Editorial de www.analítica.com
miércoles, 23 de abril de 2014
No es comprensible, para cualquier ser pensante, que se constituya
una comisión para conocer la veracidad de los hechos que, hasta ahora,
han causado más de 40 muertos, con personas que están señaladas como
principales instigadores de los actos de violencia que son el objeto de
esa comisión.
Una cosa es participar en un proceso de diálogo cuyo objetivo es tratar
de establecer las condiciones necesarias para el restablecimiento de la
paz y la concordia en nuestro país, y otra muy distinta es hacerse parte
de una presunta comisión de la verdad, que más bien luce como un
mecanismo creado por el régimen para justificar ciertos hechos y no
facilitar que se condene a quienes hayan sido los verdaderos autores
intelectuales y materiales de tantas muertes.Si bien entendemos la necesidad política que tiene la MUD de participar en un proceso de diálogo, no vemos ninguna razón para que lo haga en una comisión de la mentira, presidida, además, por Diosdado Cabello, quien es parte activa del conflicto.
No se puede poner al mismo nivel la liberación de los presos políticos, condición sine qua non del restablecimiento de la paz, con una comisión, sui generis, de una presunta verdad que no es otra que la que el gobierno pretende, como en 2002, imponer.
Diálogo sí, pero con hechos concretos previos y no solo con promesas vanas. No, en participar en algo tan falso como una comisión de la verdad integrada por quienes deberían ser objeto de investigación.
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