012, el último disponible, revela que la empresa

ha sido incapaz de pagar con regularidad a contratistas y proveedores. Al cierre del 2012

había acumulado cuentas por pagar a contratistas y proveedores por US$16.747 millones,

cifra que siguió elevándose en 2013, lo cual sin duda incidió adversamente en el

desempeño de la producción y exportación descrito anteriormente. También, debido a su

restringida capacidad financiera, ha venido acumulando deudas por pagar con socios y

contratistas de las empresas mixtas, estimadas a finales de 2013 en casi US$10.000

millones, aunque parte de estas deudas fueron titularizadas y convertidas en

financiamiento de socios a PDVSA, ahora con pago de intereses.

Son notorios los reclamos de los socios internacionales sobre la falta de recursos

humanos calificados y fondos en PDVSA para mantener los planes de inversión conjuntos,

necesarios para elevar la capacidad de producción de crudo y productos refinados. Por el

contrario, las fuentes de comercio internacional indican una tendencia a caer en la

producción y exportación propia de PDVSA de crudos ligeros y medianos, compensada

parcialmente por la mayor producción de crudos extra-pesados en los consorcios de la

Faja del Orinoco; aunque sin contar con nuevos mejoradores de estos crudos, que son los

que elevan su valor agregado y su precio internacional.

Otra señal inequívoca de dificultades financieras en PDVSA, es que no ha podido

cumplir con las obligaciones fiscales con sus propios recursos financieros, a pesar de altos

precios del petróleo; y desde 2010 recurrió a entregar pagarés al Tesoro Nacional como

medio de pago de sus obligaciones fiscales. Este ente los ha intercambiado por efectivo en

el BCV, autorizado por otra modificación a la Ley del BCV en 2010, que claramente viola el

artículo 320 de la Constitución que establece que el BCV no convalidará políticas fiscales

deficitarias. En el cuadro de fuentes de base monetaria se registra al final del 2013 un

monto de BsF. 407.827 millones (US$64.734millones) de créditos netos acumulados a

PDVSA, un incremento de 146,5% respecto a 2012; y BsF. 21.254 millones (US$3.373

millones) para empresas no petroleras, un incremento anual de 37% en un año; ambas

cifras cubren los respectivos déficit de caja de PDVSA, a la cual el BCV proporcionó casi

US$40.000 millones en financiamiento monetario en 2013; y de empresas básicas de

Guayana y otras empresas socialistas no petroleras.

El acuerdo que PDVSA promueve recientemente con el BCV para intercambiar

acciones de una empresa de explotación de oro por los pagares acumulados en manos del

BCV, valoradas dichas acciones en dólares a la tasa SICAD, apunta a reducir los enormes

pasivos contables de la estatal petrolera en su balance financiero por dichos pagares, pero

no reduce en nada el problema monetario-cambiario originado, ni resuelve las enormes

necesidades de financiamiento en bolívares presentes en 2014 de la principal empresa del

país.

La consecuencia, universalmente conocida, del financiamiento monetario del banco

central al gasto deficitario de empresas del sector público, es la presión alcista en el

mercado cambiario (no oficial) e inflación más alta. Es aquí donde la crisis cambiaria o de

balanza de pagos se comienza a tornar en una crisis social, además de deteriorar aún más

el aparato productivo nacional, bajo un asfixiante régimen de control de precios y de

cambio, muy rezagado en suplir divisas al sector privado; además, con una amplia

demanda de divisas, alimentada por la rápida expansión de la masa monetaria (creada

para financiar el déficit de PDVSA y de otras empresas) y un creciente diferencial

cambiario sobre la tasa no oficial.

Esta especie de círculo vicioso, de centrífuga muy perjudicial, de déficit público,

restricción en entrega de divisas petroleras al BCV, emisiones de dinero sin respaldo del

BCV, depreciación del bolívar y elevación de la inflación y caída de salario real; para luego

tener un nuevo impacto alcista sobre el déficit del sector público, constituye un gran

desafío a la política económica actual, de escasa coherencia económica y renuente a

atacar las causas de estos graves problemas.

La estabilidad económica y social de Venezuela se ve seriamente amenazada en 2014

de continuar este perverso círculo de políticas erradas, además de elevar la percepción de

riesgo país, acompañada de una política comunicacional que intenta promover la

desviación de la responsabilidad central del Gobierno hacia otros actores secundarios, a

través de la amplia red de medios de comunicación sujetos a la influencia de la

propaganda oficial.

En realidad estamos ante una crisis cambiaria compleja de grandes dimensiones,

originada por excesos con recursos fiscales y petroleros dentro y fuera del país, que han

causado una altísima sobrevaluación en la tasa de cambio oficial. La tendencia a mantener

una tasa de cambio oficial sobrevaluada en la última década llevó al Gobierno a exigir,

bajo distintos mecanismos de aportes a cuentas externas, una mayor proporción de los

ingresos en moneda extranjera de PDVSA, creando desde 2010 una aguda limitación

financiera en esta empresa y restringiendo el suministro de divisas petroleras al BCV y por

tanto a CADIVI. Para cubrir el déficit de caja creado en la estatal petrolera y sin detenerse

en consideraciones sobre sus desastrosas consecuencias inflacionarias, cambiarias y

sociales, se recurrió al ya explicado financiamiento monetario, vía el BCV, del déficit en

bolívares de PDVSA y de otras empresas públicas, violando además los artículos 318 y 320

de la Constitución Nacional.

