TOMÁS HERNÁNDEZ| EL UNIVERSAL
domingo 6 de julio de 2014 12:00 AM
Criticar a la oposición venezolana se percibe con frecuencia, desde la misma oposición por supuesto, como una traición. Llamar la atención por una determinada postura o manifestar un desacuerdo en contra de cualquier miembro o partido de la Mesa de la Unidad Democrática es visto en muchos espacios como al negativo. Mi pregunta ante tanta intolerancia es: ¿Por qué? ¿Por qué no podemos decir que no estamos de acuerdo? ¿Por qué tenemos que quedarnos callados?
Esta introducción la debo hacer porque justo cuando el gobierno atraviesa por su momento más crítico, donde se percibe como una estructura frágil y vulnerable, donde los errores y la disidencia están a simple viste, es justo cuando la oposición política debiera ser más agresiva y capitalizar esos espacios. Sin embargo, lo que debe pasar no es lo que está pasando.
El primer trimestre del año fue el trimestre más conflictivo en los últimos 10 años. No es sorpresa para nadie que el venezolano está descontento con su situación personal. La gran mayoría de las protestas son ajenas a nuestros ojos, sin embargo ocurren todos los días. Son miles los venezolanos que protestan todos los días por la falta de agua, por la falta de luz, por la inseguridad, por la falta de gas, en fin, por el colapso de los servicios públicos.
Si esta realidad cada día lejos de mejorarse lo que hace es empeorarse, ¿Por qué nuestros políticos de oposición no se montan en esta ola y aprovechan el descontento?
Desde hace más de un año el problema más importante en el país es el económico. Si bien durante años la inseguridad era lo que más preocupaba a los venezolanos, hoy en día es el alto costo de la vida y la escasez lo que nos está volviendo loco.
Resulta incomprensible que nuestros políticos evadan la discusión a fondo de problemas tan elementales como el control de cambio y el aumento de la gasolina. Es lamentable que las personas que eventualmente llevaran las riendas del país le tengan miedo a enfrentar paradigmas y cuestionar abiertamente las bases del modelo chavista. En la política no todo es un cálculo. No se trata de perder o ganar un capital político, se trata de que hablemos de lo que verdaderamente nos está afectando.
Al chavismo se le critica con frecuencia porque sus acciones las basan fundamentalmente pensando en las elecciones. Pero, ¿Se han puesto a pensar ustedes estimados lectores si a la oposición no le ocurre exactamente lo mismo? Estamos pasando por un momento donde el debate de ideas, de modelos, de cómo enfrentar los problemas del país, es lo que nos debe estar ocupando. Sin embargo, el silencio y la espera de la MUD es lo que llena los titulares de los periódicos.
Sentarse a esperar a ver qué pasa es inadmisible. Sacar cuentas para las próximas elecciones son es una opción. El silencio es inaceptable...
Esta introducción la debo hacer porque justo cuando el gobierno atraviesa por su momento más crítico, donde se percibe como una estructura frágil y vulnerable, donde los errores y la disidencia están a simple viste, es justo cuando la oposición política debiera ser más agresiva y capitalizar esos espacios. Sin embargo, lo que debe pasar no es lo que está pasando.
El primer trimestre del año fue el trimestre más conflictivo en los últimos 10 años. No es sorpresa para nadie que el venezolano está descontento con su situación personal. La gran mayoría de las protestas son ajenas a nuestros ojos, sin embargo ocurren todos los días. Son miles los venezolanos que protestan todos los días por la falta de agua, por la falta de luz, por la inseguridad, por la falta de gas, en fin, por el colapso de los servicios públicos.
Si esta realidad cada día lejos de mejorarse lo que hace es empeorarse, ¿Por qué nuestros políticos de oposición no se montan en esta ola y aprovechan el descontento?
Desde hace más de un año el problema más importante en el país es el económico. Si bien durante años la inseguridad era lo que más preocupaba a los venezolanos, hoy en día es el alto costo de la vida y la escasez lo que nos está volviendo loco.
Resulta incomprensible que nuestros políticos evadan la discusión a fondo de problemas tan elementales como el control de cambio y el aumento de la gasolina. Es lamentable que las personas que eventualmente llevaran las riendas del país le tengan miedo a enfrentar paradigmas y cuestionar abiertamente las bases del modelo chavista. En la política no todo es un cálculo. No se trata de perder o ganar un capital político, se trata de que hablemos de lo que verdaderamente nos está afectando.
Al chavismo se le critica con frecuencia porque sus acciones las basan fundamentalmente pensando en las elecciones. Pero, ¿Se han puesto a pensar ustedes estimados lectores si a la oposición no le ocurre exactamente lo mismo? Estamos pasando por un momento donde el debate de ideas, de modelos, de cómo enfrentar los problemas del país, es lo que nos debe estar ocupando. Sin embargo, el silencio y la espera de la MUD es lo que llena los titulares de los periódicos.
Sentarse a esperar a ver qué pasa es inadmisible. Sacar cuentas para las próximas elecciones son es una opción. El silencio es inaceptable...
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