Friday, July 14, 2017

Héctor Faúndez: ¿Agradecer qué?

Es de celebrar que Leopoldo López ya esté en su casa, lejos del trato inhumano que le dispensaban sus carceleros. No cabe duda de que la salud de López debió haberse deteriorado en las mazmorras del chavismo; pero no nos engañemos. No es el TSJ el que, alegando “razones de salud”, ha decidido cambiar las condiciones de su privación de libertad; si así fuera, muchos otros presos políticos también ya estarían en sus casas. La decisión que comentamos fue tomada por Maduro y ejecutada por sus amanuenses en el TSJ, valiéndose del pretexto que les pareció más conveniente. Aun así, debemos estar contentos de que un preso político haya podido regresar a su hogar. Otra cosa es que, por ese hecho, debamos estar agradecidos.
En este gesto de Maduro no ha habido magnanimidad, ni mucho menos justicia, sino el oportunismo político más rastrero. Este régimen nunca se ha caracterizado por actuar movido por “consideraciones humanitarias”, sino por el mero cálculo político, especialmente ahora, que ve que se ha quedado solo y que el tiempo se le acaba. Por eso, Maduro ha tenido el descaro de dirigirse a Leopoldo López (a quien no se atrevió a llamar por su nombre sino, simplemente, como “el señor LL”) pidiéndole que lanzara “un mensaje de paz” a los venezolanos que están siendo masacrados por atreverse a protestar en contra de la tiranía.

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