Editorial Tal Cual
Xabier Coscojuela
La reducción de la pobreza es uno
de los éxitos que con frecuencia se
atribuyen quienes gobiernan el país. En distintas oportunidades han señalado
haber invertido 500 mil millones de dólares para saldar la deuda social
existente antes de que llegaran a Miraflores. Jorge Giordani lo aseveró en
distintas oportunidades.
Nosotros siempre pusimos tales afirmaciones en duda, pues, sin ser expertos en la materia, creemos que para salir de la pobreza hace falta algo más que "misiones". Para empezar, un empleo decente, y en este rubro la "revolución" chavo-madurista deja mucho que desear.
Según las propias cifras del Instituto Nacional de Estadística, casi la mitad de los venezolanos está en el sector informal, a lo que se agrega que con haber "matado un tigrito" durante un día de una semana ya la persona no se considera desempleado. Sin entrar en sutilezas técnicas sobre criterios de medición del fenómeno, no cabe duda de que esto es pobreza.
Sin empleo formal, bien remunerado, y con una inflación que se acerca a tres dígitos, es muy difícil que millones de personas abandonen la pobreza. El presidente Maduro pone como ejemplo todos los decretos de aumento del salario mínimo como algo que demuestra la preocupación que tiene por el bienestar de los trabajadores. O no entiende que lo peor para los asalariados es la brutal inflación que han sufrido, o es un demagogo irresponsable. Nosotros sospechamos que es lo segundo.
Nosotros siempre pusimos tales afirmaciones en duda, pues, sin ser expertos en la materia, creemos que para salir de la pobreza hace falta algo más que "misiones". Para empezar, un empleo decente, y en este rubro la "revolución" chavo-madurista deja mucho que desear.
Según las propias cifras del Instituto Nacional de Estadística, casi la mitad de los venezolanos está en el sector informal, a lo que se agrega que con haber "matado un tigrito" durante un día de una semana ya la persona no se considera desempleado. Sin entrar en sutilezas técnicas sobre criterios de medición del fenómeno, no cabe duda de que esto es pobreza.
Sin empleo formal, bien remunerado, y con una inflación que se acerca a tres dígitos, es muy difícil que millones de personas abandonen la pobreza. El presidente Maduro pone como ejemplo todos los decretos de aumento del salario mínimo como algo que demuestra la preocupación que tiene por el bienestar de los trabajadores. O no entiende que lo peor para los asalariados es la brutal inflación que han sufrido, o es un demagogo irresponsable. Nosotros sospechamos que es lo segundo.
Tampoco se logra creando
programas que no terminan de darles las herramientas necesarias a las personas
para que puedan superarse. A lo anterior hay que agregar que es necesario un
crecimiento constante y sólido de la economía para que la productividad
nacional pueda sacar de la pobreza a la gente. Un aumento exagerado de los
precios del petróleo, como lo hemos vivido recientemente, no potencia un
crecimiento sólido de la economía.
No es la primera vez que ocurre. Esta película ya la hemos visto antes.
En lugar de concretar un gran acuerdo nacional lo más amplio posible para desarrollar al país en todos sus ámbitos, desde que arribaron al poder hicieron todo lo contrario. Fomentaron la división, inocularon el odio entre venezolanos, invadieron, tomaron y expropiaron sin ton ni son empresas y explotaciones agropecuarias, muchas de ellas no las pagaron. Plantearon que Venezuela debía dejar de ser rentista, pero hoy somos más dependientes que nunca del ingreso petrolero.
Que la pobreza cobre fuerza no es casual entonces. Según la Cepal, muy nombrada por los burócratas rojo rojitos cuando los números les eran favorables, el índice de pobreza en Venezuela pasó de 25,4% a 32,1% durante el año 2013, cuando los precios del crudo mostraban una robustez hoy desaparecida. Un estudio realizado a tres manos entre la Universidad Central de Venezuela, la Simón Bolívar y la Católica Andrés Bello, es más dramático todavía. Los datos recopilados por estas casas de estudio indican que, para el año pasado, los pobres en Venezuela son casi 15 millones de personas, 48,4% de la población.
Lo más preocupante es que ambos estudios se realizaron durante momentos de vacas gordas petroleras. Ahora que los precios del crudo van palo abajo las consecuencias serán peores. En lugar de corregir el camino se persiste en el que nos trajo hasta aquí. El pasado fin de semana se hizo demagogia atacando a Farmatodo y se acusa a sus propietarios y gerentes de conspiradores.
Nos preguntamos si esto es parte de un show para convencer incautos o realmente el presidente Maduro y el combo que lo acompañan se creen el cuento de la guerra económica. En ambos casos lo que le espera a los venezolanos es más inflación, desabastecimiento, escasez y pobreza. Si no se diagnostica bien la enfermedad es imposible curarla.
No es la primera vez que ocurre. Esta película ya la hemos visto antes.
En lugar de concretar un gran acuerdo nacional lo más amplio posible para desarrollar al país en todos sus ámbitos, desde que arribaron al poder hicieron todo lo contrario. Fomentaron la división, inocularon el odio entre venezolanos, invadieron, tomaron y expropiaron sin ton ni son empresas y explotaciones agropecuarias, muchas de ellas no las pagaron. Plantearon que Venezuela debía dejar de ser rentista, pero hoy somos más dependientes que nunca del ingreso petrolero.
Que la pobreza cobre fuerza no es casual entonces. Según la Cepal, muy nombrada por los burócratas rojo rojitos cuando los números les eran favorables, el índice de pobreza en Venezuela pasó de 25,4% a 32,1% durante el año 2013, cuando los precios del crudo mostraban una robustez hoy desaparecida. Un estudio realizado a tres manos entre la Universidad Central de Venezuela, la Simón Bolívar y la Católica Andrés Bello, es más dramático todavía. Los datos recopilados por estas casas de estudio indican que, para el año pasado, los pobres en Venezuela son casi 15 millones de personas, 48,4% de la población.
Lo más preocupante es que ambos estudios se realizaron durante momentos de vacas gordas petroleras. Ahora que los precios del crudo van palo abajo las consecuencias serán peores. En lugar de corregir el camino se persiste en el que nos trajo hasta aquí. El pasado fin de semana se hizo demagogia atacando a Farmatodo y se acusa a sus propietarios y gerentes de conspiradores.
Nos preguntamos si esto es parte de un show para convencer incautos o realmente el presidente Maduro y el combo que lo acompañan se creen el cuento de la guerra económica. En ambos casos lo que le espera a los venezolanos es más inflación, desabastecimiento, escasez y pobreza. Si no se diagnostica bien la enfermedad es imposible curarla.
Vía El Nacional / Tal Cual
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