Oswaldo Alvarez Paz
Avanza la destrucción institucional adelantada por el régimen actual. La Constitución dejó de ser el pacto indispensable para garantizar el respeto, la convivencia y el mínimo de normalidad que necesitan las cosas para funcionar. Sin respeto a la ley, ni a los más elementales derechos de la persona humana, los ciudadanos quedan indefensos. Los problemas se multiplican. El clima es de fatiga frente a la ineficacia y corruptelas ideologizadas a todos los niveles. La nación queda en manos de la arbitrariedad, de los caprichos de gobernantes ineptos y de la habilidad para sobrevivir de la gente. En el año 13 de su mandato no hay nada que pueda justificar lo que sucede. Hugo Chávez está sin pretextos y con la amplísima carta de crédito que recibió vencida y sin recursos. Se recurre al endeudamiento, al trueque o a la descapitalización cuando se está en quiebra. Este nuevo endeudamiento solicitado por el Presidente y aprobado por la babosa Asamblea Nacional con encendidas proclamas patrioteras, penosas y ridículas, es una hipoteca inmoral del futuro para pretender seguir gobernando indefinidamente desde el presente. Una verdadera traición. La historia jamás lo absolverá.
El Presidente se va de gira por Brasil y Ecuador. Docenas de nuevos acuerdos y convenios para suplir carencias del gobierno que los gobernados podrían suplir de manera suficiente. Donaciones militares a Ecuador y más deudas con la contratista carioca por excelencia que pareciera tener en Lula su principal agente de negocios. Termina el viaje en Cuba. Lo ha hecho otras veces, pero en esta oportunidad aún desconocemos las verdadera naturaleza de los males que se anuncian para justificar la hospitalización, la intervención quirúrgica, la mudanza del alto gobierno para allá y la presencia a su lado de toda la familia, con la excepción del padre quien está enfermo. Este menosprecio por la medicina venezolana para operar un simple “absceso pélvico” refleja una actitud básica peligrosa. No se ha dicho, para el momento de escribir esta nota, cuanto durará la ausencia del Presidente, ni cómo será la recuperación. El estado venezolano está sin Jefe y las cabezas del régimen están mudadas para La Habana.
Recomiendo leer los artículos 233, 234 y 235 de la Constitución sobre las faltas absolutas, las temporales y sobre la autorización para ausentarse del territorio nacional que necesita el Presidente. Cada quien sacará sus conclusiones. No es un ejercicio ocioso, a pesar del control que tiene de todas las ramas del poder público, lo que impediría que cumplieran con su deber en caso de darse los extremos exigidos. Pudiera ser, pero la nación tiene derecho a plantearlo. A exigir su renuncia o destitución por abandono del cargo o la verificación de incapacidad física o mental. Nunca está de más tener presente cuales son los deberes y obligaciones que debe cumplir y los caminos posibles cuando no sucede.
El Presidente se va de gira por Brasil y Ecuador. Docenas de nuevos acuerdos y convenios para suplir carencias del gobierno que los gobernados podrían suplir de manera suficiente. Donaciones militares a Ecuador y más deudas con la contratista carioca por excelencia que pareciera tener en Lula su principal agente de negocios. Termina el viaje en Cuba. Lo ha hecho otras veces, pero en esta oportunidad aún desconocemos las verdadera naturaleza de los males que se anuncian para justificar la hospitalización, la intervención quirúrgica, la mudanza del alto gobierno para allá y la presencia a su lado de toda la familia, con la excepción del padre quien está enfermo. Este menosprecio por la medicina venezolana para operar un simple “absceso pélvico” refleja una actitud básica peligrosa. No se ha dicho, para el momento de escribir esta nota, cuanto durará la ausencia del Presidente, ni cómo será la recuperación. El estado venezolano está sin Jefe y las cabezas del régimen están mudadas para La Habana.
Recomiendo leer los artículos 233, 234 y 235 de la Constitución sobre las faltas absolutas, las temporales y sobre la autorización para ausentarse del territorio nacional que necesita el Presidente. Cada quien sacará sus conclusiones. No es un ejercicio ocioso, a pesar del control que tiene de todas las ramas del poder público, lo que impediría que cumplieran con su deber en caso de darse los extremos exigidos. Pudiera ser, pero la nación tiene derecho a plantearlo. A exigir su renuncia o destitución por abandono del cargo o la verificación de incapacidad física o mental. Nunca está de más tener presente cuales son los deberes y obligaciones que debe cumplir y los caminos posibles cuando no sucede.
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