LUIS JOSÉ SEMPRUM
| EL UNIVERSAL
miércoles 2 de octubre de 2013 12:00 AM
El pasado 26 de septiembre,
Henrique Capriles invitó a su programa de TV al diputado Walter Márquez,
para que hablara sobre la doble nacionalidad de Nicolás Maduro (http://to.ly/phiU).
Gracias a esa iniciativa, miles de venezolanos pudieron finalmente enterarse de que Maduro es ciudadano colombiano (aún suponiendo que haya nacido en Caracas), por ser hijo de madre colombiana, y que, por ende, ejerce ilegítimamente la primera magistratura.
El artículo 41 de la Carta Magna dice textualmente: "Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad, podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República".
Pero, dado que el Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional están secuestrados por el oficialismo, es prácticamente imposible que destituyan a Maduro, como correspondería hacerlo, según lo ordena nuestra Constitución.
Nos encontramos, pues, ante la misma situación del pasado 14 de abril, cuando Capriles ganó las elecciones, pero no pudo "cobrar" su triunfo, debido a la parcialización de los poderes públicos.
A través de Capriles TV, Walter Márquez anunció medidas jurídicas, políticas, sociales, e internacionales, hasta lograr la remoción de Maduro. Walter Márquez, mirando fijamente a la cámara, exhortó a los venezolanos a tener confianza en las instituciones y en el futuro de la nación, aseverando que el triunfo de la democracia es seguro e inevitable.
Sin embargo, llama la atención que dichas iniciativas provengan exclusivamente del diputado Márquez y no de la MUD en pleno. La doble nacionalidad de Maduro implica que él debe ser destituido en los próximos días, y convocarse a elecciones presidenciales un mes más tarde.
Teniendo a la mano un cambio inmediato de gobierno, Capriles y la MUD no pueden desaprovechar esta oportunidad histórica. Deben apoyar las propuestas de Walter Márquez y movilizar al país entero, hasta lograr el supremo objetivo de liberar a Venezuela del dominio cubano.
Gracias a esa iniciativa, miles de venezolanos pudieron finalmente enterarse de que Maduro es ciudadano colombiano (aún suponiendo que haya nacido en Caracas), por ser hijo de madre colombiana, y que, por ende, ejerce ilegítimamente la primera magistratura.
El artículo 41 de la Carta Magna dice textualmente: "Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad, podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República".
Pero, dado que el Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional están secuestrados por el oficialismo, es prácticamente imposible que destituyan a Maduro, como correspondería hacerlo, según lo ordena nuestra Constitución.
Nos encontramos, pues, ante la misma situación del pasado 14 de abril, cuando Capriles ganó las elecciones, pero no pudo "cobrar" su triunfo, debido a la parcialización de los poderes públicos.
A través de Capriles TV, Walter Márquez anunció medidas jurídicas, políticas, sociales, e internacionales, hasta lograr la remoción de Maduro. Walter Márquez, mirando fijamente a la cámara, exhortó a los venezolanos a tener confianza en las instituciones y en el futuro de la nación, aseverando que el triunfo de la democracia es seguro e inevitable.
Sin embargo, llama la atención que dichas iniciativas provengan exclusivamente del diputado Márquez y no de la MUD en pleno. La doble nacionalidad de Maduro implica que él debe ser destituido en los próximos días, y convocarse a elecciones presidenciales un mes más tarde.
Teniendo a la mano un cambio inmediato de gobierno, Capriles y la MUD no pueden desaprovechar esta oportunidad histórica. Deben apoyar las propuestas de Walter Márquez y movilizar al país entero, hasta lograr el supremo objetivo de liberar a Venezuela del dominio cubano.
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