FREDDY
LEPAGE.
Maduro últimamente ha caído en un mar de contradicciones. En el acto de
firma del acuerdo de respetar el resultado de las elecciones –propuesto por el
PSUV y acogido por el CNE como suyo–, El Nacional reseña que advirtió
que la oposición no estaba haciendo campaña sino preparándose para un golpe (?)
pasados los comicios parlamentarios, para luego vociferar, repetidas veces, que
había que ganar las elecciones “como sea”. “Ustedes saben lo que significa eso,
¿verdad?”, interrogó a los asistentes a la concentración. “¿Por qué digo eso?
(...) Porque la derecha no está haciendo campaña electoral para ganar las
elecciones, ¿no?”, al mismo tiempo quienes aplaudían hacían esfuerzos por
entender el acertijo que les planteaba el presidente de la República.
A quién se le ocurre semejante “proclama” durante la firma de un
compromiso de respeto a los resultados electorales. Las palabras tienen un
valor de credibilidad, si no, el riesgo de no ser tomado en serio es grande. Un
político se alimenta de la confianza que le tengan sus seguidores; de lo
contrario, esa confianza y el respeto se erosionan, los apoyos se diluyen y el
político es considerado mentiroso. Cualquier parecido con la realidad es pura
coincidencia.
Primero que nada para “ganar como sea”, tal como ruge Maduro, significa
que no va a respetar la voluntad popular, pero además, y allí está la principal
debilidad de quien profiere tales amenazas, hay que contar con el músculo
necesario para crear un caos de aquí al 6 de diciembre de tal magnitud que las
mayorías nacionales que claman por un cambio, tal como lo expresan todas las
encuestas, se den por vencidas antes de tiempo. Los tiempos para las
bravuconadas se vaporizan, proporcionalmente a la arrechera y molestia de la
gente.
Maduro intenta debilitar el voto como instrumento de cambio democrático.
Pero luce muy difícil modificar la intención de participación de quienes
anhelamos una Venezuela mejor, donde tengamos cabida todos sin discriminaciones
y exclusiones aberrantes. Ahora bien, volviendo a las afirmaciones de marras,
la respuesta tiene que ser una firme y decidida convicción democrática. Nunca
la oposición estuvo en una mejor disposición para imponerse a la trampa, al
ventajismo, al chantaje... Maduro sabe que tiene perdidas las parlamentarias, y
eso representa un duro golpe a su menguado liderazgo. Recordemos que las
victorias tienen muchos padres, pero las derrotas, históricamente ha sido así,
tienen un solo culpable. De allí, la práctica de los políticos europeos de
renunciar a su liderazgo y apartarse, luego de no llevar a buen puerto a sus
partidos. En América Latina el ejemplo es contrario, les cuesta mucho a los
dirigentes hacerse a un lado, así sus partidos no levanten cabeza por años, los
ejemplos sobran.
Para Maduro llevar a cabo su tan anhelado “ganar como sea”, tendría que
hacer lo que le endilga a la oposición, desconocer los resultados y dar un
cuartelazo –si logra acompañantes para esa aventura– en el que quedaría muy mal
parado. Venezuela entraría en una espiral de inestabilidad, de consecuencias
impredecibles. No le arriendo la ganancia...
@Freddy_Lepage
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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