El conocido cuento sobre el viejo que camina de pueblo en pueblo junto a un niño y un burro ilustra claramente lo que deseo transmitir: cuando los tres personajes (incluso el burro) pasaron por el primer pueblo, muchos se rieron y burlaron a carcajadas porque ni el anciano ni el niño montaban el burro, pues parecía lógico que, al menos, el viejo lo hiciera. El anciano hizo caso a las críticas y se montó en el animal.
Cuando pasaron por el siguiente pueblo, mucha gente se escandalizó porque el anciano montaba al burro y el niño, tan joven y frágil, caminaba cansado. Por hacer caso a lo que decía la gente, el anciano cedió su puesto al niño y, al pasar por el siguiente pueblo, la gente volvió a criticarlos porque esta vez era un niño joven y fuerte quien montaba al burro, forzando al anciano a caminar. Como se dejaron afectar por lo que decía la gente, el niño y el viejo decidieron montar ambos en el burro para aprovecharse de que tenían aquel medio de transporte. Al pasar por el siguiente pueblo, la gente volvió a criticarlos por agotar al pobre animal. El cuento tradicional termina con la muerte del burro, pero lo que interesa aquí es bastante fácil de entender: la gente va a murmurar siempre, sepan o no sepan qué es lo que sucede.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/las-opiniones-que-importan/
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