La venezolana forma parte del documental "Caricaturistes", presente en la cita.
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ| EL UNIVERSAL
miércoles 30 de abril de 2014 08:06 AM
Rayma, la misma que día tras día se hace sentir con sus viñetas en las páginas de El Universal, forma parte de un documental de Stéphanie Valloatto, que se titula Caricaturistes. Fantassins de la Démocratie, que tendrá una proyección especial en el marco del Festival Internacional de Cine de Cannes.
La venezolana recorrerá la alfombra roja y todo, vestida por su compatriota Oscar Carvallo. Además lo harán otros de los 12 artistas consultados en una pieza audiovisual que recoge testimonios de caricaturistas provenientes de países donde la libertad de expresión está severamente amenazada o sencillamente no existe.
Zlatkovsky (Rusia), Boligán (México), Danziger (Estados Unidos), Kichka (Israel), Bukhari (Palestina), Zohore (Côte d'Ivoire), Slim (Argelia), Pi San (China), Glez (Burkina Faso), Plantu (Francia) y Willis de Túnez, son los otros creadores que forman parte de un recorrido por trazos e ideas que siempre incomodan al poder.
"Esa fue una semana intensa (el año pasado). Se grabó mucho material sobre mi trabajo y mi proceso creativo, mis rutinas, el acontecer nacional, mis relaciones con la gente y el país; rodaron en la plaza Bolívar de Caracas, en Vargas, en la Universidad Central de Venezuela, donde comparto con Weil y Edo; en la redacción de El Universal, en la que entrevistan al jefe de información, Miguel San Martín; en el Centro Cultural Chacao; lugar que sirvió de encuentro con Boligán...", adelanta Rayma, quien espera que ese documental pueda verse pronto en Venezuela.
La caricaturista recuerda algunas reacciones de Valloatto y su equipo en el país. "A ellos les impresionó que para comprar un pote de leche en polvo tengas que dar tus datos personales, esos controles cotidianos, el sentir miedo, de hecho, en la plaza Bolívar los detuvieron y les obligaron a sacar permisos".
En la pieza hay todo un expediente sobre los riesgos de ser un caricaturista crítico en Venezuela, las amenazas que ha recibido la artista, las denuncias desatendidas y principalmente, su pasión. "Esta es una herramienta, mi voz, mi forma de vida, siempre me he comunicado de esta manera, si me lo quitaran es como si me cortaran la respiración", confiesa.
Hay también un elemento lúdico en Caricaturistes. "Me han dicho que el capítulo venezolano es uno de los más emocionantes, que tiene locura y diversión, y que hay un poco de ese humor dentro de la tragedia".
Rayma ha llegado a sentirse una extranjera amenazada en su propio país. "Estamos viviendo en una dictadura, uno vive en un exilio, es como sentir que nos han borrado aun cuando seguimos aquí. Vivimos un momento muy oscuro, en una sociedad que perdió su idea de civilización... pero el reto es que con inteligencia y creatividad uno pueda seguir allí y ser el Pepe Grillo de la consciencia".
Para Rayma, será una experiencia única: un trabajo solitario, privado, expuesto en una gran pantalla de cine y en Cannes, "es como estar desnuda", confiesa. Para el país, será otra importante tribuna mundial para presentar a la democracia cercenada y secuestrada por un grupo que pretende ignorar y borrar a quienes le adversan.
La venezolana recorrerá la alfombra roja y todo, vestida por su compatriota Oscar Carvallo. Además lo harán otros de los 12 artistas consultados en una pieza audiovisual que recoge testimonios de caricaturistas provenientes de países donde la libertad de expresión está severamente amenazada o sencillamente no existe.
Zlatkovsky (Rusia), Boligán (México), Danziger (Estados Unidos), Kichka (Israel), Bukhari (Palestina), Zohore (Côte d'Ivoire), Slim (Argelia), Pi San (China), Glez (Burkina Faso), Plantu (Francia) y Willis de Túnez, son los otros creadores que forman parte de un recorrido por trazos e ideas que siempre incomodan al poder.
"Esa fue una semana intensa (el año pasado). Se grabó mucho material sobre mi trabajo y mi proceso creativo, mis rutinas, el acontecer nacional, mis relaciones con la gente y el país; rodaron en la plaza Bolívar de Caracas, en Vargas, en la Universidad Central de Venezuela, donde comparto con Weil y Edo; en la redacción de El Universal, en la que entrevistan al jefe de información, Miguel San Martín; en el Centro Cultural Chacao; lugar que sirvió de encuentro con Boligán...", adelanta Rayma, quien espera que ese documental pueda verse pronto en Venezuela.
La caricaturista recuerda algunas reacciones de Valloatto y su equipo en el país. "A ellos les impresionó que para comprar un pote de leche en polvo tengas que dar tus datos personales, esos controles cotidianos, el sentir miedo, de hecho, en la plaza Bolívar los detuvieron y les obligaron a sacar permisos".
En la pieza hay todo un expediente sobre los riesgos de ser un caricaturista crítico en Venezuela, las amenazas que ha recibido la artista, las denuncias desatendidas y principalmente, su pasión. "Esta es una herramienta, mi voz, mi forma de vida, siempre me he comunicado de esta manera, si me lo quitaran es como si me cortaran la respiración", confiesa.
Hay también un elemento lúdico en Caricaturistes. "Me han dicho que el capítulo venezolano es uno de los más emocionantes, que tiene locura y diversión, y que hay un poco de ese humor dentro de la tragedia".
Rayma ha llegado a sentirse una extranjera amenazada en su propio país. "Estamos viviendo en una dictadura, uno vive en un exilio, es como sentir que nos han borrado aun cuando seguimos aquí. Vivimos un momento muy oscuro, en una sociedad que perdió su idea de civilización... pero el reto es que con inteligencia y creatividad uno pueda seguir allí y ser el Pepe Grillo de la consciencia".
Para Rayma, será una experiencia única: un trabajo solitario, privado, expuesto en una gran pantalla de cine y en Cannes, "es como estar desnuda", confiesa. Para el país, será otra importante tribuna mundial para presentar a la democracia cercenada y secuestrada por un grupo que pretende ignorar y borrar a quienes le adversan.
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