En: http://www.lapatilla.com/site/2014/10/01/trino-marquez-reprime-y-amenaza-que-algo-queda/
Trino Márquez
Nicolás Maduro demuestra cada día la más absoluta incapacidad de
gobernar el país. Su predecesor y “padre” putativo había dejado a la
nación en un estado de postración alarmante. El comandante se acostumbró
rápidamente a gobernar con unos precios petroleros dispararados a las
nubes a partir de mediados de la década pasada y con una producción de
crudo que frisaba los tres millones de barriles por día. Con la mochila
llena de dólares y con una gigantesca capacidad de endeudamiento,
decidió innovar en la historia del socialismo mundial: se propuso crear
el comunismo petrolero, rentista, algo nunca visto porque los
regímenes colectivistas siempre han tratado de construirse a partir del
trabajo proletario y del protagonismo heroico de la clase obrera. Cuando
los precios del crudo bajaron de $140, se estabilizaron alrededor de
$100 y el flujo de caja comenzó a languidecer, el hombre que nunca había
administrado ni siquiera la cantina de las guarniciones donde operaba
como militar, comenzó a mostrar su impericia. El dinero se le había
evaporado y los problemas nacionales requerían una severa rectificación.
El sueño de construir el socialismo fundado en el reparto de la riqueza
petrolera había fracasado.
Esta verdad tan simple no la entendió el heredero. Maduro cree que
puede mantener la utopía de su “padre”, aunque todos los datos de la
realidad indican que resulta imposible. El mundo superó la quimera
colectivista, aunque hayan rebrotado los modelos políticos autoritarios.
La economía de mercado progresa incluso en regímenes embrutecidos por
el fanatismo ideológico. Los vivos que rodean a Maduro le siguen
alimentando la esperanza socialista, al mismo tiempo que se enriquecen
con los lucrativos negocios que florecen alrededor del despistado
mandatario.
Lo único que sabe Maduro en medio de su patética desorientación es
que debe reprimir y amenazar para surfear la ola y no ahogarse. No
gobierna, sino que intimida y golpea con sus fuerzas de choque, ahora
legitimadas por una ley gomera. El chantaje y la coerción sustituyeron
el diálogo. Si una planta de detergentes se paraliza porque el Gobierno
no entrega las divisas a tiempo o se las da por cuenta gotas, la
respuesta es ocuparla. Si los médicos denuncian la falta de insumos
médico quirúrgicos y la imposibilidad de atender a los enfermos con
dengue o chikungunya, se le acusa de terroristas y de formar parte de
la “guerra” bacteriológica planificada en los laboratorios del Imperio.
Los obreros de SIDOR no son dignos trabajadores que luchan por sus
derechos en una empresa arruinada por los comisarios rojos, sino siervos
incondicionales de la derecha apátrida y merecedores de castigos
infernales. Si las líneas de aviación reclaman los miles de millones de
dólares que se les adeudan, se les descalifica como empresas
capitalistas que solo piensan con el bolsillo.
Desde su reducida óptica, el Estado y su instrumento administrativo,
el Gobierno, no fueron creados para orientar los países, llegar a
acuerdos, construir consensos y dirimir conflictos en sana paz, sino
para atropellar a quienes disienten de la línea oficial y, cuando sea
necesario, encarcelarlos. Leopoldo López, Enzo Scarano y Daniel Ceballos
son víctimas de esta visión limitada y distorsionada del poder. Pero
las baterías no apuntan solo hacia ellos, representantes de la oposición
política. Los cañones también están dirigidos a todo aquel que exprese
su inconformidad con el régimen o un leve distanciamiento. La asesoría
de Ramiro Valdés y de Orlando Borrego está dando los resultados
esperados. Para eso el Gobierno paga el alto costo financiero y político
que representa la subordinación a Cuba: a través de la intimidación
recomendada por los isleños, se garantizan la eternidad en el poder, tal
como los Castro han hecho en el territorio antillano.
Este esquema basado en una alianza aparentemente indestructible entre
una claque civil arrogante y corrupta y una casta militar llena de
privilegios, y también corrupta, se impuso en la URSS y en los países de
Europa del Este. Este año se cumplirán 25 años de la caída del Muro de
Berlín. Nada es eterno.
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