THAYS
PEÑALVER
Sí, amigo lector, por primera vez en nuestra historia los números nos
dan ganadores, con todo y trampa. A los 84 diputados del escenario anterior hay
que sumarles los 3 diputados de la circunscripción Maturín del estado Monagas y
uno más que sale en el circuito 2 de Sucre (Datanálisis). La trampa les salió
mal en estos 2 circuitos por lo que la oposición, a estas horas y a solo un mes
de las elecciones –si la gente va a votar– puede lograr ganar, con todo y
trampa repito, entre 88 y 92 diputados. Ahora bien, ¿qué pasaría?
Comienzo explicando que todo proceso histórico tiene un comienzo, un
auge, una plenitud, un rápido deterioro y un inevitable final. En este caso
podemos hablar de que la plenitud se vivió entre 2006 y 2012 coincidiendo con
la era de los comodities, el líder de la revolución sano, los líderes de
izquierda llegaron a cumplir su viejo sueño en América Latina y el barril
cotizó a 100 dólares. Como nada es eterno y en política menos, sobrevino la
muerte del líder y casualmente también el fin de la era de los altos precios de
comodities, deteriorándose todo el parapeto montado desde 2013 hasta hoy, faltando
aún el ultimo año (2016) que representa el fin de toda una era. A toda esta
catástrofe chavista hay que agregar una realidad imposible de ocultar, Brasil,
Argentina, Chile, Uruguay y Cuba ya no están alineados con Maduro, sino
tratando de salvar sus propios pellejos, mientras Rusia y China han decidido
permanecer al margen del presidente en desgracia.
Maduro hoy está quedándose solo porque buena parte de sus apoyos
internos perciben con claridad lo que les viene y la salida que pretenden dar a
su situación es quizás la más infantil de nuestra historia. En este caso, aun
cuando muchos coinciden en que Maduro no hizo anuncios económicos importantes,
pienso diferente porque considero que sí los hizo, nos anunció que su proyecto
económico continúa basado en el ¡Dios proveerá!, su programa económico está
basado en la esperanza infantil, es decir, que no pierde la fe en que el
petróleo suba a 88 dólares para que la revolución se salve (lamentablemente él
no se ha enterado de que la revolución se ahogó en whisky caro hace 16 años), y
el peor escenario es el que estamos viviendo, una realidad de la que tampoco se
ha enterado, y ni hablar de la gravedad.
El hecho, para muchos también en la oposición desconocido, es que aun
cuando pensemos que hemos tocado fondo, todavía podemos bajar más. Si la Bolsa
de Valores mundial continúa con su marcha alcista y la política de estímulos
financieros terminan en diciembre-enero, el peor escenario para Venezuela según
Citibank, Bank of América-Merrill Lynch, ABN Amro, Societe Generale, Deutsche
Bank, Morgan Stanley y PNB Paribas es que el oro podría bajar por debajo de los
1.000 dólares y situarse entre los 750-800 por onza, colocando lógicamente el
“sello de oro” al fin de la era de las materias primas –lo que además significa
que nuestras reservas terminarían en 10.000 millones de dólares–. Pero hay otra
cosa aún peor, la mayoría de estos mismos bancos sostienen que también
tocaremos “fondo de precios” en 2016 y nuestro oro negro podría llegar a
cotizarse incluso a 20 dólares dólares para después rebotar lógicamente hacia
finales de año y situarse en los precios actuales.
De cumplirse estos pronósticos (de toda la banca, de todos los países)
Venezuela tocará fondo en agosto de 2016 con una parálisis financiera y
operativa total, junto con el tan temido “default” asomado por igual número de
bancos extranjeros. Frente a este posible panorama, Maduro decidió echarle
gasolina al fuego con su política del “Gran Dakazo” y meter preso a todo aquel
que oferte bienes a un precio distinto al que él proponga, porque lo único que
logrará es que el mercado negro termine por dominar, ya no una parte importante
de la economía, sino toda ella.
