Sunday, April 27, 2014

Un diálogo de sordos que prolonga la agonía

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140427/un-dialogo-de-sordos-que-prolonga-la-agonia

MAURICIO DE VENGOECHEA| EL UNIVERSAL
domingo 27 de abril de 2014 12:00 AM
Teniendo en cuenta las enormes dificultades por las que atraviesa el escenario político de Venezuela desde la muerte del presidente Hugo Chávez, toda lógica indica que parecería imposible no asistir al diálogo convocado por el gobierno de turno, avalado y motivado además por los países de Unasur e importantes figuras internacionales que van desde expresidentes y líderes políticos del mundo, hasta el gobierno de Estados Unidos, pasando por el Papa Francisco, quien incluso junto a los cancilleres sudamericanos nombró un representante observador en la mesa.

Sin embargo asistir al llamado del gobierno como hizo Henrique Capriles, acompañado por los representantes de la "vieja política", es decir quienes quedan de los partidos tradicionales, que con sus errores y desaciertos fueron quienes propiciaron la llegada del chavismo al poder, constituye un símbolo que quizás nos señala quiénes pronto serán ubicados del lado del pasado y quienes estarán en el escenario futuro de la política venezolana.

La pregunta aquí es: ¿será acaso necesario acudir a una mesa de negociaciones en la que sabemos de antemano que no habrá negociación alguna? Lo cierto es que el diálogo solo está sirviendo para sacar a relucir efímeras capacidades de oratoria parlamentaria, como sucedió con Henry Ramos Allup, o recuperar un liderazgo dilapidado como intentó hacer con su más que moderada intervención Henrique Capriles, bajo la falsa premisa que los venezolanos, hoy presos del control dictatorial de los medios de comunicación por parte del aparato del estado, tendrían una oportunidad única de ver en cadena nacional lo que realmente sucede en el país. La respuesta es que esta era una excusa banal.

Los venezolanos no necesitaban acudir a un diálogo de sordos para enterarse que lo que hay en Venezuela hoy no es una democracia, sino una dictadura.

Una dictadura que se hizo a todos los poderes del estado, que acabó con el aparato productivo del país, que convirtió a la apacible Venezuela en una de los países más inseguros del mundo, que restringió la economía de mercado y se apoderó de la riqueza nacional para convertirla en un sistema improductivo de compra de voluntades nacionales e internacionales. Una dictadura en la que la ineficiencia del Estado y los controles excesivos monetarios y de precios han terminado por desencadenar la mayor inflación del planeta, el peor desabastecimiento de alimentos y productos básicos vividos por ese país en su historia y una enorme corrupción en todas las esferas del poder.

Fueron ilusos u oportunistas quienes acudieron a la mesa sin condiciones de ningún tipo, a sabiendas que en un régimen que restringe todas las libertades de prensa y controla los medios de comunicación masiva, jamás se permitirá nada distinto que unas cuantas transmisiones de televisión que pronto quedarán en el olvido y que no serán suficiente para instalar en la mente de los venezolanos ni del mundo, ninguna verdad diferente a la que ellos propagan y promulgan a diario.

Leopoldo López, María Corina Machado, el Alcalde Antonio Ledezma y los valientes estudiantes que han estado dispuestos incluso convertirse en carne de cañón, son quienes están del lado correcto de la historia.

Ellos entendieron perfectamente que éste, el de Nicolás Maduro, es un régimen agonizante al que el diálogo lo único que hace es lavarle la cara y prolongarle su agonía.

Ellos son conscientes que cuando las partes se levanten de la mesa sin haber conseguido nada de fondo, nada trascendental, el gobierno tendrá una excusa poderosa para continuar proyectando su visión ineficiente de país, con la excusa que actuaron democráticamente e hicieron todos los esfuerzos habidos y por haber para llegar a un acuerdo al que la oposición se negó.

Falta ver si el único provecho que se saca de este diálogo inútil y perverso, es que se reactive la presión pacífica de los ciudadanos en la calle, hasta conseguir forzar la salida del gobierno de Maduro, que ciertamente dista mucho del de Hugo Chávez quien seguramente no habría cometido tantos errores al mismo tiempo.

Managing Partner, Newlink Political

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