3. La rectificación en política económica para el bien de Venezuela

El impacto de la devaluación del bolívar de febrero 2013 y de enero 2014 sobre los

precios al mayor y al consumidor, acompañada por la limitada e irregular entrega de

divisas al sector privado y la rápida depreciación del bolívar en los mercados no oficiales

de las fronteras, llevó a elevar la expectativas privadas sobre el costo de reposición de

mercancías importadas. Estas circunstancias cambiarias confusas también suelen ser

acompañadas por fraudes y prácticas especulativas. Los precios en bienes importados o

nacionales con componentes importados, se dispararon de tal manera, que el poder de

compra del venezolano comenzó a caer rápidamente.

La respuesta gubernamental desde finales del 2013, de centrarse en atacar y

pretender controlar parte de las consecuencias de los problemas económicos

previamente descritos, al sancionar con amplio despliegue mediático algunos casos de

especulación y el fraude cambiario, práctica generalizada aún dentro de las compras del

sector público, evidentemente no enfrenta las causas económicas primarias de las alzas

de precios, el desabastecimiento y la escasez creciente de bienes de consumo, equipos,

repuestos e insumos intermedios para la industria, agricultura y construcción.

Las dificultades de suministro de bienes importados a los consumidores no terminan

con el problema de la restricción en la entrega de divisas a los importadores. Las

importaciones registradas a tasa oficial sufren sistemáticamente de sobrefacturación o

fraude cambiario, estimada por analistas dentro y fuera del Gobierno en

aproximadamente un tercio del total. Esto suele ocurrir en los regímenes de control de

cambio cuando su uso se prolonga en el tiempo y es muy difícil de reducir con

funcionarios que tienden a pasar a participar, impunemente, en la corrupción cambiaria,

tal como fue narrado por un destacado periodista de Venezolana de Televisión,

directamente vinculado al sector oficialista, en mayo de 2013.

Van 11 años desde el establecimiento de CADIVI y las distorsiones inducidas en los

sectores productivos han sido muy negativas para el desarrollo económico del Venezuela.

Cambiar el nombre a la misma plataforma tecnológica y cuerpo de funcionarios, no va a

hacer al Centro Nacional de Comercio Exterior menos propenso a prácticas de corrupción

impunes, ni permitirá detectar la fallas de suministros de decenas de miles de insumos y

productos, cuya ausencia o retraso detienen líneas de ensamblaje y paralizan el

abastecimiento a las redes de distribución nacional. La respuesta del consumidor

preocupado por la ausencia cíclica o permanente de algunos productos es comprar una

mayor cantidad de bienes. Esto, nuevamente, es una consecuencia y no una causa

primaria del problema económico. Detener este proceso de deterioro económico y social

debería ser la prioridad de un Gobierno con genuina sensibilidad social.

Además, para agravar la crisis de escasez, tanto en las importaciones privadas como

en las públicas, así como con los bienes nacionales sujetos a regulación de precios por

debajo de costos de producción, se observan rutas de contrabando, bien establecidas con

alto tráfico, hacia los mercados de los países vecinos, así como para los mercados negros

locales. Los diferenciales de precios reales entre los bienes e insumos en bolívares (muy

bajos a la tasa no oficial) y los internacionales, han convertido la tarea de mantener el

suministro normal de productos e insumos dentro del país, en una misión prácticamente

imposible de lograr.

En una economía abrumada por controles cada vez más ineficaces en sus objetivos, la

corrupción florece y crea grandes fortunas compartidas entre funcionarios y oportunistas

del sector privado; todo esto ocurre bajo los perversos incentivos originados en la

ineficiente asignación de recursos, fomentada por la misma política oficial de controles,

para fines más políticos y electorales que económicos. La inflación en alza y las amplias

distorsiones cambiarias empobrecen más a los pobres y aumentan la riqueza de los pocos

que tienen acceso a ahorros en moneda dura, lo cual deteriora rápidamente la

distribución del ingreso nacional. De continuar el Gobierno en el presente curso, los

problemas económicos de los venezolanos se agravaran en forma dramática. El alza

sostenida de los precios, la caída del ingreso real, las limitadas oportunidades de empleos

bien remunerados y la escasez de alimentos, medicinas y una variedad de bienes de uso

frecuente, harán de la vida de los venezolanos un proceso de empobrecimiento y

padecimiento por pesadas dificultades económicas, todas relacionadas entre sí.