Ahora bien, ¿qué se puede hacer desde la Asamblea?, ¿se podrían cambiar
los poderes? Sí, sí se puede, pero no por la vía legal-directa porque se
requiere el concurso del Poder Moral, es decir, que para destituir al contralor
o a un magistrado no basta únicamente con el Poder Legislativo, así tuviera la
mayoría absoluta. ¿Se podría destituir a un ministro? Sí, por el concurso de
las tres quintas partes, es decir 99 diputados (hay que ganarlos). ¿Se pueden
redactar o reformar leyes que no sean vetadas por el presidente? Sí se puede
pero no hay que olvidar que es Maduro en Consejo de Ministros, quien le da el
famoso “ejecútese” a las leyes.
Dicho esto, por supuesto que se pueden destituir magistrados, reformar
las leyes y sancionarlas. ¿Por qué?, porque la Asamblea Nacional es el ente más
poderoso de la Constitución, su sola existencia supone nada menos que ser la
“voz del pueblo” y por la vía político-legal se pueden adelantar, junto con el
votante, todo lo que en ella esté contemplado. Comencemos, pues, por lo que se
podría hacer, porque ganar la Asamblea, como la podemos ganar (mayoría
aplastante de votos, mayoría parlamentaria) nos garantizaría volver a la
política republicana. No solo porque una constituyente (y todo su poder
disuasorio) es posible, sino por los referendos abrogatorios de las leyes
comunistas, es decir, eliminar todas esas leyes de Maduro para acabar con la
propiedad privada, se puede realizar con la minoría simple de la Asamblea y con
los referendos populares. Enmendar la Constitución y elaborar nuevas leyes se
puede hacer por iniciativa popular y basta con que el chavismo no quiera
aprobarlas, para llevarlas a referendo y que sean sancionadas por los votantes.
De manera que sí se puede, se puede legislar, se pueden reformar las leyes,
cambiar los poderes, destituir ministros y todo lo que por mandato
constitucional la Asamblea está autorizada a hacer, en representación de la
mayoría, pero en este caso con el apoyo de la mayoría de los votantes, que
llevaron a la Asamblea a sus representantes.
Ganar la Asamblea
también supone el retorno de un poco de democracia. Maduro no tendrá una sola
ley más para profundizar la locura, con el triunfo de la oposición democrática
se acabaría la Asamblea cuartelaria (que no es poca cosa) y los actuales “lores
de la guerra” volverán, como dijo Miquilena una vez, “a sus pupitres”, volverán
a tener en la acera de enfrente a un presidente que les dé el derecho de
palabra cuando les corresponda y se acabarán los privilegios y abusos que
ocurren hoy en día. También volverán a funcionar las comisiones permanentes,
las herramientas más importantes del balance democrático, las que controlan y
vigilan el uso de los recursos y el debido funcionamiento de los poderes públicos,
porque la mayoría parlamentaria las pondría en manos de la oposición (Finanzas,
Contraloría, Política Interior etc.) y con estas, todas las investigaciones.
Ganar la Asamblea además significaría la gran desgracia internacional del
liderazgo chavista, porque a muchos aliados no le gustan los perdedores y la
mayoría de los países de inmediato cerrarán filas con la democracia. Maduro,
sin apoyos internos, sin dinero y con sus socios externos alejándose
radicalmente a “paso de vencedores” quedaría completamente aislado. Pero ganar
la Asamblea es un evento político que tiene que ser considerado exactamente en
ese entorno económico-social-político, con toda Venezuela paralizada y donde
Maduro, luego de perder, tendrá menos de 5% de popularidad. En ese caso saltará
del barco todo aquel que quiera salvarse (enero-febrero) y eso significa que
mucha gente se alineará también con la oposición, para buscarle solución a la
crisis. Por eso Maduro por primera vez anunció, y de forma muy clara, el
inevitable final: “Perder la Asamblea, es perder la revolución”.
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
No comments:
Post a Comment