SADIO GARAVINI DI TURNO
| EL UNIVERSAL
miércoles 2 de octubre de 2013 12:00 AM
Nicolás Maduro durante y
después de su reciente visita a Georgetown, cometió una serie de graves
errores y omisiones que ponen en riesgo la soberanía y los derechos
venezolanos tanto sobre la zona en reclamación del Esequibo, como sobre
la fachada atlántica del estado Delta Amacuro y sus correspondientes
plataformas continentales y zonas económicas exclusivas.
Sobre ambos temas, ha habido múltiples denuncias y advertencias por parte de especialistas y sectores civiles y militares. En estas breves líneas me voy a referir sólo a algunos aspectos que no he tocado en mi más reciente artículo sobre el tema. (Maduro y Guyana-3/9/2013).
Maduro en Georgetown mencionó que la controversia con Guyana seguía en el marco del proceso de los "buenos oficios" del Secretario General de las Naciones Unidas y su representante Norman Girvan. Es importante señalar que los "buenos oficios" sólo ayudan a las partes a negociar en el marco del Acuerdo de Ginebra de 1966, por lo cual el "buen oficiante" nada tiene que ver con las concesiones a transnacionales en la fachada atlántica del Delta Amacuro. Pero muy grave fue la reiteración que hizo Maduro de la peregrina Tesis, manifestada en febrero del 2007 por el difunto comandante, que la reactivación de la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo en 1962, por parte del Gobierno de Rómulo Betancourt, fue producto de la presión de Estados Unidos, supuestamente interesados en desestabilizar el gobierno autónomo (pero todavía no independiente) del Primer Ministro de la entonces Guayana Británica, Cheddi Jagan, quien era un marxista-leninista confeso. Chávez, en esa ocasión, repitió una declaración similar del entonces embajador guyanés en Caracas, Odeen Ishmael, a un periódico de su país. En realidad, la posición guyanesa es una absoluta falsedad histórica, que, en privado, no se la creen los mismos guyaneses. La reactivación de la reclamación fue un proceso absolutamente autónomo, dentro del gobierno venezolano, provocado por la inminencia de la independencia de Guyana. Además, es obvio que, siendo Guyana en 1962 todavía una colonia británica, para evitar que, en el futuro Estado independiente, surgiese un gobierno filocomunista no fue necesario "utilizar" la reclamación venezolana, sólo bastó que el Gobierno Británico postergara la independencia hasta que Burnham y sus aliados anticomunistas ganaran las elecciones en 1964. Chávez y Maduro, increíblemente, asumen la posición de los grupos más extremos del Gobierno guyanés, deslegitimando políticamente la reclamación en sí, al afirmar que fue sólo un espurio instrumento de la Guerra Fría. Fue Bolívar quien fijó los límites orientales de la Gran Colombia en 1817. Y éstos se hacen llamar bolivarianos.
Sobre ambos temas, ha habido múltiples denuncias y advertencias por parte de especialistas y sectores civiles y militares. En estas breves líneas me voy a referir sólo a algunos aspectos que no he tocado en mi más reciente artículo sobre el tema. (Maduro y Guyana-3/9/2013).
Maduro en Georgetown mencionó que la controversia con Guyana seguía en el marco del proceso de los "buenos oficios" del Secretario General de las Naciones Unidas y su representante Norman Girvan. Es importante señalar que los "buenos oficios" sólo ayudan a las partes a negociar en el marco del Acuerdo de Ginebra de 1966, por lo cual el "buen oficiante" nada tiene que ver con las concesiones a transnacionales en la fachada atlántica del Delta Amacuro. Pero muy grave fue la reiteración que hizo Maduro de la peregrina Tesis, manifestada en febrero del 2007 por el difunto comandante, que la reactivación de la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo en 1962, por parte del Gobierno de Rómulo Betancourt, fue producto de la presión de Estados Unidos, supuestamente interesados en desestabilizar el gobierno autónomo (pero todavía no independiente) del Primer Ministro de la entonces Guayana Británica, Cheddi Jagan, quien era un marxista-leninista confeso. Chávez, en esa ocasión, repitió una declaración similar del entonces embajador guyanés en Caracas, Odeen Ishmael, a un periódico de su país. En realidad, la posición guyanesa es una absoluta falsedad histórica, que, en privado, no se la creen los mismos guyaneses. La reactivación de la reclamación fue un proceso absolutamente autónomo, dentro del gobierno venezolano, provocado por la inminencia de la independencia de Guyana. Además, es obvio que, siendo Guyana en 1962 todavía una colonia británica, para evitar que, en el futuro Estado independiente, surgiese un gobierno filocomunista no fue necesario "utilizar" la reclamación venezolana, sólo bastó que el Gobierno Británico postergara la independencia hasta que Burnham y sus aliados anticomunistas ganaran las elecciones en 1964. Chávez y Maduro, increíblemente, asumen la posición de los grupos más extremos del Gobierno guyanés, deslegitimando políticamente la reclamación en sí, al afirmar que fue sólo un espurio instrumento de la Guerra Fría. Fue Bolívar quien fijó los límites orientales de la Gran Colombia en 1817. Y éstos se hacen llamar bolivarianos.
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