Tuesday, July 18, 2017

JOSÉ LUIS NAJENSON: ELOGIO DE LA Ñ, por Enrique Viloria Vera

EN: Recibido por email



                                                                                            

Tétrada salmantina y oros poemas fantásticos es un libro publicado por Trilce Ediciones, Salamanca, 2017, cuyo autor es el poeta José Luis Najenson quien traslada al poemario eruditos y enjundiosos versos que son tributarios de su doble condición de argentino por nacimiento y hebreo por religión.

El propio poeta explica el alcance y la naturaleza de su libro: “Llamar fantástico a un poema podría parecer una redundancia porque, en cierto modo, toda poesía lo es; ya que no hay versos sin alguna metáfora, explícita o implícita, y la metáfora, en última instancia, es fantasía. Pero aquí nos referimos a la temática de este libro, que enhebra sus poemas, y va desde la Cueva y el Astronauta de Salamanca hasta ciertos presuntos secretos en la vida del Gran Almirante, pasando por el Golem de Praga, un viento-íncubo de Buenos Aires y otros engendros imaginarios. Confieso que a veces no sé si la poesía imita a la realidad, o la realidad imita a la poesía”.

Buenos y agudos son los poemas dedicados a Praga, a Buenos Aires, y especialmente a Salmanca. Leamos algunos fragmentos de su Tétrada Salmantina:

·         A la Escuela de Salamanca: Se pasea por el poeta por logros y virtudes de los intelectuales y escritores de la Ciudad de los saberes: “No lejos de la Universidad de Salamanca / y no menos ilustre, / pero sí más velada / se hallaba la Escuela del mismo nombre / bajo la Torre de Villena (…) El maestro, o Cabeza Parlante, / sólo aceptaba siete alumnos, /de los cuales uno se quedaba siete años dentro de la Escuela de Salamanca, / para servir a su Maestro de tarde o de mañana, / pasar la ordalía del silencio o la templanza / y aprender las artes secretas, que no profanas. / Arriba, en .los claustros del Alma Mater, / campeaba el Trivium-Cuadrivium y la Teología Sacra; /aquí abajo, la Hermética, la Alquimia y la Cábala”.

·         La Cueva de Salamanca: Esotérica, misteriosa, enigmática y ecuménica la celebérrima caverna “que Isabel mandó a tapiar no era un antro de herejía / ni morada de Satán, / sino un encuentro de sabios y cabalistas sin par, / judíos como cristianos o sufíes del islam, / y todos ellos venían en busca de la verdad”.

·         El Licenciado Vidriera: Como reconocimiento y homenaje a Miguel de Cervantes, nuestro poeta describe así al bisoño y curioso licenciado: Rondando por Salamanca / va el Licenciado Vidriera, / el ojo vítreo y agudo, / transparente la quimera. / La gente le hace preguntas, / que él responde con certeza / amparado en su locura que más parece sapiencia”.

·         El astronauta de Salamanca: Nada es imposible en la capital del Tormes, el poeta está consciente de la capacidad de sorpresa, de los secretos inauditos que guarda la docta ciudad: “… no hay milagro imposible, / hasta puede llegar un astronauta / en pleno siglo quince / y ser hecho en efigie con la misma, áurea piedra de sus muros insignes. // La pequeña estatuilla del extraño peregrino del cielo, / nos mira desde la Puerta de Ramos / con sus ojos inciertos, tras la imposible escafandra / Y un halo de sombras aumenta aún más su misterio “.

Sin embargo, coincidiendo con el poeta peruano salmantino, Alfredo Pérez Alencart, hay un poema que concitó mi interés y deleite al escucharlo en el XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos, y que no forma parte del texto del poemario, pero, creo que merece ser destacado y comentado. Escribe el poeta peruano - salmantino sobre este colega argentino: “Traía un largo poema dedicado al autor del Quijote, pero atendió mi sugerencia para que, en la ceremonia inaugural a celebrarse el día siguiente en el Teatro Liceo, leyera tan sólo un soneto, el titulado “Con Eñe (Contribución a la ‘guerra por la eñe’)”, que lleva una aclaración respecto al significado de la palabra ñudo (en vano). Y ya en el escenario, tras su pausada lectura, el auditorio quedó encantado con el texto y él, a partir de entonces, entiendo que debería ser conocido como ‘El poeta de la Eñe’. Aquí lo anoto, para vuestro deleite:

Si no he de escribir sueño ni cariño ni mañana, ni antaño, ni retoño / si no puedo nombrar a todo niño / ni restañar las tardes del otoño; // si ni siquiera he de añadir a España donde el mapa de Europa se despeña / en colombino mar, / ninguna hazaña podré contar con la debida seña. // Si algún tacaño oidor, de puro ñoño / ha querido ensañarse con la eñe, ceñuda y señorial, / de cinta y moño, // le diré que es al ñudo / que se empeñe pues nadie que escriba en español, ¡coño! / puede abjurar de la pequeña eñe”.

De acuerdo con los estudiosos de la lengua española existen 13.589 palabras que empiezan o contienen la letra de marras. La ñ permite diferenciar y no confundirnos; no es lo mismo caña que cana, cuña que cuna, coño que cono, ciñe que cine; ñoña o ñoño es abuelo sin ñ en italiano. Nuño no es nuno, aunque puede alguien llamarse Nuno Nuño.

La letra ñ además es versátil se encoge prudente como ocurre con ñu o ño, con año o ñame, se estira a sus anchas como acontece con ñandúes o ñangaras. En fin, es una letra útil y necesaria que nos permite entender y entendernos en el idioma común de los hispanohablantes.

 Gracias al poeta argentino que, con toda humildad, llegó de Israel a Salamanca para defender y elogiar a la - en apariencia insignificante - letra Ñ.          

  

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