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- CommeEl presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuyo país tiene la inflación más alta del mundo y el crecimiento económico más bajo de América Latina, convocó días atrás a una “Conferencia Mundial sobre la Crisis del Capitalismo” para principios del 2015. Debería invitar al presidente de China, Xi Jinping, como el orador principal.
Dejando
de lado el hecho nada insignificante de que la economía de Estados
Unidos —el país que para muchos simboliza el capitalismo — está mejor
que la de Europa, Rusia, y los principales países del mundo, y que la
bolsa de Nueva York alcanzó su récord histórico la semana pasada, el
líder comunista de China podría ayudar al confundido mandatario de
Venezuela a comprender cuál ideología está realmente en crisis en estos
días.
La
semana pasada, en la última medida de su marcha de tres décadas hacia
el capitalismo, China abrió su mercado de valores de Shanghai a los
inversionistas extranjeros. El Congreso del Partido Comunista de China
del año pasado le dió a Xi amplios poderes para darle a las fuerzas del
mercado un papel mucho mayor en la economía, a expensas de los
planificadores del gobierno central.
Desde
que asumió el cargo, Xi se comprometió a acelerar las reformas
económicas de libre mercado de China, para incrementar el consumo
interno. Esto significa animar a los consumidores chinos a comprar de
todo, desde coches de lujo hasta maquinas lavadoras, y permitir una
mayor competencia por parte de empresas privadas. En mi último viaje a
China hace dos años, me sorprendí al ver la proliferación de agencias de
Ferrari, Lamborghini, Mercedes Benz, BMW y otros autos de lujo en todo
el país.
Pero,
independientemente de lo que pensamos de la dictadura china, hay un
hecho indiscutible: China ha crecido meteóricamente —y ha reducido la
pobreza más que ningún otro país — desde el momento en que el ex primer
ministro Deng Xiao Ping comenzó sus reformas capitalistas en 1978.
Hoy
en día, China es en algunos aspectos más capitalista que Estados
Unidos. En China, los empleadores no tienen que preocuparse mucho por
los sindicatos de trabajadores, ni por grupos ambientalistas. China es
el sueño de un capitalista a ultranza: un capitalismo sin derecho a
huelga, ni normas ambientales estrictas.
Con
todos sus defectos, la marcha de China hacia el capitalismo ha ayudado a
sacar de la pobreza a 700 millones de sus 1.3 millones de personas en
las últimas tres décadas, según cifras del Banco Mundial.
En
comparación, Venezuela — a pesar de su riqueza petrolera — ha ido en la
dirección opuesta desde que el fallecido presidente Hugo Chávez comenzó
su llamada “revolución socialista” en 1999. Chávez y su sucesor Maduro
han nacionalizado empresas a granel, ahuyentaron a los inversionistas, y
destruyeron el país.
Este
año, Venezuela tiene una inflacion del 70 por ciento, la más alta del
mundo, y su economía se contrajo un 3 por ciento, la peor tasa de
crecimiento económico de América Latina, según cifras del Fondo
Monetario Internacional. Hay escasez de leche, carne, azúcar y papel
higiénico, obligando a la gente a hacer largas colas frente a los
supermercados para conseguir productos de primera necesidad.
Y
además, Venezuela ha empezado a importar petróleo. Sus refinerías
estatales se han deteriorado tanto por la falta de inversiones, el
desorden administrativo y la corrupción, que el país tiene que importar
crudos livianos para mezclar sus crudos pesados y hacerlos aptos para la
exportación.
No
es de extrañar, entonces, que después de una caída temporal de la
pobreza durante el boom petrolero de mediados de los 2.000, la pobreza
en Venezuela está aumentando. El número de personas que viven en la
pobreza extrema —los más pobres entre los pobres — aumentó en 737,000 el
año pasado, para un total de casi 2.8 millones de personas, según
cifras del propio gobierno venezolano.
Mi
opinión: No hay duda de que el capitalismo no es un sistema perfecto, y
que hay que mejorarlo, sobre todo buscando nuevas formas para reducir
la inequidad. Pero que Venezuela, un país en bancarrota por la ineptitud
de sus líderes, convoque a una conferencia mundial sobre la crisis del
capitalismo en la misma semana en que la bolsa de valores de New York
rompió todos los récords, es cosa de risa.
Post
Data: Si por alguna razón el presidente chino Xi no puede asistir a la
conferencia de Maduro, sugiero al presidente ruso, Vladimir Putin, como
su sustituto. Según la agencia de noticias Bloomberg, Putin — cuyo
régimen tiene mucho en común con la cleptocracia autoritaria de Maduro —
planea anunciar una política de “liberalización económica”, lo que en
buen español significa más capitalismo
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