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MARIO VARGAS LLOSA
El País
Mayo 8, 1994
http://elpais.com/diario/1994/05/08/opinion/768348010_850215.html
La lucha pacífica por los derechos civiles y contra el racismo y la
discriminación que líderó el Reverendo Martin Luther King en los
años cincuenta y sesenta en los Estados Unidos fue una admirable
epopeya, que, en apariencia, terminó con una victoria completa -
aunque póstuma- del pastor asesinado. En efecto, una tras otra, las
leyes y disposiciones estatales y federales que impedían la
integración y la igualdad de derechos de la minoría negra fueron
siendo abolidas, de tal manera que, desde hace por lo menos veinte
años, han desaparecido en este país todas las barreras jurídicas para
que negros y blancos disfruten de las mismas oportunidades.Pero el
famoso sueño de Martin Luther King iba mucho más allá de ese
formulismo legal que iguala en la teoría, no en la práctica, a las dos
comunidades. Consistía en la desaparición de los prejuicios y tabúes
que levantaron aquellas murallas e hicieron de los negros, primero,
los esclavos y los siervos de los blancos, y, luego, unos ciudadanos
disminuidos y marginados dentro de la sociedad de la abundancia.
En su ideal generoso, erigido sobre sólidas convicciones liberales y
cristianas, el triunfo del movimiento de los derechos civiles iría
desvaneciendo la noción misma de color y reemplazándola por la
de una comunidad de seres libres y diversos, a los que la práctica
efectiva de la democracia y de las mejores tradiciones civiles de
Estados Unidos -individualismo, respeto a la ley, ética del trabajo y
espíritu competitivo- irían acercando y confundiendo.
ientras Martin Luther King, en nombre de aquel sueño, desafiaba
los garrotes y los perros bravos que los racistas sureños lanzaban
contra él en sus recorridos por el Deep South -en los que, no
olvidemos, lo acompañaban muchos blancos, entre ellos numerosos
judíos, de organizaciones de derechos humanos-, en los ghettos de
las ciudades industriales del Norte de Estados Unidos, otro líder,
mucho menos publicitado que el carismático King, predicaba en un
lenguaje a menudo violento un mensaje muy diferente a sus
hermanos de color. No la integración sino el separatismo de las
razas y el desarrollo autónomo de las culturas; no la moral cristiana
del perdón y de la otra mejilla sino el fundamentalismo
intransigente y guerrero del Islam.
Quien así peroraba había sido delincuente común y pasado por el
infierno carcelario, donde fue catequizado por compañeros de
encierro que pertenecían a una minúscula organización medio
religiosa, medio política, llamada La Nación del Islam. En los trece
años que vivió, desde su salida de la cárcel, en 1952, hasta 1965, en
que fue asesinado en un auditorio de Nueva York (por sus propios
hermanos de secta, de la que se había separado) Malcolm X llevó a
cabo una actividad febril, predicando con celo misionero en las
comunidades negras más desvalidas y golpeadas -por el desempleo,
la droga y el crimen- el orgullo racial y cultural, la tradición étnica
africana, el rechazo del blanco y una moral estrictísima que prohibía
el consumo de drogas, de alcohol, de tabaco y el sexo fuera del
matrimonio. Sin embargo, cuando los dieciséis balazos disparados
por fanáticos acabaron con su vida en el Audubum Ballroom,
Malcolm X era una figura excéntrica, apenas conocida fuera del
mundillo de los grupos y grupúsculos religiosos y políticos activos
en los ghettos negros urbanos de Estados Unidos.
Pero ahora, poco antes de cumplirse treinta años de su muerte, sus
tesis parecen haber prevalecido sobre las de Martin Luther King,
aunque éste haya sido entronizado como héroe nacional y su
nombre y su vida se conmemoren en las escuelas. Por lo pronto, la
idea motor de este último, la integración de blancos y negros en
una sociedad libre, en la que el factor racial iría perdiendo
funcionalidad y sentido, es hoy impronunciable. Ni los dirigentes
negros más moderados, ni siquiera aquellos -pocos- que en verdad
se han 'integrado' al establecimiento político, económico y social,
osan defender el mestizaje, la fusión de las culturas y las razas,
como algo deseable. Y la posición de Malcolm X, de que los negros
deben reivindicar su propia cultura, y preservarla como algo
autónomo, incontaminado de interferencias 'colonizadoras', ha
alcanzado una suerte de consenso, que disimula las connotaciones
racistas de semejante filosofía bajo el disfraz políticamente correcto
del multiculturalismo. De modo que nadie se atreve a recordar lo
obvio: que semejante doctrina del desarrollo de las culturas
separadas e incontaminadas es precisamente la que predican los
llamados supremacistas blancos y todos los racistas de este mundo,
que consideran cualquier forma de mestizaje -racial o cultural- algo
inmoral y degradante.
