De nuevo lo inesperado, lo que se veía imposible, la cuesta empinada, lo que nunca se vio. Parecía que luego de ganar los tres juegos disputados en Washington, los Astros se llevarían otra vez el campeonato de la Serie Mundial.
Es cierta esa máxima que dice: “nunca un equipo se ve tan bien como cuando está ganando, ni tan mal como cuando está perdiendo”. Las tres derrotas, anotar apenas tres carreras, una por juego, mientras recibieron diecinueve, los hicieron lucir mal; desdibujados ante un rival que al contrario se mostró recuperado y ajustado. Parecía fácil ganar uno para titularse campeones en el Minute Maid Park, además contando con el apoyo de su alegre afición.....
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