El camino a la solución de los problemas petroleros y económicos descritos, la

verdadera causa, se puede iniciar con la reorganización del flujo de divisas de PDVSA, lo

cual debe facilitar el aumento de la capacidad de producción petrolera y aumentar el

suministro de divisas al BCV, el cual fue de 98% del total de las exportaciones petroleras

antes de 1999; y fue disminuyendo hasta representar sólo 53% de las exportaciones en los

tres primeros trimestres de 2013. No obstante, es imperativo establecer simultáneamente

un balance fiscal en el sector público (reducción del enorme déficit) con disciplina

monetaria (eliminar el financiamiento monetario del BCV al sector público), para poder

orientar la política económica a alcanzar un régimen cambiario con una sola tasa de

cambio, con libre convertibilidad y acceso a divisas, tal como lo disfrutan hoy Bolivia y

Ecuador, países del ALBA con mucho mejor sentido de responsabilidad fiscal y estabilidad

económica.

Las reservas internacionales deben elevarse al recibir el BCV nuevamente un alto

porcentaje de las divisas por exportación petrolera; y la República y PDVSA deben diseñar

un plan inmediato de recuperación pronta de las enormes cifras de ventas petroleras

financiadas a largo plazo o en morosidad, a varios países de la región. Estos son

lineamientos básicos, para buscar una solución definitiva a la crisis cambiaria, aumentar la

oferta de divisas en forma racional a la economía nacional y contribuir a un plan de corto y

mediano plazo para acabar con el desabastecimiento/escasez y bajar la inflación.

Las políticas aisladas, tomadas únicamente por razones fiscalistas, tales como

devaluar o incrementar el precio de la gasolina, sólo generan malestar en la población sin

1resolver el problema de fondo del desbalance fiscal y sin frenar el círculo vicioso de más

controles, menor producción, más contrabando y corrupción, causando mayor inflación y

escasez, lo cual impide el desarrollo de una economía productiva y una sociedad próspera.

Es necesaria una política económica coherente, sin prejuicios ideológicos arrastrados del

siglo XX, que enfrente de modo gradual y decidido los problemas económicos acumulados

en los últimos 10 años.

Un sector petrolero fuerte y en crecimiento, una política cambiaria adecuada y

sostenible, conjuntamente con un sólido balance fiscal transparente (sin fondos públicos

en divisas en el exterior para gasto extra-presupuestario discrecional) es compatible con

una amplia política social contra la pobreza, un banco central autónomo y distante de

financiar el déficit público. Instituciones sólidas y respetadas, con políticas sanas, son

condiciones esenciales para reducir la inflación y el endeudamiento, elevar el salario real y

estimular el crecimiento de la producción nacional, para así alcanzar una estabilidad

económica duradera. Al alcanzar la estabilidad económica Venezuela podrá entonces

contar con capacidad para elevar su producción de bienes servicios e insertarse

exitosamente en el MERCOSUR, lo cual hará también necesario un entendimiento entre el

sector público y sector privado.

Gracias a esta clase de estabilidad económica, las políticas sociales han podido

cumplir con mayor efectividad sus objetivos en casi todos los países grandes y pequeños

de América Latina, contribuyendo a mejorar efectivamente la calidad de vida de sus

habitantes y a protegerlos de los males que nos agobian hoy a nosotros en Venezuela.

Inculcar el valor de vivir del ingreso provisto por el trabajo propio y no de la renta

administrada por el Estado, exige un marco de política económica y petrolera muy distinta

al actual. Confiamos en que el interés nacional lleve al gran esfuerzo de rectificar en estas

áreas, de la cuales depende el bienestar presente y futuro de los venezolanos.

www.pensarenvenezuela.org.ve

Caracas, jueves 30 de enero 2014

47 economistas venezolanos con trayectoria académica y/o experiencia en el sector

público suscriben este documento:

SARY LEVY PATRICIA HERNANDEZ

ORLANDO OCHOA RONALD BALZA

TAMARA HERRERA ANGEL GARCIA BANCHS

JOSE GUERRA ASDRUBAL OLIVEROS

1ISAAC MENCIA ALEJANDRO GRISANTI

RICHARD OBUCHI VÍCTOR OLIVO

PEDRO PALMA DOMINGO SIFONTES

FRANCISCO IBARRA GUSTAVO ROJAS

LUIS CARLOS PALACIOS HENKEL GARCIA

HECTOR SILVA MICHELENA ADICEA CASTILLO

TEODORO PETKOFF EDUARDO J. ORTIZ F.

HUMBERTO GARCIA LARRALDE NEURO VILLALOBOS

FRANCISCO FARACO TARQUINO BARRETO

HECTOR MALAVE MATA EDISON MORALES

LUIS BELTRÁN PETROSSINI ALEJANDRO GUTIERREZ

ALCIDES VILLALBA MARCOS MORALES QUINTERO

GUSTAVO GUEVARA JESUS CASIQUE

EDGAR CARDENAS MEDINA PABLO POLO

LEON SARCOS GUSTAVO MACHADO

MARIA ALEJANDRA PAUBLINI JORGE SANCHEZ MELEAN

RAFAEL PIÑA PEREZ EDISON MEDINA JIMENEZ

ALBERTO CASTELLANO DOUGLAS RAMIREZ

JOSE MANUEL PUENTE ANTONIO PAIVA

MARCOS SANDOVAL__


No comments:

Post a Comment