OSWALDO PÁEZ-PUMAR| EL UNIVERSAL
lunes 28 de abril de 2014 12:00 AM
Oigo con frecuencia afirmar que la juventud venezolana está luchando contra el gobierno porque no tiene futuro, o mejor dicho, porque el gobierno se lo cierra. Hay algo de verdad en la afirmación, pero nuestra juventud lucha por mucho más. Lucha por la libertad que el gobierno ahoga y esa lucha comprende incluso la que nosotros los abuelos y padres de la juventud actual hemos venido perdiendo día a día, porque nuestras ocupaciones cotidianas que incluyen el ganarnos el pan para alimentar a nuestros hijos y nietos nos impide ocuparnos a tiempo completo de rescatar la libertad que nos ha sido arrebatada.
Esa tarea cotidiana, pesada y agobiante contiene un elemento soterrado que nos impide ver "la dimensión del bosque". Nuestra tarea es parte del sustento del régimen. En otras palabras la resistencia por la vía pacífica incluye la no cooperación y aunque no lo parezca, mantener al país en funcionamiento es en algún modo una forma de cooperación con la tiranía.
Cuando en nuestro trayecto de la casa al trabajo o al revés, del trabajo a la casa, nos encontramos con la guarimba que nos impide ir al trabajo a realizar y cumplir con nuestra obligación de mantener el país en funcionamiento, lamentablemente con nuestra gota de cooperación con la dictadura, o nos retrasa el retorno a la casa para el merecido descanso después de la jornada, es natural que nos fastidie e incluso nos irrite la presencia de esos obstáculos y la de los obstaculizadores que hacen más pesada la tarea del día.
Como consecuencia de esa realidad también es natural que queramos ver desaparecer los obstáculos y los obstaculizadores; y por fuerza de ese querer que se genere una suerte de rechazo recíproco que rompe la necesaria unidad para enfrentar la dictadura. Esto lo sabe el gobierno y por eso sus escribidores se ocupan tanto de criticar a la guarimba. Lo hacen de una parte destacando su supuesta inutilidad (acción contra los guarimberos) y de la otra, exacerbando los efectos perniciosos ya descritos (acción contra los opositores que no están enguarimbados).
Por eso es necesario destacar que vivimos una insurrección contra la dictadura; y que esa insurrección gestada por los jóvenes en su lucha por su futuro y por devolvernos a nosotros la libertad perdida no puede ser ordenada. Tenemos que aceptarla como es, con su dosis de molestias.
Esa tarea cotidiana, pesada y agobiante contiene un elemento soterrado que nos impide ver "la dimensión del bosque". Nuestra tarea es parte del sustento del régimen. En otras palabras la resistencia por la vía pacífica incluye la no cooperación y aunque no lo parezca, mantener al país en funcionamiento es en algún modo una forma de cooperación con la tiranía.
Cuando en nuestro trayecto de la casa al trabajo o al revés, del trabajo a la casa, nos encontramos con la guarimba que nos impide ir al trabajo a realizar y cumplir con nuestra obligación de mantener el país en funcionamiento, lamentablemente con nuestra gota de cooperación con la dictadura, o nos retrasa el retorno a la casa para el merecido descanso después de la jornada, es natural que nos fastidie e incluso nos irrite la presencia de esos obstáculos y la de los obstaculizadores que hacen más pesada la tarea del día.
Como consecuencia de esa realidad también es natural que queramos ver desaparecer los obstáculos y los obstaculizadores; y por fuerza de ese querer que se genere una suerte de rechazo recíproco que rompe la necesaria unidad para enfrentar la dictadura. Esto lo sabe el gobierno y por eso sus escribidores se ocupan tanto de criticar a la guarimba. Lo hacen de una parte destacando su supuesta inutilidad (acción contra los guarimberos) y de la otra, exacerbando los efectos perniciosos ya descritos (acción contra los opositores que no están enguarimbados).
Por eso es necesario destacar que vivimos una insurrección contra la dictadura; y que esa insurrección gestada por los jóvenes en su lucha por su futuro y por devolvernos a nosotros la libertad perdida no puede ser ordenada. Tenemos que aceptarla como es, con su dosis de molestias.
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