JEAN MANINAT | EL UNIVERSAL
viernes 1 de febrero de 2013 12:00 AM
La situación política en el país comienza a mutar de manera acelerada impulsada por un creciente fastidio con el Grace's Anatomy a cuentagotas que nos trasmiten desde La Habana, y por la pasmosa inacción del Gobierno, ahora inmune incluso a la improvisación, frente a un país que se deshilacha sin pausa.
El jefe designado de gobierno, Nicolás Maduro, ejerce su interinato desde una escenografía rodante, donde él gesticula y lanza improperios, ubicado siempre en el medio, mientras atrás lo celebra con aplausos y sonrisas un disminuido presidente de la Asamblea Nacional. El ejercicio de gobierno ha sido sustituido por un discurso basado siempre en el mismo guión: remedar al líder, anunciar conspiraciones y asesinatos, denunciar a un imperio que poco voltea hacia estos lares, y despotricar de la oposición, que tras las derrotas electorales de año pasado, ha retomado el pulso opositor con energía y tino y ha propuesto iniciativas cada vez más certeras, y urticantes para los jefes oficialistas.
A pesar de que ahora traten de esconderse tras su líder -un día disminuido por la enfermedad, otro "mandando más que un dinamo"- la realidad tiene vida propia y suele enviar sus emisarios sin preguntar si están invitados a participar de la puesta en escena.
A la terrible campanada trágica de Uribana, se respondió con el habitual desdén del alto y bajo gobierno con todo lo que tenga que ver con delincuencia e inseguridad la presencia de la ministra Varela es de oficio. El contraste surgido en la reunión de la CELAC fue ruidoso, la presidenta brasileña voló de regreso a su país apenas supo de las muertes acaecidas en una discoteca de Rio Grande do Sul; mientras el jefe de gobierno designado se quedó tranquilo para leer un discurso de su jefe, que bien pudo hacerlo el nuevo canciller. La muerte violenta de los humildes, fuera y dentro de las cárceles, es un dato estadístico que no crea zozobra en Miraflores.
El reality check será inclemente y el contraste con la labor de los gobernadores de la oposición, y también con la de los oficialistas, funcionará como un marcapasos constante y fuente de tensión al interior del polo rojo. Sobre todo, a medida en que a la base se le vaya atragantando la frase fatídica que palpita en el ambiente, ¡Cuando Chávez mandaba, las cosas no eran así! Que pregunten por ahí los nanosegundos que toma para que el compañero dirigente de hoy se convierta en el burócrata despreciado de mañana.
Tarde o temprano tendrán que dejar de viajar a Cuba y ponerse a gobernar. Lo saben y el nerviosismo es patente.
La oposición vive un momento importante, lo sabe y está actuando en consecuencia. La MUD ha lanzado 12 líneas de acción, que recogen los principales retos para redireccionar la nación -nos han librado de los mamotretos que nadie lee y poco aclaran- y se ha comprometido a designar por consenso un eventual candidato presidencial.
Hay una bancada parlamentaria repotenciada que no ha podido ser doblegada por la prepotencia y el abuso de los diputados rojos y sus fuerzas de choque en el hemiciclo, son un rostro valiente y efectivo de la lucha democrática.
Está el ejemplo de los luchadores democráticos que pagan cárcel injustamente representados en Simonovis y Afiuni, entre tantos otros. Su valor es un recordatorio cotidiano de la peor infamia del régimen.
Los sectores que no han estado contentos con la MUD, han formado una nueva organización para adelantar sus propuestas. Ya se verán y podrán ser contrastadas y valorizadas. Es un buen dato, para quienes creemos en la MUD y valoramos el inmenso esfuerzo que ha realizado. Bienvenido el debate. Ya una vez se contrastaron posiciones, y el pueblo opositor habló con contundencia.
Ya se ha dicho. Hace falta volver la mirada a lo local. Hacia los pueblos y caseríos donde no llega Globovisión y los tuiteos no son electrónicos sino de boca en boca. Capriles ya demostró que es allí donde se bate el cobre y sin embargo el esfuerzo no fue suficiente. Hay que insistir, así se construyeron los grandes y pequeños partidos que forjaron la democracia.
