GLORIA
CUENCA
“Dime de qué presumes y te diré de qué
careces”, refrán común y revelador. En efecto, esta gente se presenta como
demócrata y, sin embargo, pasaron su vida conspirando. Ahora se escandalizan
porque se pide la renuncia y se habla de transición. Pusieron en práctica todas
las normas que se requieren para ejecutar un coup d’état. Dos intentos de golpe
de Estado y en ambos fracasaron.
Aprovecharon nuestra democracia representativa, amén de la ignorancia y la ingenuidad, de nuestro pueblo, para ir a elecciones, con defectos, pero se respetaban los resultados. Decididos a acabar con muchos de los logros alcanzados: la alternabilidad, en primer lugar. La intención fue clara para destruir la institucionalidad. Transcurridos 16 años, tres lustros y algo más, al fin el país entero descubrió, conoce, sufre la realidad del modelo deprestigiado e inservible del llamado “socialismo del siglo XXI”, también conocido como comunismo, dicho por Fidel Castro. Para congoja de los ciegos y negados a ver la historia, se trata del terrible socialismo real. Frente a un documento escrito y divulgado sin hipocresías de ningún tipo, pierden la cordura. ¿Quieren atemorizarnos? Lo sentimos mucho, ya no lo logran. Lo que dan es lástima al observar los errores que cometen y la ignorancia con la que manejan la situación. Les informamos: sí, no nos gusta este régimen; sí, creemos que han acabado con el país o pretenden hacerlo; sí, creemos que debe renunciar. ¿Es un delito pedir la renuncia de alguien? ¿Qué clase de soberbia es esa? Todos, entiéndase bien, todos tenemos el derecho de pedirle a cualquier funcionario que renuncie. También el funcionario puede aceptar la petición o negarse. Está en su derecho. Nosotros, quienes los adversamos, no podemos ser obligados a que nos guste, simpatice o agrade, quien representa el totalitarismo, la ruina, la falta de libertades, la prisión de los mejores, la persecución política, la escasez, la crisis de la salud, entre otras formas represivas y fuera de contexto en esta segunda década del siglo XXI. Insisto, dan pena ajena. Creo que, en su obnubilación por el poder y el dinero, no se dan cuenta de la verdadera dimensión de los desastres que cometen y del escándalo mundial que han provocado. Lo de Leopoldo López había trasgredido los límites de la legalidad, lo del alcalde Ledezma le ha dado la vuelta al mundo y ahora están desnudos, como el rey.
cuencag1511@gmail.com
Aprovecharon nuestra democracia representativa, amén de la ignorancia y la ingenuidad, de nuestro pueblo, para ir a elecciones, con defectos, pero se respetaban los resultados. Decididos a acabar con muchos de los logros alcanzados: la alternabilidad, en primer lugar. La intención fue clara para destruir la institucionalidad. Transcurridos 16 años, tres lustros y algo más, al fin el país entero descubrió, conoce, sufre la realidad del modelo deprestigiado e inservible del llamado “socialismo del siglo XXI”, también conocido como comunismo, dicho por Fidel Castro. Para congoja de los ciegos y negados a ver la historia, se trata del terrible socialismo real. Frente a un documento escrito y divulgado sin hipocresías de ningún tipo, pierden la cordura. ¿Quieren atemorizarnos? Lo sentimos mucho, ya no lo logran. Lo que dan es lástima al observar los errores que cometen y la ignorancia con la que manejan la situación. Les informamos: sí, no nos gusta este régimen; sí, creemos que han acabado con el país o pretenden hacerlo; sí, creemos que debe renunciar. ¿Es un delito pedir la renuncia de alguien? ¿Qué clase de soberbia es esa? Todos, entiéndase bien, todos tenemos el derecho de pedirle a cualquier funcionario que renuncie. También el funcionario puede aceptar la petición o negarse. Está en su derecho. Nosotros, quienes los adversamos, no podemos ser obligados a que nos guste, simpatice o agrade, quien representa el totalitarismo, la ruina, la falta de libertades, la prisión de los mejores, la persecución política, la escasez, la crisis de la salud, entre otras formas represivas y fuera de contexto en esta segunda década del siglo XXI. Insisto, dan pena ajena. Creo que, en su obnubilación por el poder y el dinero, no se dan cuenta de la verdadera dimensión de los desastres que cometen y del escándalo mundial que han provocado. Lo de Leopoldo López había trasgredido los límites de la legalidad, lo del alcalde Ledezma le ha dado la vuelta al mundo y ahora están desnudos, como el rey.
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