No pocas veces la historia se repite pero, en nuestras tierras americanas, no se repite sino que se vomita, como las de un borracho que se pasa de tragos y termina haciendo de su gracia o desgracia, el recuerdo de la fiesta de fin de curso o fin de año.
Lo mismo pasa ¡Ay! con las matanzas, masacres o, exterminios sistemáticos de los pueblos que adquieren la desgracia geográfica de ocupar desde tiempos inmemoriales tierras pródigas en oro, diamantes o cualquier otro espejismo de riqueza que causaban -y causan- en los recién llegados una mezcla inexplicable de codicia y crueldad.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/la-fiebre-del-oro/
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