Victor Salmerón
0. Recesión en letras.
Las estadísticas difundidas por el Banco Central de Venezuela registran
que en los tres primeros trimestres de 2014 la producción retrocedió de
manera continua y la economía descendió 3,9% al contrastar los primeros
nueve meses del año con el mismo lapso de 2013, con lo que técnicamente
padece una recesión. Al mismo tiempo, la inflación experimentó un salto
en torno a 64% para todo el año. Es decir: la cuarta cifra más elevada
desde 1950.
El malestar que desatan estos dos
espasmos simultáneos es profundo. Si la producción declina, las ventas
caen, de modo que las empresas no necesitan contratar nuevo personal y
no hay ganancias para ajustar los salarios en la misma magnitud en que
aumentan los precios, forzando a las familias a consumir menos.
Para discutir la gravedad de la
enfermedad suele ser útil ejemplificar con las formas de las letras: si
la economía sufre una crisis en forma de V, tras la caída de 2014
experimentará una recuperación rápida en 2015; si la crisis es una U,
habrá un período más largo en la profundidad y un ascenso hacia el
último trimestre de este año o comienzos de 2016; una crisis con forma
de L es el peor escenario: supone declive y estancamiento por un largo
tiempo, sin ningún indicio de mejora.
1. Las crisis anteriores.
La historia reciente nos dice que a finales de 2008 la irrupción de la
crisis financiera internacional derrumbó los precios del petróleo y la
administración de Hugo Chávez, ante la falta de ahorros para adoptar una
política distinta, respondió con recorte del gasto en bolívares,
reducción en la asignación de divisas y aumento de los impuestos. Como
era de esperarse, esta mezcla negativa hundió a la economía en una
recesión que duró 18 meses, desde el segundo trimestre de 2009 hasta el
tercer trimestre de 2010.
¿Cómo se abandonó este ciclo negativo?
Básicamente a través de cucharadas de gasto público e inyección de
divisas al sector privado gracias a que el precio del barril recuperó el
brillo perdido (la cesta petrolera venezolana promedió 101 dólares en
2011, registrando un salto de 39% respecto a 2010) y a operaciones de
financiamiento que también incrementaron la cantidad de dólares
disponibles para importar.
En la expansión que tuvo el gasto
público en 2011 destaca que el Gobierno inició la Gran Misión Vivienda
Venezuela, con lo que impulsó la construcción y áreas de la manufactura,
mientras que a través de Cadivi y el Sitme aumentó de forma importante
la asignación de divisas para las empresas privadas.
2. Ahora es distinto. Nuevamente
Venezuela tiembla ante una caída de los precios del petróleo, producto
que aporta 96% del ingreso de divisas. La combinación de mayor oferta y
poco crecimiento de la demanda ha hundido el oro negro y el barril
venezolano se cotiza en 48 dólares, magnitud que refleja un declive de
51% respecto al promedio de junio, pero a diferencia de 2009-2010 la
recesión se gestó y comenzó antes de la caída del crudo.
En los primeros nueve meses de 2014 la
cesta petrolera venezolana promedió 95 dólares y a pesar de esto la
economía retrocedió de forma constante porque el Gobierno recortó las
divisas que entrega al sector privado, dejando a las empresas sin
suficiente materia prima y recursos para cancelar deudas con sus
proveedores en el exterior.
Antes del violento declive de los
precios del petróleo, la economía ya estaba en crisis en un entorno
donde un tipo de cambio artificialmente barato disparó las solicitudes
de dólares, la producción de Pdvsa se estancó, acuerdos de
financiamiento a países aliados redujeron el ingreso por las ventas de
crudo y creció el monto a pagar en capital e intereses de la deuda
externa.
Al mismo tiempo emergió el fracaso del
Socialismo del Siglo XXI en el propósito de crear una red de empresas
públicas capaz de exportar y producir en áreas esenciales, así como la
falta de efectividad del control de cambio y el control de precios.
El pasado 30 de diciembre el Presidente
de la República, Nicolás Maduro, anunció que aplicará un “programa
económico de recuperación de corto plazo, a seis meses que impacte sobre
las variables crecimiento, inflación inducida, y sobre las variables
fundamentales de la economía”.
Hasta ahora no hay mayor precisión,
Nicolás Maduro se limitó a explicar que el plan contempla “un nuevo
sistema cambiario que se basa en el perfeccionamiento de la atención de
los distintos mercados”; “ir a fondo en la reforma fiscal, y elevar la
recaudación real”, “optimizar el gasto público”, “el fortalecimiento de
las reservas internacionales”, “la creación de un Fondo Estratégico de
Reserva en Bolívares. La meta es este año 400 mil millones de
bolívares”, “la aplicación eficiente del Sistema de Precios Justos
Equilibrado”, “iniciativas sostenidas de ahorro y control del exceso de
liquidez”, “el desarrollo de las Zonas Económicas Especiales, en la
frontera con Colombia, en la Zona Económica Especial de Paraguaná, y en
la Faja Petrolífera del Orinoco”, así como fondos para estimular al
sector industrial.
3. Pocas fuerzas. El
economista Orlando Ochoa considera que no hay manera de aplicar un plan
de recuperación que impulse a la economía y la saque de la recesión en
el corto plazo. “Con el precio actual de la cesta petrolera venezolana
el año entrante habría un descenso de 35 mil millones de dólares en los
ingresos de divisas con un aparato productivo mucho más golpeado que el
que existía durante la recesión 2009-2010, empresas privadas endeudadas
con proveedores en el exterior, Pdvsa con una deuda comercial muy
grande, concentración de vencimientos de deuda externa, esta es una
situación sin precedentes”.
“La debilidad de las reservas
internacionales no deja más alternativa que adaptarse a un menor flujo
de divisas y aceptar la caída de la actividad económica y a mediano
plazo podría salirse de la crisis cambiando el modelo económico del
Socialismo del Siglo XXI”, agrega.
José Guerra, exgerente de investigación
económica del Banco Central, señala que “la única manera de sacar a la
economía de la recesión en el corto plazo es con un plan de
financiamiento externo que disminuya la escasez de divisas y esto solo
es posible con el anuncio de un programa económico creíble e integral
que entre otras cosas avance hacia el desmontaje de los controles y
permita la recuperación del sector privado”.
Desde su punto de vista “hay que tomar
en cuenta que hay una recesión que se combina con alta inflación, por lo
tanto un plan de inyección de gasto en bolívares que es lo que puede
hacer el Gobierno puede acelerar el incremento de los precios porque la
escasez de divisas frena las importaciones y se ha perdido capacidad
productiva tras años de controles y expropiaciones”.
Las proyecciones de analistas y
entidades financieras apuntan a que el precio del petróleo no
experimentará un incremento importante en el corto plazo y la República
no cuenta con un fondo de estabilización. A esto se añade que las
reservas internacionales se ubican al cierre del 29 de diciembre en 22
mil 064 millones de dólares, magnitud que refleja una caída de 25%
respecto al cierre de 2010 y el elevado riesgo país prácticamente ha
cerrado la posibilidad de emitir bonos para obtener financiamiento.
El escenario de una recesión en V, con
recuperación vigorosa en el corto plazo como ha anunciado el Presidente
Nicolás Maduro, haría que la economía venezolana marchara en dirección
contraria a lo que esperan analistas y organismos multilaterales.
Ecoanalítica proyecta que en 2015 el PIB
retrocederá 4,6% y la inflación se ubicará entre 110% y 120%, mientras
que el FMI y la Cepal también pronostican otro año bajo el signo
negativo.
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