MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 28 de abril de 2014 12:00 AM
La desaparición de Chávez, contrario a lo que muchos pensaron, no produjo el esperado salto hacia la "corrección institucional"; pero tampoco lo hizo hacia lo desconocido. El país discurre sin que tiemble la tierra de un grupo oficialista a otro y con ello el pueblo de una conformidad a otra. Hay un claro peligro si se consiente que el conformismo, como por ejemplo el evidenciado en las colas, se convierta en el rasgo predominante del venezolano. Tal entrega endurecería la codicia de mentes retorcidas que buscan posesionarse del control social de manera despótica (Cuba).
La predica bíblica de una ética recíproca "por sus palabras los conoceréis" carece de valor entre los carcamanes del gobierno que llevan 15 años engañando al país con aspavientos bucólicos. En el debate del 10-A, la MUD desnudó todas las fullerías glorificadas durante tres quinquenios mientras las "huestes autoglorificadas" farfullaban con lenguaradas. Exaltan la democracia, intervienen todas sus instancias, pero no para instituir ideas constructivas sino para asediar al "adversario apátrida". Como vínculo de solidaridad, la Sala Constitucional del TSJ se arroga la potestad de encarcelar a los señalados por la revolución mientras la Fiscalía decreta per se el carácter criminal de cualquier ente legal tal como lo hizo con Voluntad Popular. ¿Espíritu democrático y orden legislativo?
Una sociedad ha de juzgarse siempre por la manera de tratar a sus minorías. No obstante que el gobierno es hoy minoría, insiste en simular pleno control mutuo con sobrado poder para someter al resto de la sociedad con o sin el ímpetu de las armas. No es posible auscultar a los oficialistas por sus palabras. Transcurrido el primer "diálogo" entre la MUD y el gobierno, la gente espera algún asomo oficial de buena fe. ¿Seguirá la sujeción de las libertades básicas mediante torturas y reclusión del adversario político?
El gobierno insiste en hablar de una revolución que trae un creciente "bienestar general". Sin embargo tal "prosperidad" sólo se percibe en grupos oficialistas que se baten con agendas propias. La tesis que los conflictos sociales disminuyen en la misma proporción que aumenta el bienestar público ha sido desechada "por inservible". Para el régimen el bienestar tiene otra connotación: miseria por igual para todos a efecto de garantizar el control pleno. Lo demás es el ruin capitalismo.
La concurrencia de la MUD al anhelado y publicitado "teatro de paz" servirá para evidenciar la buena fe, o farsa, si Maduro y compañía logran ser reconocidos por sus palabras o si seguirán comportándose como el "tornillo sin fin"; aquel que gira sobre su propio eje sin avanzar ni cambiar de posición. La MUD suministró suficientes testimonios para sacudir las mentes de quienes han sepultado el país impidiendo los urgentes cambios que la gente a diario demanda.
El obstáculo más grande que tienen los argumentos de la MUD es la renuencia oficial a admitir y tratar de explicar la situación conflictiva más profunda de los últimos 15 años en el orden social, económico, cultural e informativo. En la masa de material que fluye por el circuito nacional de información, se desconoce esta realidad. No es una distracción ni una prueba de ineptitud creativa. Es el resultado de una política premeditada de los radicales que fungen como "guardianes de la revolución".
La propuesta está en el Palacio de Miraflores. Maduro tiene dos caminos. Continuar con la trivialidad discursiva y girando el tornillo sin fin sin abordar en el terreno los albures sociales de gran magnitud derivados de la incapacidad de muchos de sus funcionarios, o atender con sensatez la reflexión mayoritaria que exige los cambios que se hacen impostergables. ¡Amanecerá y veremos!
La predica bíblica de una ética recíproca "por sus palabras los conoceréis" carece de valor entre los carcamanes del gobierno que llevan 15 años engañando al país con aspavientos bucólicos. En el debate del 10-A, la MUD desnudó todas las fullerías glorificadas durante tres quinquenios mientras las "huestes autoglorificadas" farfullaban con lenguaradas. Exaltan la democracia, intervienen todas sus instancias, pero no para instituir ideas constructivas sino para asediar al "adversario apátrida". Como vínculo de solidaridad, la Sala Constitucional del TSJ se arroga la potestad de encarcelar a los señalados por la revolución mientras la Fiscalía decreta per se el carácter criminal de cualquier ente legal tal como lo hizo con Voluntad Popular. ¿Espíritu democrático y orden legislativo?
Una sociedad ha de juzgarse siempre por la manera de tratar a sus minorías. No obstante que el gobierno es hoy minoría, insiste en simular pleno control mutuo con sobrado poder para someter al resto de la sociedad con o sin el ímpetu de las armas. No es posible auscultar a los oficialistas por sus palabras. Transcurrido el primer "diálogo" entre la MUD y el gobierno, la gente espera algún asomo oficial de buena fe. ¿Seguirá la sujeción de las libertades básicas mediante torturas y reclusión del adversario político?
El gobierno insiste en hablar de una revolución que trae un creciente "bienestar general". Sin embargo tal "prosperidad" sólo se percibe en grupos oficialistas que se baten con agendas propias. La tesis que los conflictos sociales disminuyen en la misma proporción que aumenta el bienestar público ha sido desechada "por inservible". Para el régimen el bienestar tiene otra connotación: miseria por igual para todos a efecto de garantizar el control pleno. Lo demás es el ruin capitalismo.
La concurrencia de la MUD al anhelado y publicitado "teatro de paz" servirá para evidenciar la buena fe, o farsa, si Maduro y compañía logran ser reconocidos por sus palabras o si seguirán comportándose como el "tornillo sin fin"; aquel que gira sobre su propio eje sin avanzar ni cambiar de posición. La MUD suministró suficientes testimonios para sacudir las mentes de quienes han sepultado el país impidiendo los urgentes cambios que la gente a diario demanda.
El obstáculo más grande que tienen los argumentos de la MUD es la renuencia oficial a admitir y tratar de explicar la situación conflictiva más profunda de los últimos 15 años en el orden social, económico, cultural e informativo. En la masa de material que fluye por el circuito nacional de información, se desconoce esta realidad. No es una distracción ni una prueba de ineptitud creativa. Es el resultado de una política premeditada de los radicales que fungen como "guardianes de la revolución".
La propuesta está en el Palacio de Miraflores. Maduro tiene dos caminos. Continuar con la trivialidad discursiva y girando el tornillo sin fin sin abordar en el terreno los albures sociales de gran magnitud derivados de la incapacidad de muchos de sus funcionarios, o atender con sensatez la reflexión mayoritaria que exige los cambios que se hacen impostergables. ¡Amanecerá y veremos!
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