Luis Vicente León
Es innegable que la economía de
Venezuela depende absolutamente del petróleo. La estrepitosa caída de
los precios del barril y la negación de los países de la OPEP a reducir
la producción, algo que el gobierno venezolano solicitó en un intento de
subir los precios por efecto de la oferta y la demanda, afecta
gravemente los presupuestos públicos. Pero hay que aclarar que somos un
país petrolero que se afecta con la caída, pero sobre todo porque la
recibimos en medio de una crisis, producto de un modelo basado en
controles de cambio y de precios que ya tenía tiempo avanzando y que los
nuevos precios del petróleo sólo la han agravado.
¿Pero cómo debería enfrentar los retos
de esta crisis petrolera un país petrolero que, como el nuestro,
presenta severos desequilibrios internos y acumula una deuda que cada
vez se hace más difícil pagar?
1.
Lo primero que debería hacer un Estado responsable es informar al país y
hacerlo sin alarmismo, pero con sinceridad. La alta complejidad del
problema y sus consecuencias harán inevitable la necesidad de asumir los
costos políticos de los ajustes que vienen. Y para eso es necesario que
la gente esté informada.
2.
Es necesario que el gobierno ponga en manifiesto su deseo de acompañar a
la población durante esta crisis, que asuma la austeridad de inmediato y
que explique cómo va a compensar a los más necesitados, pues es
evidente que la caída del ingreso de PDVSA afectará el financiamiento de
los programas sociales que dependen de la petrolera estatal. Y para
lograrlo es preciso convocar a las principales fuerzas políticas del
país, invitarlas a discutir el problema, involucrar a los especialistas y
escuchar sus sugerencias para incorporarlas en las soluciones que son
cada vez más urgentes.
3.
Hay algo que resulta vital y que el gobierno debe mostrar con acciones y
con anuncios: la reestructuración de su estrategia económica y de la
manera de abordar los cambios que ha evadido durante tanto tiempo por
miedo al costo político. Es preciso comunicar oficialmente que el país
entra en una especie de “modo de ajuste y atención de crisis” y
suspender los apoyos internacionales, mientras se resuelven los asuntos
en casa.
4.
También es indispensable trabajar en dirección al ajuste y a la
flexibilización cambiaria. Es imposible restablecer equilibrios con un
tipo de cambio tan absurdo como el que tiene lugar actualmente en
Venezuela, que además genera oportunidades para la corrupción y
distorsiones enormes.
5. Es absurdo que la reserva de petróleo más grande del mundo esté pasando aceite
por caídas de precio, al decidir autolimitar su volumen. Si la
estrategia de cartelización petrolera para provocar altos precios no
funcionó y la OPEP ya manifestó firmemente que no reducirá la
producción, el país debe ir a competir con volumen y no por precio de
barril. Hay que producir más para vender más.
6. El miedo al fantasma de El Caracazo
está basado en que el pueblo no es capaz de entender que el aumento del
precio de la gasolina es vital. Es responsabilidad del gobierno
explicarle a la población que el subsidio a la gasolina es inadecuado,
insostenible y absurdo.
7.
Es indispensable que se desarrolle una estrategia que estimule la
inversión y permita impulsar la producción privada. De esta manera, el
país podrá captar recursos externos vitales, que actualmente sólo llegan
por el petróleo, siempre que a esto se sume un proceso inteligente de
negociación y ajuste de precios que rompan las barreras de producción e
importaciones actual. El Estado debe reducir dramáticamente su
participación e intervención en los procesos productivos e importaciones
y dejar que se encarguen de eso quienes saben hacerlo.
8.
El 2015 será un año de alta inflación y afectación de ingresos y eso es
indiscutible. Así que se deben desarrollar las proyecciones y
planificaciones de los subsidios en bolívares y no en dólares. La
entrega de divisas baratas no se ha traducido en subsidios eficientes a
la población, sino en distorsiones económicas.
9.
El país requiere nuevo financiamiento. Y no va a ser fácil conseguir
quien nos preste dinero en los mercados tradicionales, así que se deben
pensar opciones alternativas. Los multilaterales y la ingeniería
financiera con China, relacionada con la deuda ya emitida, puede ser una
salida inteligente.
10.
Venezuela necesita que el gobierno inicie una estrategia de ajuste
económico racional y creíble, que además nos permita rescatar la
confianza del mercado internacional y así poder cabildear los ajustes en
Nueva York y Londres. La reciente decisión de Cuba al rescatar su
relación con Estados Unidos sin participación de Venezuela en el asunto
obliga a leer mejor las alianzas requeridas. Esa estrategia primitiva,
casi cavernícola, de amigos o enemigos internacionales debe ser abortada. Hay que buscar acuerdos con todos. Allá afuera y acá adentro. Y es urgente.
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