En un número reciente de la revista Time (4 de abril, 1994), se daba
cuenta con alarma de las fantasías seudo -científicas del africocentrismo
que han encontrado su vía de acceso a los programas
escolares y universitarios de muchos planteles de Estados Unidos, en
los que so capa de corregir el eurocentrismo científico, se enseña,
por ejemplo, que los antiguos egipcios eran todos negros y que
inventaron las baterías eléctricas, los principios de la mecánica
cuántica y las teorías de la evolución. También, que la superioridad
intelectual del negro sobre el blanco se debe a la mayor dosis de
neuromelanina en su cerebro. Como ha dicho un distinguido
antropólogo: el único resultado de enseñar estos disparates a las
minorías étnicas será mantenerlas alejadas para siempre de las
verdaderas ciencias.
Pero no sólo en el campo científico el nuevo racismo, maquillado de
multiculturalismo, hace de las suyas; también en el histórico y el
político, y una de sus consecuencias ha sido darle un rejuvenecedor
soplo de vida a una vieja plaga: el anti-semitismo. Escribo estas
líneas bajo la impresión de un discurso pronunciado por un
dirigente negro de La Nación del Islam -Khalid Abdul Muhammasen
la prestigiosa universidad negra de Washington, Howard, que
transmitió un canal de televisión. Alto, elegante, carismático,
bromeaba preguntándole a su compacto auditorio por qué en vez
de hablar tanto de lo que Hitler les hizo a los judíos no se hablaba
más bien de lo que los judíos le hicieron antes a Alemania. 0 del
Holocausto negro del que los judíos han ,sido responsables, pues
¿no fueron ellos, acaso, los principales beneficiarios del comercio de
esclavos en la historia de la humanidad? ¿Notan sido y son los
judíos los mayores explotadores de las comunidades negras, en los
ghettos? ¿No es Estados Unidos un país esclavizado por las mafias
judías que conspiran sin tregua para controlarlo todo? Para alcanzar
su liberación, explicaba Khalid Abdul Muhaminad a sus entusiastas
oyentes -¡estudiantes universitarios la mayoría de ellos!- los negros
deberían convertirse en unos mastines carniceros y emprenderla a
dentelladas contra esos judíos "que chupan la sangre de nuestros
hermanos".
El presidente de La Nación del Islam, Louis Farrakham, ha
reprendido a Khalid Abdul, no por las verdades que dijo, sino por
algunos excesos cometidos al decirlas", y el Rector de Howard
University tuvo que dar algunas incómodas explicaciones debido al
escándalo suscitado por aquella conferencia. Y es verdad que la
secta a la que aquél pertenece es numéricamente insignificante
(entre diez mil y quince mil afiliados, al parecer). Sin embargo,
cometerían un error quienes, tranquilizados por las estadísticas,
descarten el asunto como un pintoresco episodio sin importancia
dentro del rico folklore de que está llena la vida de Estados Unidos.
No es así. Lo cierto es que en amplios sectores de la comunidad
negra, para buena parte de la cual las condiciones de vida son hoy
aún peores que cuando Martin Luther King y Malcolm X predicaban
sus diversas doctrinas para la redención social y cultural de la gente
de color, ha echado raíces un sentimiento que responsabiliza a los
judíos de su frustración y sufrimiento. Y es inútil tratar de desbaratar
con argumentos y cifras los mitos en que está basado aquel
sentimiento, porque el racismo no entiende razones ni acepta
evidencias: es un acto de fe, inmune a toda controversia. Y, en cierto
modo, combatirlo es más bien inútil, mientras se deje intocado el
fondo del asunto, la causa profunda de la que es consecuencia.
Flues el antisemitismo que se expande por los g_hettos es -como
las ficciones científicas- apenas una pústula resultante de la
infección implícita en las teorías nefastas de la autonomía racial y el
desarrollo separado de las culturas,es decir, de esa nueva
manifestación del protoplasmático nacionalismo que es el
multiculturalismo.
