Tétrada salmantina y oros poemas fantásticos
es un libro publicado por Trilce Ediciones, Salamanca, 2017, cuyo autor es el
poeta José Luis Najenson quien traslada al poemario eruditos y enjundiosos
versos que son tributarios de su doble condición de argentino por nacimiento y
hebreo por religión.
El
propio poeta explica el alcance y la naturaleza de su libro: “Llamar fantástico
a un poema podría parecer una redundancia porque, en cierto modo, toda poesía
lo es; ya que no hay versos sin alguna metáfora, explícita o implícita, y la
metáfora, en última instancia, es fantasía. Pero aquí nos referimos a la temática
de este libro, que enhebra sus poemas, y va desde la Cueva y el Astronauta de
Salamanca hasta ciertos presuntos secretos en la vida del Gran Almirante,
pasando por el Golem de Praga, un viento-íncubo de Buenos Aires y otros
engendros imaginarios. Confieso que a veces no sé si la poesía imita a la
realidad, o la realidad imita a la poesía”.
Buenos
y agudos son los poemas dedicados a Praga, a Buenos Aires, y especialmente a
Salmanca. Leamos algunos fragmentos de su Tétrada Salmantina:
·
A
la Escuela de Salamanca: Se pasea por el poeta por
logros y virtudes de los intelectuales y escritores de la Ciudad de los
saberes: “No lejos de la Universidad de Salamanca / y no menos ilustre, / pero
sí más velada / se hallaba la Escuela del mismo nombre / bajo la Torre de
Villena (…) El maestro, o Cabeza Parlante, / sólo aceptaba siete alumnos, /de
los cuales uno se quedaba siete años dentro de la Escuela de Salamanca, / para
servir a su Maestro de tarde o de mañana, / pasar la ordalía del silencio o la
templanza / y aprender las artes secretas, que no profanas. / Arriba, en .los claustros del Alma Mater, / campeaba el
Trivium-Cuadrivium y la Teología Sacra; /aquí abajo, la Hermética, la Alquimia
y la Cábala”.
·
La
Cueva de Salamanca: Esotérica, misteriosa,
enigmática y ecuménica la celebérrima caverna “que Isabel mandó a tapiar no era
un antro de herejía / ni morada de Satán, / sino un encuentro de sabios y
cabalistas sin par, / judíos como cristianos o sufíes del islam, / y todos
ellos venían en busca de la verdad”.
·
El
Licenciado Vidriera: Como reconocimiento y
homenaje a Miguel de Cervantes, nuestro poeta describe así al bisoño y curioso
licenciado: Rondando por Salamanca / va el Licenciado Vidriera, / el ojo vítreo
y agudo, / transparente la quimera. / La gente le hace preguntas, / que él
responde con certeza / amparado en su locura que más parece sapiencia”.
·
El
astronauta de Salamanca: Nada es imposible en la
capital del Tormes, el poeta está consciente de la capacidad de sorpresa, de
los secretos inauditos que guarda la docta ciudad: “… no hay milagro imposible,
/ hasta puede llegar un astronauta / en pleno siglo quince / y ser hecho en
efigie con la misma, áurea piedra de sus muros insignes. // La pequeña
estatuilla del extraño peregrino del cielo, / nos mira desde la Puerta de Ramos
/ con sus ojos inciertos, tras la imposible escafandra / Y un halo de sombras
aumenta aún más su misterio “.
Sin
embargo, coincidiendo con el poeta peruano salmantino, Alfredo Pérez Alencart,
hay un poema que concitó mi interés y deleite al escucharlo en el XIX Encuentro
de Poetas Iberoamericanos, y que no forma parte del texto del poemario, pero,
creo que merece ser destacado y comentado. Escribe el poeta peruano -
salmantino sobre este colega argentino: “Traía un largo poema dedicado al autor
del Quijote, pero atendió mi sugerencia para que, en la ceremonia inaugural a
celebrarse el día siguiente en el Teatro Liceo, leyera tan sólo un soneto, el
titulado “Con Eñe (Contribución a la ‘guerra por la eñe’)”, que lleva una aclaración
respecto al significado de la palabra ñudo (en vano). Y ya en el escenario,
tras su pausada lectura, el auditorio quedó encantado con el texto y él, a
partir de entonces, entiendo que debería ser conocido como ‘El poeta de la
Eñe’. Aquí lo anoto, para vuestro deleite:
Si
no he de escribir sueño ni cariño ni mañana, ni antaño, ni retoño / si no puedo
nombrar a todo niño / ni restañar las tardes del otoño; // si ni siquiera he de
añadir a España donde el mapa de Europa se despeña / en colombino mar, / ninguna
hazaña podré contar con la debida seña. // Si algún tacaño oidor, de puro ñoño
/ ha querido ensañarse con la eñe, ceñuda y señorial, / de cinta y moño, // le
diré que es al ñudo / que se empeñe pues nadie que escriba en español, ¡coño! /
puede abjurar de la pequeña eñe”.
De
acuerdo con los estudiosos de la lengua española existen 13.589 palabras que
empiezan o contienen la letra de marras. La ñ permite diferenciar y no
confundirnos; no es lo mismo caña que cana, cuña que cuna, coño que cono, ciñe
que cine; ñoña o ñoño es abuelo sin ñ en italiano. Nuño no es nuno, aunque
puede alguien llamarse Nuno Nuño.
La
letra ñ además es versátil se encoge prudente como ocurre con ñu o ño, con año
o ñame, se estira a sus anchas como acontece con ñandúes o ñangaras. En fin, es
una letra útil y necesaria que nos permite entender y entendernos en el idioma
común de los hispanohablantes.
Gracias al poeta
argentino que, con toda humildad, llegó de Israel a Salamanca para defender y
elogiar a la - en apariencia insignificante - letra Ñ.
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