Por Medina & Arenas.-
En
nuestro sistema político, uno de los elementos institucionalizados que
más presión ejercen sobre las decisiones, son las estructuras que
manejan la economía. La banca, los sistemas de producción, los gremios
comerciales e industriales y las asociaciones de trabajadores y
sindicatos, son fundamentales en cualquier cambio, sostenimiento o
transformación de un modelo político, cualquiera que éste sea.
Quienes
hoy están en el poder, se han empeñado los últimos años en destruir lo
que ellos llaman el sistema económico capitalista y a partir de esas
ruinas, construir un nuevo modelo ecosocialista que permita la
construcción de una sociedad justa. Sin embargo este empeño solo ha
logrado como avance objetivo ( si pudiera llamársele a esto un avance),
colocar al sistema de producción liberal en serios aprietos y
limitaciones, que han provocado una crisis en la capacidad de desarrollo
y en la posibilidad de crear nuevas formas de creación y producción
rentable. Por ello el sistema está en crisis pero para nada está acabado
ni en peligro de extinción.
El
desabastecimiento, la falta de producción, la inflación, la
especulación, el contrabando, en fin, los graves problemas que vive e
impacta a la sociedad no son producto del sistema económico liberal,
sino más bien la consecuencia del empeño puesto desde el gobierno para
su destrucción. No es de quien produce sino una responsabilidad de quien
le da a la mandarria para ver si lo destruye.
Lo peor
de esta estrategia de destrucción sin construcción, la viven quienes
como ciudadanos tratan de sobrevivir ante tanta adversidad,
especialmente impacta sobre quienes menos tienen. Y el gran problema de
los rojos se centra hoy en la imposibilidad de tener claro un modelo
económico viable y rentable a largo plazo, tanto en lo macro y micro
económico, como especialmente en lo político. Quienes están en el poder
hoy no tienen ideas para la construcción, no ubican dentro de su esquema
el nuevo significado de producción o inversión, muy por el contrario,
hasta ahora no han generado nada sino que se han centrado en criticar el
modelo que existe, en ahondar en la perversiones y contradicciones del
capitalismo. Pero la gran verdad, es que el modelo económico socialista
no existe.
Cualquiera
pudiera refutar estas aseveraciones explicando el planteamiento del
modelo comunal, el ecosocialismo o planteamiento verde, la propiedad
social, entre muchas otras. Ante esta idea solo podemos dejar que
ninguna de estas propuestas puede ser al final considerada un modelo
económico; son de nuevo, propuestas para enfrentar las consecuencias
negativas del modelo de producción capitalista o liberal.
Pero la
verdadera tragedia de este empeño, el peor de los estadios de esta
intención, ha sido la transformación de los actores encargados de llevar
a cabo esta supuesta transición, de verdugos del capital a millonarios y
potentados, la metamorfosis de aquellos históricos revolucionarios y
colaboradores adoctrinados anti capital, en los mejores exponentes de la
boliburguesia.
El
dinero, simplemente el poder y brillo que ejerce sobre la conciencia de
quien nunca tuvo conciencia, transformó vidas y puso en casa de muchos,
lujos y prebendas que solo en el sistema capitalista se pueden gozar.
Por ello
no dudamos en plantear que lo peor que está sucediendo no es que hablen
o hagan, es que la falta de propuesta está acabando el tiempo de
quienes hoy detentan el poder.
No comments:
Post a Comment