PER KUROWSKI| EL UNIVERSAL
jueves 2 de enero de 2014 12:00 AM
¡Pueblo! Han sido vilmente estafados por un déspota capitalismo de Estado, el cual se ha mercadeado, cuan pasta de dientes, con el nombre de la Revolución Bolivariana.
Ese déspota capitalista recibió unos ingresos fabulosos provenientes de extraer y vender lo que la providencia le lego a Venezuela, a nosotros sus ciudadanos, sin remotamente habernos entregado un resultado ni siquiera medianamente aceptable.
Permítame explicarles con algunos ejemplos cómo ante nada ustedes, los pobres y la clase media baja, han sido maltratados.
Un país petrolero, como Noruega, ahorra la mayor parte de sus resultas petroleras invirtiendo en el exterior para así asegurar la existencia de fondos que permita enfrentar cualquier baja de ingresos petroleros en el futuro, y para así buscar asegurar la existencia de unos fondos que puedan brindarle tranquilidad a sus pensionados. ¿En Venezuela? ¡Nada de eso! En lugar de ahorros, solo hay deudas.
Y el déspota capitalista, para echárselas de líder mundial, de una manera u otra, regaló muchas de nuestras resultas petroleras a otros. ¿De que esos países nos van agradecer el favor? No sean ilusos... cuando un día no reciban más el petróleo al cual se han acostumbrado, de repente nos llamarán hasta malagradecidos.
De nuevo, en Noruega, al precio al cual pueden vender la gasolina al mundo, cuando la venden en su mercado doméstico, le recargan algo así como 300% de impuestos... entre otros para que la población no derroche gasolina. ¿En Venezuela? ¡Nada de eso! Aquí nuestro déspota capitalista, por no atreverse hacer bien las cosas, regala la gasolina.
Y en regalar gasolina, gasta más de lo que gasta en todas las misiones sociales juntas. Hoy, cada vez que un carro llega a una bomba y pide "lléneme el tanque", nuestro déspota capitalista le regala a los compradores de gasolina, en efectivo contante y sonante, entre 25 y 40 dólares... y que cada quien multiplique eso, por la tasa de cambio que le dé la gana.
Nuestro déspota capitalista ha impuesto además un control de cambio, el cual implica un subsidio cambiario, dizque para asegurar que ustedes puedan adquirir los productos importados a precios accesibles. ¿Pero quiénes se benefician más con esos subsidios... quienes tienen muchos bolívares para comprar mucho de lo importado, o quienes casi no tienen bolívares?
Y ni se diga lo socialmente amoral que resultan los dólares baratos para viajeros.
De haberles repartido a todos, un derecho transferible de adquirir 1.000 dólares a 6.30, sin tener que viajar a raspar tarjetas, ustedes estarían mucho mejor simplemente revendiendo esa cuota a una tasa más alta.
Y ahora nuestro déspota capitalista piensa que es correcto, que si a un venezolano pobre un familiar le envía $100, éste solo pueda cambiarlos por Bs. 6.30, mientras que un turista, ése si podrá recibir Bs.1.130. Y además insulta, considerando tanto al venezolano como al turista, como unos tarados mentales que no buscarán conseguir más por sus dólares.
Pero me dirán "de esto poco o nada habla la oposición". Pues sí, en mucho estos argumentos resultan también válidos para usarse en un mitin en contra del silencio de la oposición... pero, ¿qué culpa tengo yo que así sea?
Quien dice estar en capacidad de administrar bien el 98% de las exportaciones de Venezuela, se vende como un Mesías. En Venezuela no aceptemos más a los déspotas Mesías capitalistas de Estado, no importa un bledo de qué lado provengan, sean de Cuarta, Quinta o aspirantes a la Sexta.
Ese déspota capitalista recibió unos ingresos fabulosos provenientes de extraer y vender lo que la providencia le lego a Venezuela, a nosotros sus ciudadanos, sin remotamente habernos entregado un resultado ni siquiera medianamente aceptable.
Permítame explicarles con algunos ejemplos cómo ante nada ustedes, los pobres y la clase media baja, han sido maltratados.
Un país petrolero, como Noruega, ahorra la mayor parte de sus resultas petroleras invirtiendo en el exterior para así asegurar la existencia de fondos que permita enfrentar cualquier baja de ingresos petroleros en el futuro, y para así buscar asegurar la existencia de unos fondos que puedan brindarle tranquilidad a sus pensionados. ¿En Venezuela? ¡Nada de eso! En lugar de ahorros, solo hay deudas.
Y el déspota capitalista, para echárselas de líder mundial, de una manera u otra, regaló muchas de nuestras resultas petroleras a otros. ¿De que esos países nos van agradecer el favor? No sean ilusos... cuando un día no reciban más el petróleo al cual se han acostumbrado, de repente nos llamarán hasta malagradecidos.
De nuevo, en Noruega, al precio al cual pueden vender la gasolina al mundo, cuando la venden en su mercado doméstico, le recargan algo así como 300% de impuestos... entre otros para que la población no derroche gasolina. ¿En Venezuela? ¡Nada de eso! Aquí nuestro déspota capitalista, por no atreverse hacer bien las cosas, regala la gasolina.
Y en regalar gasolina, gasta más de lo que gasta en todas las misiones sociales juntas. Hoy, cada vez que un carro llega a una bomba y pide "lléneme el tanque", nuestro déspota capitalista le regala a los compradores de gasolina, en efectivo contante y sonante, entre 25 y 40 dólares... y que cada quien multiplique eso, por la tasa de cambio que le dé la gana.
Nuestro déspota capitalista ha impuesto además un control de cambio, el cual implica un subsidio cambiario, dizque para asegurar que ustedes puedan adquirir los productos importados a precios accesibles. ¿Pero quiénes se benefician más con esos subsidios... quienes tienen muchos bolívares para comprar mucho de lo importado, o quienes casi no tienen bolívares?
Y ni se diga lo socialmente amoral que resultan los dólares baratos para viajeros.
De haberles repartido a todos, un derecho transferible de adquirir 1.000 dólares a 6.30, sin tener que viajar a raspar tarjetas, ustedes estarían mucho mejor simplemente revendiendo esa cuota a una tasa más alta.
Y ahora nuestro déspota capitalista piensa que es correcto, que si a un venezolano pobre un familiar le envía $100, éste solo pueda cambiarlos por Bs. 6.30, mientras que un turista, ése si podrá recibir Bs.1.130. Y además insulta, considerando tanto al venezolano como al turista, como unos tarados mentales que no buscarán conseguir más por sus dólares.
Pero me dirán "de esto poco o nada habla la oposición". Pues sí, en mucho estos argumentos resultan también válidos para usarse en un mitin en contra del silencio de la oposición... pero, ¿qué culpa tengo yo que así sea?
Quien dice estar en capacidad de administrar bien el 98% de las exportaciones de Venezuela, se vende como un Mesías. En Venezuela no aceptemos más a los déspotas Mesías capitalistas de Estado, no importa un bledo de qué lado provengan, sean de Cuarta, Quinta o aspirantes a la Sexta.
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