No hay paradoja más trágica que el odio al judío brote ahora entre
quienes, por lo mucho que han padecido del prejuicio, la estupidez
y la maldad humana, representan todavía en nuestros días la suerte
que durante muchos siglos fue la del pueblo judío en todas las
sociedades por las que la historia lo diseminó: la de una minoría
discriminada y maltratada a la que, las mayorías cuando no se
mantuvieron a distancia, quisieron exterminar. Es verdad que nadie
quiere acabar con los negros en los Estados Unidos y es verdad
también que se despliegan múltiples esfuerzos, por parte de las
autoridades y de la sociedad civil, para aliviar su suerte. Pero las
investigaciones son concluyentes: salvo una minoría que alcanza
niveles de vida de clase media y se integra al resto de la sociedad,
por lomenos tres cuartas partes de la gente de color, por la pobreza
de su educación y las condiciones generales de la economía -la
automatización de la industria, el encogimiento del empleo, la
avasalladora presencia de los nuevos inmigrantes hispánicos y
asiáticos- parece condenada a languidecer en la marginación
infernal de los barrios pobres de las grandes ciudades. Por lo menos
en un futuro inmediato, para ella no parece haber otra salida que la
siniestra del subsidio estatal de desempleo, de la droga y el crimen.
El antisemitismo ha sido siempre una flor que crecía con facilidad en
ese deletéreo jardín y el tradicional chivo expiatorio para quienes
viven en el furor.de la total desesperanza.
Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, 1936).
Abogado (U. Nacional Mayor de San Marcos). Doctor en
Filosofía y Letras (U. Complutense de Madrid). Los esfuerzos
por llevar a cabo su vocación literaria dan su primer fruto
cuando su primera publicación, un conjunto de cuentos
publicados en 1959 con el título Los jefes, obtiene el premio
Leopoldo Arias. Viaja a La Habana en 1965, donde forma
parte del jurado de los Premios Casa de las Américas y del
Consejo de Redacción de la revista Casa de las Américas;
hasta que el caso Padilla marca su distanciamiento definitivo
de la revolución cubana en 1971. En 1965 se casa con
Patricia Llosa. De la unión nacen Álvaro (1966), Gonzalo
(1967) y Morgana (1974). En 1967 trabaja como traductor
para la UNESCO en Grecia, junto a Julio Cortázar; hasta
1974 su vida y la de su familia transcurre en Europa,
residiendo alternadamente en París, Londres y Barcelona. En
la actualidad colabora en el diario El País (Madrid, España,
Serie Piedra de toque) y con la revista cultural mensual
Letras Libres (México D.F., México y Madrid, España, Serie
Extemporáneos).
Los méritos y reconocimientos lo acompañan a lo largo de su
carrera. En 1975 es nombrado miembro de la Academia
Peruana de la Lengua y en 1976 es elegido Presidente del
Pen Club Internacional. En 1994 es designado como
miembro de la Real Academia Española.
El 7 de octubre de 2010 se le concedió el Premio Nobel de
Literatura. El discurso de aceptación del Premio Nobel,
titulado "Elogio de la lectura y la ficción", lo ofreció en la
Gran Sala de la Academia Sueca el 7 de diciembre de 2010.
El galardón le fue entregado el 10 de diciembre de 2010, en
la Sala de Conciertos de Estocolmo, por el Rey Carlos XVI
Gustavo de Suecia. Durante el banquete de gala posterior a
la recepción de los Premios Nobel, Vargas Llosa pronunció un
brindis de agradecimiento en forma de cuento.
Asimismo, ha sido Profesor Visitante o Escritor Residente en
varias universidades alrededor del mundo, como en el Queen
Mary College y en el King´s College de la Universidad de
Londres, en la Universidad de Cambridge y en el Scottish
Arts Council (Inglaterra); en el Washington State, en la
Universidad de Columbia, en el Woodrow Wilson
International Center for Scholars del Smithsonian Institution,
en la Universidad Internacional de Florida, en la Universidad
de Harvard, en la Universidad de Siracusa, en la Universidad
de Princeton y en la Universidad de Georgetown (Estados
Unidos); en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras
(Puerto Rico); en el Wissenschaftskolleg y en la Deutscher
Akademischer Austauschdienst (Berlín, Alemania), en la
Universidad de Oxford, en la Universidad Internacional
Menéndez Pelayo (Santander, España), en la Universidad
Rey Juan Carlos (Aranjuez, España); entre otras.