No hay pausa ni caminos secretos. La oposición democrática es una opción sólida, transparente, curtida en los éxitos y las derrotas, y tiene por delante una tarea difícil y exigente. Precisamente por eso vuelve a estar bien posicionada.
El jefe designado de gobierno, Nicolás Maduro, ejerce su interinato desde una escenografía rodante, donde él gesticula y lanza improperios, ubicado siempre en el medio, mientras atrás lo celebra con aplausos y sonrisas un disminuido presidente de la Asamblea Nacional. El ejercicio de gobierno ha sido sustituido por un discurso basado siempre en el mismo guión: remedar al líder, anunciar conspiraciones y asesinatos, denunciar a un imperio que poco voltea hacia estos lares, y despotricar de la oposición, que tras las derrotas electorales de año pasado, ha retomado el pulso opositor con energía y tino y ha propuesto iniciativas cada vez más certeras, y urticantes para los jefes oficialistas.
A pesar de que ahora traten de esconderse tras su líder -un día disminuido por la enfermedad, otro "mandando más que un dinamo"- la realidad tiene vida propia y suele enviar sus emisarios sin preguntar si están invitados a participar de la puesta en escena.
A la terrible campanada trágica de Uribana, se respondió con el habitual desdén del alto y bajo gobierno con todo lo que tenga que ver con delincuencia e inseguridad la presencia de la ministra Varela es de oficio. El contraste surgido en la reunión de la CELAC fue ruidoso, la presidenta brasileña voló de regreso a su país apenas supo de las muertes acaecidas en una discoteca de Rio Grande do Sul; mientras el jefe de gobierno designado se quedó tranquilo para leer un discurso de su jefe, que bien pudo hacerlo el nuevo canciller. La muerte violenta de los humildes, fuera y dentro de las cárceles, es un dato estadístico que no crea zozobra en Miraflores.
El reality check será inclemente y el contraste con la labor de los gobernadores de la oposición, y también con la de los oficialistas, funcionará como un marcapasos constante y fuente de tensión al interior del polo rojo. Sobre todo, a medida en que a la base se le vaya atragantando la frase fatídica que palpita en el ambiente, ¡Cuando Chávez mandaba, las cosas no eran así! Que pregunten por ahí los nanosegundos que toma para que el compañero dirigente de hoy se convierta en el burócrata despreciado de mañana.
Tarde o temprano tendrán que dejar de viajar a Cuba y ponerse a gobernar. Lo saben y el nerviosismo es patente.
La oposición vive un momento importante, lo sabe y está actuando en consecuencia. La MUD ha lanzado 12 líneas de acción, que recogen los principales retos para redireccionar la nación -nos han librado de los mamotretos que nadie lee y poco aclaran- y se ha comprometido a designar por consenso un eventual candidato presidencial.
Hay una bancada parlamentaria repotenciada que no ha podido ser doblegada por la prepotencia y el abuso de los diputados rojos y sus fuerzas de choque en el hemiciclo, son un rostro valiente y efectivo de la lucha democrática.
Está el ejemplo de los luchadores democráticos que pagan cárcel injustamente representados en Simonovis y Afiuni, entre tantos otros. Su valor es un recordatorio cotidiano de la peor infamia del régimen.
Los sectores que no han estado contentos con la MUD, han formado una nueva organización para adelantar sus propuestas. Ya se verán y podrán ser contrastadas y valorizadas. Es un buen dato, para quienes creemos en la MUD y valoramos el inmenso esfuerzo que ha realizado. Bienvenido el debate. Ya una vez se contrastaron posiciones, y el pueblo opositor habló con contundencia.
Ya se ha dicho. Hace falta volver la mirada a lo local. Hacia los pueblos y caseríos donde no llega Globovisión y los tuiteos no son electrónicos sino de boca en boca. Capriles ya demostró que es allí donde se bate el cobre y sin embargo el esfuerzo no fue suficiente. Hay que insistir, así se construyeron los grandes y pequeños partidos que forjaron la democracia.
No hay pausa ni caminos secretos. La oposición democrática es una opción sólida, transparente, curtida en los éxitos y las derrotas, y tiene por delante una tarea difícil y exigente. Precisamente por eso vuelve a estar bien posicionada.
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