Gustavo Coronel
A la
memoria de mi querido amigo, Oliver Campbell
"The
woods are lovely, dark and deep
but I
have promises to keep.."
Robert Frost
Acabo de regresar de
seis días en Inglaterra: Cambridge y Londres, via Oxford, donde llevé a cabo una
versión personal de una mini- blitzkrieg en contra de la corrupción venezolana,
en especial la enquistada en Petróleos de Venezuela. La llamo así porque fue
intensa si bien de reducida dimension, más afín a los esfuerzos de un
francotirador, con posibles efectos más simbólicos que cuantificables. Eso sí,
disparé proyectiles verdaderos contra un objetivo muy específico: la gerencia
hamponil de Petróleos de Venezuela y su responsabilidad en el desastre nacional
de los últimos 15 años.
Especificamente, en esos seis días llevé a
cabo tres conferencias: una en Jesus College, de la Universidad de Cambridge,
una en Canning House, un centro de estudios anglo-latinomericana de larga
trayectoria situada en Belgrave Square, un bello sitio de Londres y una en la
Cámara de los Comunes, del parlamento Inglés, auspiciada por la Sociedad Henry
Jackson. El como llegué dar esas conferencias es, en sí mismo, una bonita
historia de solidaridad por parte de un pequeño grupo de personas venezolanas e
inglesas, algunas de quienes no había conocido antes. Debido a las iniciativas
de ese pequeño grupo y gracias a las maravillas del Internet, en poco tiempo
recibí invitaciones para esos tres importantes centros de opinión pública
Inglesa. He contraído una gran deuda de gratitud con ellos, quienes me hicieron
objeto de una maravillosa cordialidad y una hospitalidad que rebasó todas mis
expectativas. En breves días recibí manifestaciones de amistad que me durarán
toda la vida.
Mi viaje no estuvo exento de tristes circunstancias. El
domingo 8 debía viajar, primero a Oxford a almorzar con mi viejo amigo Ken
Wetherell, quien vive en la bellísima aldea de Dorchester y luego a cenar y
pasar la noche en el hogar de otro querido amigo, Oliver Campbell, en Wembley.
Al llegar adonde Ken, él me informó que Oliver Campbell había sufrido una
hemorragia cerebral masiva. Oliver falleció horas después y su muerte me
produjo una profunda tristza, ya que con Oliver compartí muchos años de
actividad petrolera, primero en Shell y luego en Maraven. Oliver había sido uno
de los organizadores de mi presentación en Canning House, junto con Desmond
Watkins y Anthony Westnedge y de la cena que me darían después en el Club
Caledonian, el centro de los escoceses en Londres.
En Jesus College, Universidad de Cambridge
Mi primera actividad fué en Jesus College, Universidad
de Cambridge. Fuí invitado a pronunciar uno de los discursos de cierre de una
Conferencia sobre Economic Crime, Crímenes Económicos, que ya
lleva 31 años consecutivos reuniéndose en esa Universidad, bajo la coordinación
del Dr. Barry Rider, de quien recibí la invitación. Ella no hubiera sido posible
a no ser por la inciativa del Dr. Francisco Kerdel Vegas, un Venezolano
excepcional, de infinita capacidad para establecer redes entre personas que
comparten ideales similares, lo que en fútbol se llamaría un gran armador.
Kerdel Vegas tiene una larga asociación con Cambridge y con el Dr. Rider y ello
hizo posible la invitación. Una maravillosa y distinguida pareja, Jack y Carlota
Wigglesworth, participó generosamente en la coordinación de mi visita a
Cambridge y viajó a Cambridge especialmente para mi presentación. Me sentaron al
lado de ellos junto a la mesa principal en el banquete de cierre, un evento
mágico en el Hall principal del Colegio, muy parecido al Hall principal de
Hogwart (Harry Potter). Jesus College fue fundado en 1496, por los años del
descubrimiento de América, pero ya existía en forma de abadía desde 1146.
Algunos de los cuartos de estudiantes fueron ocupados por gente como Oliver
Cromwell. Frente a mi mesa en el banquete había un retrato de Thomas Cranmer,
Arzobispo de Canterbury durante el reinado de Henrique VIII y uno de los dos
arzobispos de Canterbury que fueron ex-alumnos del colegio.
Di mi discurso en el acto de cierre de esta conferencia
que tuvo casi 1000 participantes de 91 países, incluyendo a Margarita de
Tablante, periodista venezolana, quien hizo un excelente presentación sobre la
asfixia de la cual son objetos los medios venezolanos. El texto de mi
conferencia está en este blog, en la entrega inmediatamente anterior a esta. En
esta conferencia denuncié el asesinato de Venezuela a manos de la
hiper-corrupción existente en la industria que provee a la nación con el 96% de
sus exportaciones, la casi única fuente de ingresos de divisas que tiene el
país. Nombré nombres porque la corrupción no es un ente abstracto sino que
tiene nombres y apellidos. Mientras los corruptos no sean castigados el país va
a permanecer en el pantano del cuarto mundismo y una mafia de gerentes y
contratistas seguirán enriqueciéndose de manera obscena. El conferencista que
me siguió, John Maher, ex-Decano de la Escuela de Derecho en la Universidad de
Pennsylvania, me miró y dijo que el había aprendido mucho de estas conferencias
en Cambridge pero que era la primera vez que recibía una lección en coraje, un
comentario que para mí fue equivalente a una condecoración en el campo de
batalla.