Por otro lado, ha participado como jurado en los siguientes
eventos: "Premios Casa de las Américas", La Habana, Cuba
(1965); "Festival de Cine Iberoamericano de Huelva" (1995),
donde ocupa el cargo de Presidente del Jurado; "Premio
Miguel de Cervantes", España (1998 y 1999); y "ECHO
Television & Radio Awards" (1998); "Festival Internacional
de Cine de San Sebastián", España (2004), donde ocupa el
cargo de Presidente del Jurado.
Las siguientes obras forman parte de su vasta producción
literaria: La huída del Inca, pieza de teatro (1952); El
desafío, relato (1957); Los jefes, colección de cuentos
(1959); La ciudad y los perros, novela (1963); La casa
verde, novela (1966); Los cachorros, relato (1967);
Conversación en La Catedral, novela (1969); Carta de
batalla por Tirant lo Blanc, prólogo a la novela de Joanot
Martorell (1969); Historia secreta de una novela, ensayo
(1969); García Márquez: historia de un deicidio, ensayo
literario (1971); Pantaleón y las visitadoras, novela (1973);
La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary, ensayo
literario (1975); La tía Julia y el escribidor, novela (1977);
La señorita de Tacna, teatro (1981); La guerra del fin del
mundo, novela (1981); Entre Sartre y Camus, ensayos
(1981); Kathie y el hipopótamo, teatro (1983); Contra
viento y marea, ensayos políticos y literarios (1983);
Historia de Mayta, novela (1984); La suntuosa abundancia,
ensayo sobre Fernando Botero (1984); Contra viento y
marea, volúmenes I (1962-1972) y II (1972-1983), (1986);
La Chunga, teatro (1986); ¿Quién mató a Palomino Molero?,
novela policial (1986); El hablador, novela (1987); Elogio de
la madrastra, novela (1988); Contra viento y marea,
volumen III (1983-1990), (1990); La verdad de las
mentiras, ensayos literarios (1990); A Writer's Reality,
colección de conferencias dictadas en la Universidad de
Siracusa (1991); Un hombre triste y feroz, ensayo sobre
George Grosz (1992); El pez en el agua, memorias (1993);
El loco de los balcones, teatro (1993); Lituma en los Andes,
novela (1993); Desafíos a la libertad, ensayos sobre la
cultura de la libertad (1994); Ojos bonitos, cuadros feos,
obra dramática para radio (1994); La utopía arcaica, José
María Arguedas y las ficciones del indigenismo, ensayo
(1996); Making Waves, selección de ensayos de Contra
viento y marea, publicado sólo en inglés (1996); Los
cuadernos de don Rigoberto, novela (1997); Cartas a un
joven novelista, ensayo literario (1997); La fiesta del Chivo,
novela (2000); Nationalismus als neue Bedrohung, selección
de ensayos políticos, publicado sólo en alemán (2000); El
lenguaje de la pasión, selección de artículos de la serie
Piedra de toque (2001); El paraíso en la otra esquina, novela
(2003); Diario de Irak, selección de artículos sobre la guerra
en Irak (2003); La tentación de lo imposible, ensayo sobre
Los Miserables de Victor Hugo (2004); Un demi-siècle avec
Borges, entrevista y ensayos sobre Borges, publicado sólo
en francés (2004); Mario Vargas Llosa. Obras Completas,
Vol. III Novelas y Teatro (1981-1986), (2005); Dictionnaire
amoureux de l’Amérique latine, ensayos publicado solo en
francés, (2005); Israel/Palestina. Paz o guerra santa,
recopilación de artículos, (2006); Travesuras de la niña
mala, novela, (2006); Odiseo y Penélope, teatro (2007);
Diálogo de damas, poemas relacionados con las esculturas
de Manolo Valdés, Aeropuerto Barajas de Madrid (2007);
Touchtones. Essays on Literature, Art and Politics, ensayos
publicados en inglés (2007); Wellsprings, conferencias y
ensayos publicados en inglés (2008); Al pie del Támesis,
teatro (2008); El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos
Onetti, ensayo (2008); Sables y utopías. Visiones de
América Latina, selección de ensayos sobre temas de arte
literatura y política (2009); Las mil noches y una noche,
teatro (2009); Fonchito y la luna, cuento infantil (2010) y El
sueño del celta, novela (2010); El héroe discreto (2013).
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