Monday, May 19, 2014

Espantajos del poder

En: http://www.eluniversal.com/opinion/140519/espantajos-del-poder

WILLIAM ANSEUME| EL UNIVERSAL
lunes 19 de mayo de 2014 12:00 AM
A nuestros estudiantes vilmente apresados

El diálogo

He sido tal vez muy severo en mi crítica continua acerca del diálogo que en su momento emprendió con este gobierno la Mesa de la Unidad Democrática. Me vengo refiriendo a esa palabra en mis artículos semanales por este medio desde el 02 de diciembre del año pasado, y le he dedicado dos de ellos al tema, el 03 de marzo y el 14 de abril. En el último manifesté nuevamente el escozor que me causaban esas conversas dadas así, sin exigir nada inmediato a cambio. Señalaba: "Dialogar con tufillo a pólvora en la sien no es conversar, es entrega letal y no creo que se trate de venir de nalguitas a Miraflores".

La MUD ha jugado un papel fundamental en la inmensa diatriba política y especialmente electoral que se ha planteado en los últimos años en nuestro país. Con aciertos y desaciertos, como todos en todo, ha salido campante. Hoy celebro la retirada de la mesa del "dialoguito", como lo llamé. La MUD, el país, todos estamos llamados obligadamente a cerrar filas de verdadera unión contra el desastre, la maldad, la ignominia que se ha apoderado del control de todos los estamentos del país y contra quienes los usan para perseguir, masacrar, apresar, torturar y humillar a quienes adversamos la dictadura. La mesa debe ampliarse con gremios, estudiantes, sindicatos, iglesia y militares y generar un contundente frente común para exigir de inmediato lo que deseamos: libertad plena. No solo a los presos. Para la nación venezolana. Constitucionalidad ante la arbitrariedad.

Misoginia militar

Inigualable la persecución y anulación cometida contra la diputada María Corina Machado. Expulsada ilegalmente del parlamento, por cierto el lugar donde deberían debatirse abiertamente los problemas nacionales con nuestros representantes legítimos, previamente golpeada con el salvajismo característico de este gobierno fatal y ahora desplazada finalmente por el "imparcial" tribunal supremo de nuestra in-justicia. Es obvio que Diosdado Cabello la aborrece. No le perdona su enjundia, su valor, su carisma y el ser verdadera representante del sentir de muchos venezolanos. No soporta pensar que fue extremadamente valiente, sincera y muy acertada al decirle al causante de este caos, al presidente Chávez, que "expropiar es robar", cuando lo puso a la defensiva ante todo el pueblo. No le perdona la verdad.

Hemos visto golpear a las mujeres contra el pavimento, perseguirlas, como se siente ahora Lilian Tintori por el infame Ministro de Interior, Justicia y Paz (a plomo será que quiere lograr esta última). A las alumnas, como la presidenta del centro de estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la UCV, las apresan definitivamente por haber derrotado al chavismo ahí en el que tal vez era el único espacio que poseía en las universidades, por luchar y manifestar en procura de sus derechos. Es obvio que temen a las mujeres y las desprecian. Especialmente si son inteligentes, valerosas y líderes.

La protesta

Las calles seguirán encendidas. Ya no habrá espacio suficiente para "albergar" a tanto estudiante preso. El régimen detesta la expresión libre de ideas, lo ha demostrado con la censura de inigualables maneras a la prensa, a la radio y la televisión, pero aborrece también que se salga a la calle a manifestar el descontento y desacuerdo por el estado lamentable de las cosas en Venezuela. Y Jorge Rodríguez pretende seguir poniendo un torniquetico para que la protesta no entre al que considera su feudo, a Libertador, el que defiende con su panfleto, distribuido gratuitamente y que pagamos todos con los impuestos que deberían servir para algo más que inflar al Alcalde de Caracas y propagar las "buenas acciones" de este gobiernucho matador, al que ya casi nadie le cree. Estudiantes, gloriosos, que solicitan libertades como ha quedado demostrado en la historia del país, son detenidos, sojuzgados, ofendidos, humillados, torturados, envilecidos por esta caterva de malandros. Piden un cambio que necesariamente habrá de venir. A menos que nos encierren o nos desaparezcan a todos.

Esos espantajos algún día habrán de irse. Esperemos y trabajemos para que sea antes de que se produzca una tumba más, un dolor más, otro herido, otro preso y podamos liberar de nuevo unidos al ahora infortunado país que nos pertenece y rediseñarlo para hacerlo vivible, de tal modo que pueda uno decir con orgullo como la canción aquella "yo me quedo en Venezuela...". ¿Maduro conocerá, y sus adláteres, la palabra renuncia?

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