En Canning House
Mi charla en Canning House fue posible debido a la
inciativa de varias personas, entre otras : Desmond Watkins, mi viejo amigo de
Shell y ex- Chairman de esa organización, Anthony Westnedge, Juan Urdaneta , el
Embajador John Flynn y mi amigo fallecido Oliver Campbell. Entre la concurrencia
estuvo mi antiguo compañero de Directorio en PDVSA, Alirio Parra, y el gran
economista venezolano Pedro Palma. En esa charla pude entablar un diálogo con la
audiencia y abundar en detalles sobre la corrupción en PDVSA, mencionando
nombres relacionados con los inmensos fraudes que se han cometido en esa
empresa, con la participación de gente de fuera y de gente de dentro. Hablé del
Aban Pearl y de las empresas semi-fantasmas creadas para manejar ese contrato,
del Fondo de Pensiones de los empleados, mencionando que el principal
responsible estaba en prisión… pero no en Venezuela sino en USA, de los
contratistas a lo Derwick Associates, de la comida podrida de PDVAL/PDVSA, del
desvio de los ingresos petroleros a fondos manejados con total discrecionalidad
por cuatro hombres: Chávez, Giordani, Merentes y Ramírez, a quienes denominé
como la version tropical de la Pandilla de los Cuatro (recuerdan la China de
Mao?).
En el Parlamento Inglés
Por primera vez entré en el Parlamento Inglés, esa
institución centenaria que es una de las cunas de la democracia parlamentaria en
el mundo, el escenario de grandes eventos en la historia moderna. El recinto es
de proporciones heróicas y está saturado con el recuerdo de sus grandes
estadistas, entre otros: Lloyd George, Winston Churchill, Aneurin Bevan, Enoch
Powell, Iain Macleod, Michael Foot, Roy Jenkins, Tony Benn, Harold McMillan y
Margaret Thatcher. En especial, la figura de Churchill parece rondar cada rincón
de ese imponente sitio. Allí, en uno de sus salones, hablé ante una audiencia no
muy numerosa, integrada por algunos miembros del parlamento y visitantes por
invitación de la Henry Jackson Society, un grupo conservador que incluye
miembros de la Cámara de los Comunes. Esta visita estuvo coordinada en Londres
por Flor Kent, por iniciativa de amigos como Diego Arria.
La charla fue esencialmente la misma que dí la noche
anterior en Canning House. Hubo nuevas preguntas, entre ellas una de un miembro
del parlamento que se definió como de izquierda. Me preguntó si yo no podía
desligar el problema de la corrupción en Venezuela con la politica social de
Hugo Chávez y que si no pensaba que esta había sido positiva.
Esta pregunta me dió la oportunidad de decir que
corrupción no era solamente embolsillarse los dineros de la nación, sino también
y hasta peor que el robo, desempeñar funciones públicas para las cuales no
se está capacitado. En ese sentido dije, en el parlamento Inglés, que
Hugo Chávez y, más aún, Nicolás Maduro no tenían credenciales para manejar país
alguno y que los resultados habían sido predeciblemente desastrosos. Dije que
Maduro, en especial es un analfabeta funcional. Dije que lo positivo de Chávez
habia sido su intento de incluír a sectores de la poblacion previamente
excluídos pero, agregué, que ello había terminao siendo negativo porque, en
paralelo, había excluído a importantes sectores de clase media baja y media que
eran la columna vertebral de la sociedad venezolana. Lo que trató de hacer con
una mano lo destruyó con la otra. Chávez, dije, quiso ser un Mandela pero
resultó ser un Mugabe. La razón por la cual su política social había sido un
fracaso y un crimen, agregué, era que estaba basada en dádivas, en limosnas y
que no eran más que un pez diario pero no enseñar a pescar. Dije que si uno da
insulina a un diabético este deja de serlo pero solo mientras reciba insulina
(dinero). Cuando ya no la reciba vuelve a ser diabético (pobre). La dádiva jmás
puede ser una solución estructural al problema de la pobreza.
En la BBC
Inmediatamente después de mi charla en el Parlamento
fuí a los estudios de la BBC, en Millsbank Road, donde fuí entrevistado por 30
minutos por Ed Butler. Durante esa entrevista para la radio, no sé cuando
saldrá, dije que la nación venezolana está en caos, inducido por la ineptitud y
la corrupción del régimen. Butler acaba de visitar a Venezuela y confirmó lo que
yo decía. Se entrevistó con la gente de la calle quienes le hablaron de la
carestía de alimentos, de la criminalidad, del aire de descomposición reinante
en el país. Su programa, me dijo, va a todo el mundo.
Té con Alek Boyd
Después de salir de la BBC me encontré con
Alek Boyd, el gran investigador venezolano sobre materias de corrupción y
conversamos sobre proyectos communes. Alek tiene mucho más habilidad que yo para
investigar y sus conocimientos de las vías para buscar información son extensos.
Como yo, Boyd actúa por deber cívico, no por interés pecuniario. Ni a mí ni a
él nos pagan. La única vez que me han pagado por escribir sobre corrupción en
Venezuela gue en 2006, cuando escribí un ensayo largo y con muchos detalles
sobre la corrupción venezolana, para el Instituto CATO. Mientras tanto las
personas a quienes denunciamos ganan miles de dólares por minuto, sin temor a
ser castigados. Cuando yo tomo un bus para ir a Cambridge ellos se mueven en sus
jets privados, tomando champaña. Mientras llego a la pension de Doña Juanita
ellos llegan al Ritz Carlton. Mintras veo la hora en mi TIMEX ellos ven la hora
en sus ROLEX, Patek Philipe o Girard Perregaux. No los envidio pero esta
supremacía de la corrupción sobre la honestidad que existe en mi país constituye
un incentivo importante que me hace luchar contra ellos, contra la injusticia.
En mi hogar me enseñaron que el bueno siempre triunfa sobre el malo y esa
convicción es parte de mi sencilla brújula moral. Aun la batalla está en la
balanza y creo firmemente que esta pandilla de ladrones e ineptos tendrá su
merecido.

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