En: http://www.lapatilla.com/site/2015/02/21/julio-cesar-arreaza-b-venezuela-hoy/
Julio César Arreaza
Enfrentamos una dictadura brutal que se quitó la máscara ante el
mundo y metió preso a empellones y arbitrariamente sin prueba alguna, al
segundo hombre que ocupa el cargo más relevante de la república, electo
por la sagrada voluntad popular. La división de poderes no existe,
quedó pulverizada.
El régimen definitivamente no busca el bien común sino imponer a
troche y moche un modelo corrupto y empobrecedor para mantenerse en el
poder como sea. Miente, miente y miente, y no se dejan guiar por la
verdad.
Los religiosos católicos en cambio si lo hacen y siempre han estado
presentes en las comunidades más pobres acompañándolas en sus dolores,
impulsando la promoción humana, por ello resulta creíble su testimonio.
Denuncian la situación caótica que nos envuelve por la inseguridad
desbordada y la persecución judicial de la disidencia; el dramático
cuadro de la salud con el desate de epidemias, carestía de medicinas,
insumos y equipos médicos. La situación trágica en el sistema
penitenciario y la escasez de productos básicos por destrucción del
aparato productivo. La mala calidad del empleo y la educación.
Los pastores de la iglesia coinciden en que la descalificación
sistemática a toda opinión contraria es un acto irracional, como lo es
el establecimiento de una hegemonía comunicacional que limita la
actuación de medios independientes. La designación de los Rectores del
CNE, magistrados del TSJ y autoridades del Poder Ciudadano de acuerdo a
intereses partidistas, no refleja la pluralidad política del país y de
la Asamblea Nacional.
Para lograr la concertación es preciso el respeto a los derechos
humanos, y poner término al uso de la violencia en el control de
legítimas manifestaciones, así como liberar a los presos políticos y no
utilizar el sistema judicial para inhabilitar a los adversarios. Abundan
las denuncias de violaciones de derechos humanos y de torturas a los
detenidos.
Es momento para que los líderes de la oposición trabajen unidos, con
grandeza y desprendimiento, por el bien de Venezuela, con acento en lo
colectivo y dejando atrás el “yoismo”. El estamento militar debe actuar
con la imparcialidad postulada por la Constitución.
Si actuamos con el arma de la no violencia, podremos reconstruir la
convivencia social, el orden constitucional y la paz interna de la
República.
El CNE tiene la obligación de actuar con transparencia e
imparcialidad, sin promover cambios que lesionen la justicia y la
representación equitativa de la población; es su deber impedir el
ventajismo y asegurar que no se utilicen los recursos del Estado a favor
de ninguna candidatura.
Es un hecho deplorable la emigración de miles de venezolanos, que
desintegra las familias y constituye un empobrecimiento de nuestro
talento humano.
Esta situación no puede continuar. Hay que actuar unidos por Venezuela.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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